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El escenario pre-electoral, el debate y diálogo de la sociedad civil

German Rosa, s.j.

El ambiente pre-electoral comienza a sentirse con el surgimiento de nuevos líderes de los partidos políticos en el contexto de la pandemia del COVID-19 y la confrontación de los poderes del Estado. Las elecciones legislativas y municipales de la República de El Salvador en el próximo año serán muy originales. Si ocurriese una “segunda ola” del COVID-19 no se realizarían las acostumbradas visitas de los líderes políticos a las comunidades y los municipios durante la campaña electoral para tener sus reuniones y encuentros masivos, se restringirían las convenciones de los partidos políticos y los debates públicos, además, faltaría el encuentro directo con las masas de los simpatizantes. Entonces, muy probablemente las herramientas más utilizadas de la campaña electoral serían las redes sociales, la televisión, los periódicos y los medios audiovisuales…

La confrontación de los líderes políticos ha arreciado en el contexto de la pandemia, a tal grado que se ha convertido en una de las características predominantes en esta coyuntura pre-electoral. Esto, obviamente, ha causado un desgaste político del presidente de la República y también de los líderes opositores de cara a la población, cuyo alcance podremos evaluar en las próximas elecciones el mes de marzo en el 2021. No sabemos si la pandemia impedirá la asistencia masiva de los ciudadanos al ejercicio del sufragio electoral, ni tampoco si se impondrá el abstencionismo. Otra posibilidad es que la población exprese su voto de castigo a causa de la falta de eficacia en la gestión de la crisis sanitaria, las víctimas de la pandemia y el impacto social de la recesión económica. O podría ser que los partidos tradicionalmente mayoritarios decrezcan y se incremente el número de simpatizantes de nuevas opciones políticas, cuya participación no ha sido tradicionalmente conocida en el escenario político. En este contexto de grandes incertidumbres, lo que sí tenemos certeza es que la población se expresará de distintos modos y hará una consciente evaluación de la gestión pública de sus líderes políticos y se pronunciará de distintas maneras aprobando o reprobando el trabajo que ellos habrán realizado.

En el escenario pre-electoral se requiere un protagonismo de altura de la sociedad civil para que la población se exprese y haga sentir su voz. Hay temas fundamentales que sobresalen en esta pandemia como: el sistema sanitario y las prácticas médicas, los derechos socioeconómicos, el futuro de los grupos vulnerables en el post COVID-19, etc. Estos temas no pueden pasar desapercibidos en una sociedad democrática que está de suyo obligada a crear los espacios del debate y dialogo permanentes para su propia salud democrática.

¿Cuáles son los grandes aportes que puede hacer la sociedad civil mediante el debate y el diálogo sobre el COVID-19 y la etapa de la post-pandemia? Una sociedad civil activamente participativa y propositiva puede ayudar a superar la polarización y la confrontación de poderes en nuestra sociedad. Demos lugar a la creación de los espacios para que la población exprese su sentir en la opinión pública. Es importante dar el paso del debate de la sociedad política al debate y el diálogo de sociedad civil. Hay una intensidad de la confrontación y el debate en la sociedad política que ha opacado totalmente la participación del debate y el diálogo en la sociedad civil. El debate y el diálogo de la sociedad civil en el contexto de la covid-normalidad son para orientar con una brújula el presente y el futuro del país. Este es un indicador de una sociedad sanamente democrática.

Además, la participación activa y propositiva de la sociedad civil es dar lugar al derecho de diferir, de disentir, del modo de hacer política en las distintas instancias gubernamentales. Es un acto de libertad ciudadana para cuestionar las grandes tendencias actuales de la sociedad política.

La discusión pública es un modo de incidir en la voluntad política de manera deliberativa e inclusiva de la sociedad civil. Deliberación y participación son elementos fundamentales para la vida democrática en la covid-normalidad a la que estamos sometidos en esta nueva era. De esta manera se toman en serio las expectativas y las necesidades de la población. El debate y el diálogo pueden convertirse en el cauce que puede contribuir a la solución de los problemas políticos del momento. No se puede permanecer indefinidamente en posiciones insuperables a causa de la confrontación sin buscar terrenos de entendimiento en esta compleja coyuntura para dar lugar a soluciones aceptables para todos o al menos que lo pretenda…

¿Es posible crear una mesa de diálogo de la sociedad civil? Sabemos que piensan los líderes políticos y los partidos que representan. Somos conscientes de los alcances y los límites de sus planteamientos. Pero, ¿qué piensan los líderes de la sociedad civil? Hay voces aisladas y atomizadas, no hay un espacio público en el que se ventilen sus posiciones de manera conjunta. ¿No será tiempo de proponer una mesa de la sociedad civil ampliada para debatir públicamente y dialogar sobre el quehacer de la política y hacer propuestas audaces en la etapa de la nueva covid-normalidad?

