Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
Todo proceso electoral inicia con un decreto de convocatoria de elecciones y finaliza con la determinación de las personas en quienes recaen los cargos sujetos a elección; con otro decreto que proclama el final del proceso y la definición de las nuevas responsabilidades. La elección presidencial para el período de 2014 a 2019 fue la más compleja ocurrida después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, sovaldi y finalizó como una expresión de madurez democrática de nuestra sociedad con la elección de Salvador Sánchez Cerén como Presidente de la República y Oscar Samuel Ortiz como Vicepresidente de la República.
La elección de 1994 que fue la primera eligió diputaciones, concejos municipales y requirió de una segunda vuelta para finalizar la elección presidencial, el FMLN que participaba por primera vez en los procesos electorales ganó el derecho a participar en una segunda vuelta, dejando atrás al Partido Demócrata Cristiano que venía ocupando el principal lugar de la oposición política frente al gobierno de Arena encabezado por Alfredo Cristiani.
Un segmento importante del cuerpo electoral es menor a 22 años de edad, por lo tanto eran niñas y niños cuando esta circunstancia de ir a una segunda elección tuvo lugar, compitieron entonces Armando Calderón contra Rubén Zamora que representaba una coalición creada entre el FMLN, Convergencia Democrática y el Movimiento Nacional Revolucionario; el FMLN en aquél entonces señaló los defectos estructurales del sistema electoral y se creó una Comisión conjunta que elaboró propuestas de reformas electorales a las que se les dio la espalda. Estas propuestas se convirtieron en ley hasta que el FMLN ganó la Presidencia de la República.
Ahora se sometió al país a una tensión pretendiendo desconocer y descalificar un proceso electoral que ha sido el más participativo de la historia electoral en post conflicto. La derecha pretendió desconocer una victoria del FMLN, además de usar los recursos legales sin argumentos válidos desató una agresiva campaña publicitaria encaminada a sembrar dudas sobre las instituciones; pero todas invariablemente han mostrado apego al marco legal, a la constitución y a dejar de lado las presiones políticas abusivas. La Fiscalía General de la República, el Tribunal Supremo Electoral, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, actuaron en el marco de sus atribuciones constitucionales y legales, dejaron evidencia de su respeto a la voluntad soberana del pueblo salvadoreño expresado en las urnas el 9 de marzo pasado.
El martes 25 de marzo por la tarde el TSE entregó las credenciales a Salvador y Oscar conforme a lo establecido en el artículo 222 del Código Electoral y el miércoles la Sala de lo Constitucional declaró improcedente las demandas presentadas por Arena de revertir el proceso electoral y acudir a acciones no contempladas en la ley. Con ello se ha facilitado la salida de una situación de crispación política estimulada por señalamientos que envuelven la inconformidad de Arena y sus patrocinadores sobre el resultado que no les favoreció pese a darles un alto nivel de rendimiento electoral.
Ahora, hay que dar vuelta a la página y unir esfuerzos para enfrentar los problemas del país, ese es el llamado del Presidente electo quien ha invitado a todas las fuerzas sociales, políticas y económicas a unir esfuerzos para sacar adelante a nuestra patria. Ha nombrado además a un representante para emprender ese diálogo, al reconocido político Hato Hasbún.
Este momento importante para el país, debe ser aprovechado positivamente. La declaración de Arena en el sentido de respetar la resolución de la Sala de lo Constitucional y reconocer al Presidente y Vicepresidente electos debe ser continuada por una actitud de colaboración para llevar adelante las acciones en beneficio de la población que fueron ofertadas por la fórmula ganadora y el partido ganador (FMLN).
El empleo, la seguridad y la educación que son las prioridades de la oferta de campaña por la cual votó la mayoría deben ser puestos en el centro de cualquier diálogo nacional en el que cada quien desde su condición debe contribuir.
Este es el final de un proceso vivo que terminó con la declaración de los vencedores en la contienda y se continúa poniendo manos a la obra para atender y resolver los asuntos que la ciudadanía privilegió. El diálogo pues debe situar como agenda las respuestas a los problemas de la gente, los avances que la sociedad necesita, espera y merece, que serán mejores si en ellas se unen las fuerzas que expresan la pluralidad social y política existente en el país. La elección así deja de tener un sentido de simple competencia para ser un camino de avance del país.
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