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El ebanista de Las Colinas

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

¿Quién no se detiene a admirar, los finos acabados en madera, tallados por las diestras manos de expertos ebanistas, que con su labor trascienden en el tiempo sus magistrales obras?

El oficio de ebanista está clasificado como una especialización de la carpintería, consistente en la fabricación de muebles, dicha palabra proviene de “ebanistería” relativo al “ébano”, madera de alta calidad utilizada para la fabricación de mobiliarios. De acuerdo con la historia existen importantes descubrimientos de piezas de ébano en tumbas de faraones, así como en familias nobles de la Antigua Grecia e Imperio Romano. 

Es el siglo XV durante el Renacimiento, que se vuelve a usar esta madera; que según escritores es en Francia, en el siglo XVII, que la ebanistería se torna importante como lo es hoy. Dicha técnica evolucionó hacia el siglo XX, de la mano de las corrientes Modernistas y Art Decó, asociado a las clases acomodadas, ya que se trató de muebles costosos; cuya fabricación era de lujo, lo que requería de una técnica laboriosa y materiales caros.

En Santa Tecla, el oficio de ebanista como muchos otros obrajes, ha dejado un legado importante en muchas generaciones de artesanos que brillaron con luz propia, como don Héctor Montiel (+), hijo de doña Graciela Montiel (+), quien inculcó en su hijo el amor por el trabajo y deseos de superación.

Don Héctor Montiel estudió su primaria en la extinta Escuela José Ciriaco López de este municipio, los que tuvo que dejar a corta edad para iniciar su vida laboral, por lo que incursionó en el mundo de la carpintería en varios talleres de la ciudad, como el de los hermanos Llovera Ballet donde aprendió todo lo relacionado a la carpintería, siendo su mayor escuela Muebles Molina, en el que se especializó en la ebanistería. En 1950 se independizó y montó su propio taller en el que formó a generaciones de obreros en este oficio.

Años más tarde, contrajo nupcias con doña Ernestina Castro de Montiel, con quien procreó 9 hijos Ana Luz (+), Juana Miriam, Héctor Manuel, José Luís, Juan Francisco, Carlos Alberto, Raúl Antonio, María del Rosario y Pablo César Montiel Castro. Muchos de sus muebles fueron exportados a Estados Unidos, Canadá y Centroamérica, ya que su prestigio se extendió no solo entre los tecleños sino entre los turistas que visitaban el municipio. Fue el responsable de construir las bancas de los templos de María Auxiliadora (La Cripta) e iglesia de Nuestra Señora del Carmen de esta localidad. Por otra parte, sus muebles se exhibieron en una sala de ventas que funcionó por años en un centro comercial ubicado en el Portal de Orozco, trasladándose meses después a una casa frente a la Alcaldía de Santa Tecla.

Fue patrocinador de equipos de futbol de la categoría de plata del Cafetalón; con relación a ello la licenciada Juanita Montiel recuerda el humor de su tío Tito, cuando él tenía problemas de como llamar a su equipo con las siguientes palabras “Le voy a poner la Auxiliadora, para que nos patrocinen, luego nos hacemos sus clientes, y así de una sola vez que nos lleven”. Don Héctor, es recordado por su solidaridad con sus vecinos del barrio Belén, cuando este sector carecía de agua potable, por lo que construyó una carreta llamada la “Talegona” en la que se transportaban 4 barriles que eran llenados en el tanque de la Colonia Larreynaga, con el fin de abastecer al vecindario del vital líquido, por lo que los niños y jóvenes colaboraban halando dicha carreta, hasta el depósito en mención, con el fin de lograr el objetivo trazado.

¡Don Héctor Montiel, el ebanista de Las Colinas!

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Amaneceres de temblores y colores. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil. Sábado,16 noviembre 2024