El debate y el diálogo público pueden aclarar posiciones, liberar de prejuicios ideológico, hacer propuestas creativas y novedosas. El debate y el diálogo son para enriquecer las políticas de solución a los problemas que afectan al conjunto de la sociedad y fundar razonablemente dichas políticas. El diálogo y el debate nos pueden conducir a lograr acuerdos aceptables, sino de todos, de la mayor parte de los miembros de la sociedad. Esto supone la confianza, el respecto, dar crédito a los acuerdos logrados.

Una mesa bien organizada puede llevar a buenos resultados, pero si no se acierta en el debate y el diálogo se pueden radicalizar las posiciones y empantanarse en los temas tratados, complicar las situaciones, embrollar los espíritus, sin llegar a buenos resultados. Obviamente que un debate y el diálogo público debería llevar a un trabajo gubernamental y a políticas de solución de los problemas planteados. No olvidemos que el poder político es fundamental porque tiene que mesurar los costos financieros de las propuestas, las posibilidades concretas de concretar las mismas, ponderar y apreciar las decisiones en función del bien común de la sociedad (https://www.diariocolatino.com/incertidumbre-la-nueva-covid-normalidad-y-su-impacto-en-las-grandes-mayorias/).

Si bien no podemos prescindir del debate y el diálogo público, tampoco hay que pensar de manera ingenua que éstos pueden resultar siempre exitosos. Hay cosas que pueden afectar la buena marcha del debate y el diálogo: las fake news o la aparición de falsas informaciones que hace difícil o imposible que se realicen, estas desvalorizan la palabra pública y no le dan firmeza para cumplir sus compromisos. Tampoco se puede convertir el derecho a la libertad de expresión en el medio eficaz para discriminar grupos, identidades, ni convertir la libertad de pensamiento en la coartada para afirmar posiciones engañosas que destruyan grupos o personas opositoras o deformar la realidad de los hechos o la manipulación de datos para lograr fines inescrupulosos.

No obstante las limitaciones del debate y el diálogo, éstos constituyen un espacio fundamental del vínculo de la sociedad política y la sociedad civil. Hay que aprovechar este espacio para convertirlo en un lugar de compromisos fructuosos en la covid-normalidad.

Asimismo, el debate y el diálogo público pueden contribuir a elaborar una hoja de ruta que apunte a una nueva covid-normalidad que sea más esperanzadora y prometedora para los grupos vulnerables de nuestra sociedad. De ahí la importancia que la sociedad civil lo tome en sus propias manos porque no solo puede enriquecer el quehacer político, sino que también puede ampliar la mirada del horizonte que no se avizora sin turbulencias en este momento para enfrentar el futuro positivamente. Si queremos ir lejos, o prepararnos para el futuro, debemos enraizarnos profundamente y apoyarnos sobre los recursos a partir de los cuales se puede ir hacia adelante (Cfr. Valadier, P. 2019. Le débat permanent. Paris: Éditions Salvator, p.81). No se puede ir hacia adelante sin apoyarnos sobre una base sólida para tomar el impulso que necesitamos. Y la base de nuestra propia historia, nuestra cultura e identidad constituyen el terreno fértil sobre el que se puede sembrar y cultivar las soluciones de los problemas en la presente covid-normalidad.

El debate y el diálogo público es un antídoto al virus de la resignación en un contexto polémico de los poderes del Estado y plena crisis sanitaria del coronavirus. No podemos cruzarnos de brazos para que la inercia de la polarización, la confrontación y la falta de respuestas eficaces siga favoreciendo el incremento del número de víctimas, el aumento de la tasa de desempleo y los otros males sociales colaterales en plena crisis de la pandemia. No a la resignación, sí al debate, al diálogo y la proposición de soluciones eficaces.

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