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El espejismo de las redes sociales

Oscar A. Fernández O.

Se repite que los antiguos cultivaban las ciencias por pura curiosidad. En cambio, remedy la ciencia moderna (en el capitalismo) y sus aplicaciones técnicas se caracterizan por un incansable afán de dominar la naturaleza y de ordenar la sociedad. Es decir es un instrumento de poder, clinic antes que de desarrollo.

Esto ha sido posible por la estrecha relación que se ha establecido entre ciencia, troche técnica y tecnología. Hoy se suele llamar tecno ciencia, al sistema de conocimientos científicos y aplicaciones prácticas de esos conocimientos, queriendo trasmitir idea de que el interés predominante es el de prever y dominar los fenómenos naturales.

La tecno ciencia se inició en la edad moderna y desde entonces ha conseguido mejorar de forma espectacular las condiciones sanitarias, los transportes, la producción masiva de alimentos o las comunicaciones. Pero también ha provocado efectos negativos, como el deterioro del medio ambiente, la carrera de armamentos, la desigualdad entre países y el control y dominación de unos sobre otros.

En este contexto, nos queremos referir a las llamadas “redes sociales”, dónde nuestra privacidad está en riesgo de desaparecer. No es que nosotros sacrifiquemos conscientemente nuestra vida privada, es que el desarrollo y uso de la tecnología obliga a esa pérdida de privacidad. Quizá podría desarrollarse de otra forma, pero en la sociedad actual es así como se está diseñando y la forma en que funciona la economía globalizada, tiene mucho que ver en eso.

El internet en su forma más usada y extendida, las llamadas “redes sociales”, obligan a que expresemos cualquier cosa que quizás no diríamos en la vida cotidiana y material, en la escuela, el trabajo o la casa. Hay una presión sistémica que hace que nos veamos obligados a renunciar a nuestra privacidad con tal de tener los servicios que nos ofrece “la sociedad de la información” y las empresas que diseñan esa sociedad.

Otro problema de esta gran influencia, es que se ha llegado a un punto en que, la forma en la que se interrelaciona en las redes sociales contribuye a la creación de nuestra identidad frente a los demás y frente a nosotros mismos. Se percibe que a través de las redes sociales, se tiene la oportunidad de convertirse en un personaje famoso en el mundo digital de forma más o menos sencilla.

Los “contratos de servicio” (Agreements, en inglés) son una especie de chantaje que nos pone contra la espada y la pared, haciéndonos decidir entre todo o nada, es decir, para tener contacto con nuestros amigos y estar socialmente integrado tenemos que renunciar a esa privacidad (De Rivera: 2010) Son las empresas tecnológicas las que tienen la sartén por el mango y nosotros tenemos que aceptar sus condiciones.

La identidad que se construye en la interacción con los demás individuos, es decir, en comunidad, internet lo está cambiando radicalmente. Hoy edificamos (o falsificamos) nuestra identidad de acuerdo a las reglas que nos imponen las empresas electrónicas en las redes sociales. ¿Cuántas identidades falsas circularan por el ciberespacio?

De igual manera el ser humano tiene necesidad de comunicarse como ser gregario que es, pero es comunicación es selectiva, es decir yo elijo con quien comunicarme, sin embargo las empresas de internet han diseñado una “nueva sociedad”  resultado de lo que las grandes empresas, las que tienen el dinero y por lo tanto el poder, necesitan. Pero también nos gusta exhibirnos por la necesidad de figurar entre los demás. La privacidad es todo lo contrario.

De hecho, la tendencia hace que los conceptos de amistad y las formas personales de vincularse a la gente cambien, sutil y parcialmente, pero de forma constante hasta que olvidemos cómo eran hace unos años, en dónde los jóvenes se constituyan en grupos urbanos y se desarrollaban amistades profundas.

Hoy estas redes sociales estimulan una sociabilidad superficial y te exponen cada vez más, las personas agregan a más y más gente porque es lo que la aplicación “te invita” a hacer. Los usuarios simplemente se adaptan. Preocuparse es importante, pero lo es también enfrentarse a la tendencia general y eso es complicado a nivel personal. El usuario, incluso defiende el uso de las redes sociales, cuando él en realidad deja de ser libre y se somete como cordero a los designios de estas empresas que dominan el mundo.

Las llamadas redes sociales y el internet en general, constituyen un nuevo diseño de control social, que según algunos investigadores, puede llegar a ser peor que muchos regímenes autoritarios que hemos conocido hasta ahora. Empresas, partidos políticos o gobiernos pueden comprar datos a Facebook para analizar los gustos y tendencias de la población. En la campaña de Obama se usó ese recurso para identificar a los votantes indecisos y encontrar el mejor modo de convencerles. Así de entre unos 100 millones de votantes, puedes determinar que hay 20 mil que están indecisos y cuyo voto es importante, encontrar sus gustos, opiniones, hábitos y tendencias, y encontrar el mejor modo de convencerlos (con discursos dirigidos a su sensibilidad, con anuncios en sus programas de TV preferidos, etc.) (De Rivera: 2010).

Facebook, esa red social que nos permite conectar con nuestros amigos y ser conocido, es también el recurso categórico para conocer y controlar a la población, permitiendo catalogar gustos, tendencias, etc. Facebook es el lugar donde subimos nuestra “identidad” para que cerebros tecnológicos puedan operar y hacer cálculos con ella. No se trata de no usar internet o la tecnología, sino de buscar alternativas que no comprometan la privacidad, y para eso hace falta un poco de conocimiento, de esfuerzo personal y de concienciación social.

Para el usuario, las redes sociales ofrecen un medio de estimular su vida social de manera falsa o superficial, y cuanta más gente lo usa más poderosas se hacen las empresas que están detrás de esto. Muchos países tecnológicamente dependientes han acumulado una deuda enorme, que con frecuencia supera sus posibilidades de pago. Se encuentran, por lo tanto, obligados a comprar tecnología, pero a la vez les resulta imposible pagarla.

Creo que a la par de la toma de conciencia social para la lucha por el cambio, debemos iniciar una lucha por la toma de conciencia para liberar internet y poder usarla sin comprometer nuestra libertad y nuestra privacidad, es decir como un instrumento de liberación y expansión del saber humano y desarrollo de los pueblos.

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