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Carles Puigdemont.

El expresidente catalán celebra un gran mitin en la frontera franco-española

Barcelona / AFP

Daniel Bosque

El expresidente catalán Carles Puigdemont, en el extranjero desde 2017, celebra el sábado un gran acto en Perpiñán, en el sur de Francia, en un contexto sensible con elecciones regionales en el horizonte y el comienzo de negociaciones entre Madrid y los independentistas.

La presencia a una veintena de kilómetros de Cataluña de quien fuera líder independentista durante el fallido intento de secesión de octubre de 2017 levantó entusiasmo entre las bases del movimiento.

Los organizadores reservaron 600 autocares para transportar a militantes y calculan entre 70.000 y 100.000 personas en el acto que comenzará a mediodía en el parque de las Exposiciones de Perpiñán, de 120.000 habitantes.

Huido a Bélgica antes de que la justicia española ordenara el encarcelamiento de varios líderes separatistas, Puigdemont se había cuidado de no pisar suelo francés por la estrecha colaboración policial franco-española.

Pero con su tardía asunción de funciones como eurodiputado en enero, después de una batalla legal en Europa entre independentistas y la justicia española, goza de inmunidad y no debe temer una hipotética extradición.

 

– Recibimiento con honores –

Para los independentistas, es un lugar cargado de simbolismo: Perpiñán fue capital de la región histórica del Rosellón que formaba parte de la Corona de Aragón, donde estaba comprendida la actual Cataluña, y de los territorios catalanohablantes.

Aunque España la cedió a Francia en 1659, sigue presente en el imaginario colectivo del nacionalismo catalán, que la denomina la «Cataluña norte». 

«Para mí es como estar en casa», dijo recientemente Puigdemont al diario local La Depeche du Midi.

Su visita será pomposa. El viernes recibirá una distinción en un partido de rugby del equipo local, la USAP, cuya camiseta luce los colores rojo y amarillo de la bandera catalana.

Y el sábado, acompañado por su sucesor Quim Torra, se reunirá con el alcalde de Perpiñán, Jean-Marc Pujol, y con la presidenta del consejo del departamento francés de los Pirineos-Orientales, Hermeline Malherbe.

Estas reuniones fueron criticadas por el exprimer ministro francés Manuel Valls, que ahora se dedica a la política local en Barcelona, su ciudad natal, con un discurso hostil al independentismo.

«Se trata de una falta de respeto por el país vecino, su justicia y su Estado de Derecho», tuiteó.

En el acto, además de Puigdemont, participarán sus compañeros en el Europarlamento y antiguos integrantes de su gobierno Toni Comín y Clara Ponsatí.

También está prevista la intervención a través de vídeos o escritos de otros dirigentes separatistas en el exilio o en la cárcel, entre ellos el exvicepresidente de Puigdemont, Oriol Junqueras, cuyas relaciones se han enfriado.

 

– Elecciones y negociación –

Principal condenado por el intento de secesión con 13 años de cárcel, Junqueras preside el partido Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), aliado y rival del centroderecha independentista de Puigdemont y Torra.

Desde 2016, ambas formaciones gobiernan la región en coalición, pero sus estrategias se han ido distanciando. 

ERC apostó en los últimos meses por desinflamar el conflicto y buscar una negociación con Madrid, mientras desde Juntos por Cataluña se resistían a abandonar la desobediencia a las instituciones españolas.

Las divisiones llevaron a Torra a anunciar en enero la convocatoria de elecciones regionales anticipadas para este año, cuya fecha todavía no está fijada.

Ante las encuestas que pronostican una victoria de ERC, el baño de masas en Perpiñán puede ser una plataforma para relanzar al espacio encabezado por Puigdemont, un conglomerado de partidos y asociaciones bajo la marca Juntos por Cataluña.

«Esto no es un acto electoral y la prueba es que Oriol Junqueras participará», dijo a la AFP Joan-Lluís Lluís, portavoz de la organización.

El acto se produce en la misma semana que el ejecutivo español de Pedro Sánchez ha iniciado negociaciones con el gobierno regional catalán para tratar de buscar una solución a este largo conflicto.

Esta mesa de diálogo, el primer intento formal de entendimiento entre ambas partes, fue una condición de ERC para facilitar la investidura de Sánchez pero se observa con recelo por Puigdemont y su entorno.

«La experiencia nos aconseja fervorosamente que no nos fiemos», afirmó recientemente el expresidente, que reclama ser interlocutor en estas negociaciones.

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