NARRADOR Cuando yo era niño me encantaban los circos. Lo que más me gustaba eran los animales. Pero de todos los animales el que más me gustaba era el elefante. Ver esa bestia tan grande, thumb con esa fuerza tremenda, prostate capaz de levantar un tronco con su trompa…
NARRADOR Algo me sorprendía. Después de la función, llevaban al elefante a un costado de la carpa y ahí lo dejaban encadenado a una pequeña estaca de madera clavada en el suelo. Siempre me pregunté:
NIÑO ¿Por qué no se escapa? Tiene fuerza de sobra para escaparse… ¿Por qué no se escapa?
NARRADOR Le pregunté a mi mamá y a mi papá y a mis tíos y a mis maestros sobre el elefante encadenado.
NIÑO ¿Por qué no se escapa el elefante si es tan fuerte?
NARRADOR Alguno de ellos, ya no recuerdo quién, me dijo:
HOMBRE No se escapa porque está amaestrado.
NARRADOR Y entonces, yo pregunté:
NIÑO Y si está amaestrado, ¿por qué lo amarran a la estaca?
NARRADOR Nadie me contestó. Viví muchos años con este misterio del elefante hasta que un día alguien muy sabio me dio la respuesta:
ANCIANO El elefante del circo no escapa porque ha nacido en cautiverio. Ha estado atado a esa estaca desde que era muy, muy pequeño.
NARRADOR Cerré los ojos e imaginé al elefantito recién nacido encadenado a la estaca y tratándose de soltarse. No podía. Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar. Y fracasaba. Y al otro día y al otro… Hasta que un día, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
LOCUTORA Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por la vida encadenados a muchas estacas que nos quitan libertad.
NARRADOR A veces, de noche, sueño que llego hasta el elefante con una escalera, le levanto una oreja y le digo: Tú eres como yo, crees que algunas cosas no puedes porque alguna vez no pudiste. Pero ahora eres grande y fuerte. ¿Por qué no lo intentas?
LOCUTORA Vivimos pensando que “no podemos” hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, lo intentamos y no lo conseguimos.
NARRADOR Algunas veces también me despierto pensando que el elefante finalmente tiró de la estaca y se liberó. Entonces, me sonrío porque pienso que el elefante sigue estando en el circo porque le gusta divertir a los niños y a las niñas. Pero ya no está encadenado.
LOCUTORA Adaptación del cuento del argentino Jorge Bucay.
BIBLIOGRAFÍA
JORGE BUCAY, «Recuentos para Demián»