José Acosta
El primer discurso del presidente tuvo una duración de veinticuatro minutos, en los cuales habló generalidades, sin referirse a la visión que tiene del país, ni cuales serán sus prioridades. Generalmente en su discurso inaugural los presidentes electos suelen reflejar su visión del país, que reciben y cuáles serán sus estrategias durante los cinco años que durará su gestión.
Por su parte Nayib Bukele, dedicó la mayor parte de su intervención a exaltar a sus seguidores, presentes en la plaza pública donde se celebraba el evento; recordó a su padre en una larga anécdota; agradeció a su esposa; criticó a los gobiernos anteriores por las promesas incumplidas, reiteró que hará las obras que prometió en su campaña lo cual implicará tomar decisiones difíciles, sin mencionar ninguna.
Las reacciones al discurso no se hicieron esperar, entre ellas, las de los dos grandes partidos de oposición. El FMLN a través de un comunicado en su cuenta de twitter, sostuvo que en el discurso no expresó compromisos, ni propuestas ante los grandes problemas que enfrenta el pueblo salvadoreño, tales como la privatización del agua, la reforma de pensiones y la seguridad ciudadana.
Por su parte, el partido ARENA emitió un comunicado en el que “le extiende la mano al presidente Bukele, para que pueda hacer un gobierno correcto apegado a las leyes e institucionalidad; y se empeñe en atender las necesidades apremiantes de nuestro pueblo que clama más oportunidades para mejorar su calidad de vida”, expresa el texto.
Ambos partidos coinciden en que al nuevo gobierno le tocará hacer frente a un país con problemas complejos. Un artículo reciente de la agencia BBC Mundo, expone que al nuevo presidente le tocará enfrentar grandes desafios. El principal es la violencia, Bukele se enfrentará a una compleja cuestión, considerada un auténtico problema de seguridad nacional, que se traduce en la omnipresencia de las pandillas en la vida de los salvadoreños.
La pobreza es otro de los problemas crónicos. La Comisión Económica para América Latina, CEPAL señala que El Salvador se destacó como el tercer país de América Latina, que más redujo porcentualmente su pobreza entre 2015 y 2017. Sin embargo, un buen porcentaje de salvadoreños y salvadoreñas sigue viviendo en la pobreza.
¿Cómo va a enfrentar estos problemas el nuevo gobierno? aún es una pregunta sin respuesta. La referencia más estructurada que se tiene es su plataforma de campaña, denominada “Plan Cuscatlán”. Se desconoce si este será adoptado como Plan de Gobierno o si sufrirá modificaciones sustanciales, el Plan Cuscatlán consiste en un extenso documento de 1,075 páginas, en el que se identifican algunas pistas del modelo económico a implementar, por ejemplo hay una apuesta a la ejecución de mega proyectos de infraestructura; un aeropuerto en el oriente del país y un tren que va a recorrer la costa salvadoreña, son de los proyectos más emblemáticos. Según la economista Julia Evelyn Martínez, hay señales suficientes para entender que el nuevo gobierno adoptará un modelo económico de corte neoliberal y estará fuertemente comprometido con los intereses de Los Estados Unidos. “He analizado el “Plan Cuscatlán” y como resultado de ese análisis, he concluido que lo que ofrece para los próximos cinco años es más neoliberalismo del que ha habido en los últimos treinta años”, manifestó Martínez en una entrevista de televisión.
De hecho, unas horas después de su juramentación el Presidente Donald Trump expresó: “Estados Unidos está listo para trabajar con Nayib Bukele, para promover la prosperidad en El Salvador y el hemisferio. Felicidades Presidente Bukele, en su toma de posesión”. Con este tipo de respaldo puede intuirse que la influencia política y económica de los Estados Unidos en El Salvador, se incrementará en el próximo quinquenio.
No obstante las señales negativas, es bueno desearle lo mejor al nuevo presidente, sobre todo porque a partir del uno de junio se convirtió en el capitán del barco en el que viajamos todos los salvadoreños y salvadoreñas, aunque preocupa que el capitán no diga con claridad hacia donde se dirige la nave.