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El FMI integra al yuan chino en la corte de las grandes monedas

Por Julien Girault

Pekín/AFP

El yuan entró este sábado en el club cerrado de las monedas de referencia del FMI, pero China deberá acelerar las reformas financieras y la apertura de los mercados para convencer realmente a los inversores extranjeros, porque la divisa sigue siendo difícilmente convertible y está sujeta al intervencionismo inveterado de Pekín.

A partir del sábado, la divisa china, el renminbi, es oficialmente parte integrante de la unidad de cuenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), los Derechos Especiales de Giro (DEG), cesta en la que ya figuran el dólar, el euro, la libra esterlina británica y el yen japonés.

Esta «etapa histórica» para la internacionalización de la divisa «confirma los logros de China en el desarrollo económico, así como los frutos de las reformas y de la apertura de su sector financiero», comentó el banco central del gigante asiático (PBOC) en un comunicado.

«Se trata de un símbolo», indicó a la AFP Mitul Kotech, analista de Barclays. «Para Pekín, es un paso adicional para que el yuan se imponga como divisa de reserva».

Los miembros del FMI reciben cuentas en DEG, que pueden, en caso de necesidad, ceder a cambio de una de las divisas que conforman la canasta.

La integración del yuan podría así acelerar la diversificación de reservas de los bancos centrales y fondos soberanos, aunque estos últimos «no estén obligados a ajustarse estrictamente a la composición del DEG», estimó por su parte Dariusz Kowalczyk, analista del Credit Agricole.

Kowalczyk anticipa un aumento de sus reservas en yuanes de 25 a 30.000 millones de dólares a mediano plazo. Según Bloomberg, el mercado de obligaciones en yuanes podría atraer hasta un billón de dólares en cinco años.

Pero a pesar de su ingreso en la canasta, «el yuan no conquistó aún el estatus de ‘divisa de reserva'», insistió este sábado Simon MacAdam, analista de Capital Economics.

Una demanda aún prudente

«En la práctica, lo que hace decidir a los bancos centrales, es la certeza de que la moneda pueda venderse fácilmente si es necesario», explicó.

Pero en este caso «los responsables de reservas de cambio lo pensarán dos veces antes de atarse a la divisa de un país en donde las autoridades intervienen en su moneda cuando quieren», señaló Julian Evans-Pritchard, para quien «el impacto será mínimo en la demanda de activos en renminbi».

El yuan no es plenamente convertible. Sólo puede fluctuar frente al dólar en una horquilla de 2% de una cotización fijada por el banco central.

El banco central organizó en agosto de 2015 una repentina devaluación de 5%, y en enero rebajó la cotización durante ocho sesiones consecutivas, haciendo temblar a los mercados mundiales.

El PBOC recurrió luego a sus colosales reservas de cambio para comprar yuanes y sostener la moneda, que cotiza hoy en su nivel más bajo frente al dólar desde 2010.

«El tiempo dirá cómo reaccionan los otros bancos centrales, vistas las intervenciones de las autoridades chinas», subrayó MacAdam.

Un cambio bajo control

Desde hace un año Pekín intensificó el control a los movimientos de capitales para frenar la hemorragia de los flujos financieros que quitan China, y reforzó sus intervenciones en las bolsas tras el derrumbe del verano 2015, llevando a las autoridades hasta interrumpir arbitrariamente las operaciones.

La repatriación de capitales por extranjeros continúa regulada. En estas condiciones, la parte del yuan en las transacciones internacionales sigue siendo muy limitada (1,72%), lejos detrás del dólar (41%) o del euro (30,8%), según la empresa Swift.

China por su parte pone en adelante sus esfuerzos de apertura, los acuerdos de intercambio de divisas con unos treinta bancos centrales, las cuotas de inversiones en yuanes acordadas a las instituciones extranjeras y el aumento de la emisión de deuda en yuanes.

La decisión del FMI es «un giro», China «va a profundizar sus reformas, ampliar la apertura», prometió el PBOC.

«China liberalizará los mercados de capitales más significativamente, la tasa de conversión será mucho más flexible, (pero) es un proceso gradual», aseguró Jin Zhongxia, director general del FMI para China, citado por la prensa estatal.

Pero en lo inmediato, paradójicamente, Pekín podría verse obligada a intervenir aún más.

«El PBOC apoyará probablemente (de manera activa) al yuan en las próximas semanas, las autoridades preferirán ver que su divisa se refuerza o al menos se mantiene estable» para evitar una intempestiva volatilidad que dañe su imagen, estimó Dariusz Kowalczyk.

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