Rolando Alvarenga
Con la complicidad de una serie de federaciones irresponsables, -que por amistad, por comprar humo, por identificación política, escondiéndose en el voto secreto o por llevarle la contraria a las diferentes gestiones del INDES- votaban por el ahora ex Presidente del COES para que se mantuviera estérilmente en un cargo, que nunca debió asumir.
Resulta que una evaluación preliminar, producto de consultar una serie de publicaciones periodísticas durante los últimos trece años, revela que este compadre prácticamente no hizo mayor cosa por hacer crecer y proyectar el deporte salvadoreño en el campo internacional y llevarlo por lo menos a ser primero de Centro América. O sea, a partir de lo que tenemos, no creció en general.
Es posible que haya tenido las mejores ilusiones, intensiones y proyectos del mundo, como querer construir la Casa Olímpica, ganar la primera medalla olímpica mayor y construir el primer Complejo Deportivo Olímpico. Pero resulta que del dicho al hecho hay mucho trecho y que al ser extinguido en las últimas elecciones del Comité Olímpico, “el palomito” de esta nota deja en un vergonzoso quinto lugar centroamericano al deporte salvadoreño.
En sus 13 años hubo varios sonados resultados internacionales, pero no producto de un proceso integral del COES, más bien fueron casos aislados, en donde la plata estatal fue determinante para hacer sonar el himno nacional en la alta competencia internacional. Gracias a su guiri guiri y casaca, este Coubertín de la dentadura hermosa, logró a costillas del deporte, tapizar sus pasaportes con sellos de cualquier cantidad de países, mientras localmente los viáticos y otras necesidades para los atletas hicieron mucha falta. Moraleja: Mucho trabajo le costará al “nuevo COES” levantar este muerto.