César Ramírez
@caralvasalvador
De aquél discurso del 4 de febrero de 1932 del General Martínez en la Asamblea Legislativa, citaré algunos fragmentos.
Documento publicado en Diario Latino 5 de febrero de 1932.
“El mensaje del presidente, leído ayer ante la Asamblea”
(fragmentos) “Dispuesto el Gobierno a dar principio al desarrollo de sus amplio programa de reconstrucción en todas las esferas administrativas y a impulsar por las medios a su alcance en el progreso nacional, se dio cuenta, con profunda pena, de que a los pocos días de emitido el decreto que levantaba el Estado de Sitio y cuando tenía empeñados sus esfuerzos en conjurar lo más posible los efectos de la situación económica que abate al país, los comunistas, enemigos de la paz y de su patria, se movían a escondidas, intentando hundir a la República en la más tremenda desorganización. Con pretendidos ideales de mejoramiento en favor de los campesinos y de los trabajadores en general, sorprendían su sencillez y se aprovechaban de su escasa cultura para echarlos desenfrenadamente contra las autoridades constituidas y las demás clases de la sociedad, prometiéndoles un cambio radical en las instituciones que viven al amparo de las leyes en vigor”.
El General Maximiliano Hernández Martínez fue vicepresidente durante la administración del presidente Arturo Araujo, conoce la realidad, la crisis, así como sus orígenes, es una condición de copiloto en la nave administrativa; culpar a los “Comunistas” de moverse a “escondidas para hundir a la República” es inventar al enemigo y acusarle de todos los males; si cambiamos la palabra comunista por “hambrientos” el panorama tiene otra connotación, comunista es un invento del lenguaje militar que caracteriza al “enemigo”, pero llanamente es un personaje étnico, un campesino abandonado por años en la campiña salvadoreña, su existencia es ignorada y cobra importancia únicamente en eventos insurreccionales; imaginemos aquella época de 1932, durante generaciones ese enemigo solo tiene que trabajar, sin derechos, sin pensión, seguro etc. es una no-persona. La historia es el dato más confiable de una matanza de miles de campesinos y acaso la narrativa de guerra contra el “otro”: ese otro extraño en la patria, diferente, insertado en “nuestra nación europea”, ese es el enemigo.
La época de 1932 es un cambio del modelo monetario mundial, más aún en una tierra salvadoreña donde el campesinado vive bajo un régimen de codiciosos terratenientes y la realidad de los trabajadores del campo es muy similar al feudalismo.
(Fragmento) “ Se impuso como medida preliminar el implantamiento del Estado de Sitio en los Departamentos de la Zona de Occidente del territorio, donde se habían registrado ya sucesos amenazantes provocados por los afiliados al comunismo y más tarde hubo de extenderse a todo el país los efectos del decreto respectivo, previniendo prudentemente que la acción comunista llegara a tener mayores alcances”
(Fragmento) “No bastaron, sin embargo, las medidas precautorias tomadas por el Ejecutivo para contener los propósitos criminales de los sediciosos y de la amenaza pasaron éstos a la violencia en día y hora de antemano señalados. En Sonsonate, Santa Tecla, Izalco, Nahuizalco, Juayúa, Sonzacate, Colón, Ahuachapán, Tacuba y muchas otras poblaciones, así como en los caminos y campos de la misma sección territorial llevaron a cabo en gran medida su plan terrorista”.
(fragmento) … “Doloroso fue para mi Gobierno el haber tenido que usar severas medidas de represión militar bajo la jurisdicción de los Consejos de Guerra, pero los cuales se hicieron indispensables para la protección de la sociedad, la propiedad y la familia, en vista del encarnizamiento y contumacia de los delincuentes” …
El esquema es un modelo de guerra, en este caso particular de exterminio, es un discurso ideológico contra el enemigo étnico, calificado de indio-comunista; en realidad era una cultura náhuat-pipil que había sobrevivido a la colonia española. Debemos considerar que, bajo el esquema de guerra contra el enemigo étnico-comunista, las reglas de la guerra no consideraban a “prisioneros de guerra” “derechos de prisioneros” “trato humanitario” … ni siquiera condenas penitenciarias.
En ese esquema militar, se considera a otro militar-enemigo en igualdad de condiciones al ejército gubernamental, así se estructuran Consejos de Guerra, con potestad de ejecutar la pena de muerte, pero es notable la ausencia de esos historiales de 1932; es un silencio obligado, muy parecido al caso de la Matanza del Mozote y otras de la guerra civil, de tal forma que su destrucción pretende enviar el mensaje: “no sucedió” “no existe memoria” … en consecuencia es un invento.
Un Consejo de Guerra es un instrumento militar entre similares, no obstante, ninguno de los ejecutados fue nombrado por rango militar, así el anonimato de aquél pueblo.
Recordar estos eventos al menos nos permiten comprender el trayecto de la Historia entre nosotros y eliminar el concepto: “amigo-enemigo”.
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