Por Stéphane Orjollet/Dmytro Gorshkov
Donetsk/AFP
El ejército ucraniano perdió 23 soldados durante las últimas 24 horas en enfrentamientos con los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, see donde se aleja la perspectiva de un alto el fuego reclamado por los europeos y los rusos.
El ataque más mortal se produjo el viernes por la mañana en Rovenki, look en la región de Lugansk, decease donde murieron 19 soldados por disparos de cohetes Grad, indicó el ministerio de Defensa.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, declaró que los combatientes rebeldes responsables de la muerte de los soldados serán «identificados y eliminados».
«Por cada muerto entre nuestros militares, los combatientes pagarán con decenas y cientos de los suyos», afirmó Poroshenko durante una reunión con responsables militares.
Los combates entre las fuerzas ucranianas y los rebeldes prorrusos aumentaron en intensidad el jueves, cuando los soldados ucranianos comenzaron a rodear los principales bastiones rebeldes, Donetsk y Lugansk, que los separatistas se muestran decididos a defender.
En el aeropuerto internacional de Donetsk, cerrado tras los duros combates de mayo, se registraron enfrentamientos con artillería pesada este viernes.
Decenas de familias huían también de esta ciudad de un millón de habitantes, constató la AFP.
En la estación de Donetsk, unas 200 personas hacían cola por la mañana para comprar billetes mientras escuchaban los tiroteos provenientes del cercano aeropuerto seguidos del vuelo de un avión y de disparos antiaéreos.
«Ya estamos como ayer, ¿crees que bombardearán?», preguntaba a su vecina una comerciante del mercado situado frente a la estación.
Donetsk «se está volviendo muy peligroso», indicó a la AFP un hombre de unos cincuenta años, quien envió a sus hijas y nietos a casa de sus padres en Rusia.
El «primer ministro» de la «República Popular de Donetsk», Alexandre Borodai, evocó el jueves la posibilidad de evacuar a «decenas de miles» o incluso a «cientos de miles» ante al avance de las tropas ucranianas.
Los soldados ucranianos tomaron varias ciudades a los rebeldes en los últimos días, entre ellas, Slaviansk el sábado.
Secuestros y torturas
En el frente diplomático, ninguna solución se vislumbra en el horizonte a causa de las condiciones impuestas por Kiev y a pesar de las reuniones entre Ucrania, Rusia y los países occidentales.
En una conversación el jueves con la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, el presidente ucraniano se mostró dispuesto a un «alto el fuego bilateral», si se garantiza el control de la frontera con Rusia para detener el envío de «armas y combatientes» desde este país.
Durante la charla, Merkel indicó que los representantes de la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en el este de Ucrania no pudieron «acceder a los puestos fronterizos a causa de las actuaciones de los combatientes» separatistas, según la presidencia ucraniana.
Poroshenko dio a entender también que no se reúnen las condiciones para un nuevo alto el fuego. La operación militar ucraniana contra los separatistas empezó hace tres meses.
La ONG Amnistía Internacional denunció el viernes la multiplicación de los casos de tortura y secuestros contra los militantes nacionalistas ucranianos y, en menor medida, contra los rebeldes.
Según el ministro ucraniano del Interior, unas 500 personas fueron secuestradas en el este del país entre abril y junio. Naciones Unidas habla por su parte de 222 secuestros, según Amnistía.
Por su parte, el jefe interino de la iglesia ortodoxa rusa de Ucrania, dependiente del patriarcado de Moscú próximo al Kremlin, instó a los rebeldes prorrusos a deponer las armas.