Arístides Espinoza
¡Tan triste como ver las caravanas de inmigrantes, que de ambos países parten rumbo a los Estados Unidos cuando se les niega una oportunidad en suelo patrio!
Y en este sentido muy oportuno sería hablar de una fusión entre estos dos pueblos hermanos, que por supuesto solo podría lograrse si el espíritu de Francisco Morazán, anidara en otro estadista o si ocurriera un fenómeno más transcendente que el Mercomun. Estos dos países integrados en materia política, económica y social funcionarían como un Estado Dual Centroamericano.
Un paso de gigantes, dado por dos enanos para aliviar la vergüenza de la Guerra del Fútbol y como históricamente seguimos fraccionados desde 1842, cuando los cinco pueblos del istmo definieron sus fronteras pero en este caso, como geográficamente nos encontramos ubicados una coyuntura más cercana sería la fusión de Honduras y El Salvador, en una sola patria que terminaría con el radicalismo nacionalista inspirado por falsos líderes políticos y grupos de poder que han sacado provecho de esta situación.
Tan lamentable es que han existido caudillos, que fortalezcan los lazos fraternales, que las dos banderas sean una; eliminar los 256 puntos fronterizos y sus 29 secciones.
Que definen una hoja de ruta, para alcanzar nuevos horizontes, cómo sería posible sí una junta de notables de ambos países lograra vencer todos los obstáculos.
El Salvador, el menos favorecido territorialmente, sin recursos naturales, sin salida al Atlántico, una explosión demográfica en progreso, sin moneda propia y para colmo de las desgracias en 1885, el gobierno de turno se opuso a la gesta unionista que al estilo de Bismarck en Alemania, intentó llevar a cabo el general Justo Rufino Barios de Guatemala. La bala perdida que lo mató vino de este país en la batalla de Chalchuapa, como si tal resultado nos afecta hasta este día y como lo expongo en: Los Versos Satánicos de la Integración Centroamericana.
Esto mas de un coloquio lo llamo “Cinconia”, la tragedia de los cinco de tal suerte que sería más factible que Israel y Palestina, llegaran a un acuerdo que se logre la Integración Centroamericana, pero si podría lograrse un binomio perfecto en política, social y económica entre ambos pueblos.
Esto como digo sería producto de un milagro. Si Guatemala, Nicaragua y Costa Rica se han acomodado a la idea separatista, sus gobiernos deben de estar contentos con ese episodio trágico de 1969.
La Guerra del Fútbol que terminó con el Mercomun Centroamericano.
Si la patria Grande de Francisco Morazán, mereciera ser reivindicada El Salvador y Honduras se consolidarían en una sola nación con un Lempira fortalecido como moneda única y en paridad con el dólar.
Si El Salvador, fue gobernado por ocho presidentes hondureños sería un gran mérito que a Tegucigalpa le correspondiera la sede del gobierno y San Salvador, como centro financiero. La ecuación resuelta con dos al cuadrado. Un paso inédito mas allá del Utis Prosidetes Jury de 1821, (tened lo que tengáis como era al principio).
Marcaría un golpe de timón perfecto bajo el entendimiento común de hermandad y cooperación como lo exige nuestro entorno político social y económico. Nunca he oído a un diputado del Parlacen mencionar esta tema que nos llevaría a sonar en grande.
Y según la presente problemática de la isla Conejo, como una coyuntura oportuna, simbólicamente podría marcar el primer paso y firmar un protocolo de avanzada para dar luz a un proyecto como El Estado Dual Centroamericano.
¿Que dicen nuestros beneméritos políticos y generales? ¿Les faltan huevos?