Las sendas derrotas electorales consecutivas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), aún mayoritario partido político de izquierda, debe llevar a su militancia –y seguro lo está haciendo- a una profunda reflexión no solo para salvar al partido, dado que el objetivo de los adversarios es ese, y así lo manifiestan en las redes sociales, sino que catapultarlo, es decir, convertirlo en el proyecto político en el que el pueblo deposite su confianza nuevamente, para la conducción de los municipios y del país en el futuro.
Para lograr lo anterior, la nueva dirección que salga de ese debate interno, debe pedir disculpas al pueblo por los errores que se hayan cometido, no solo en los dos gobiernos del FMLN, sino, en la conducción del partido en sus diferentes estructuras, sobre todo en los municipios, que es donde se debe sembrar la esperanza y afianzar la confianza de la población en un proyecto de izquierda, hoy más vigente que nunca.
Es cierto que las derrotas electorales tienen que ver con muchos aspectos externos al partido, y es necesario enumerarlos y plantearlos a la militancia y al pueblo en general, al igual que los errores internos, en forma crítica y autocrítica.
Y es que en una reflexión interna de nada sirve echarle la culpa al otro –aunque la tenga- pues al final, tiene que ver con la forma hábil en la que se le puede salir al paso a esas acciones externas, y si no se hicieron, al final es responsabilidad de quien no tuvo la habilidad y el coraje de salirle al paso a los factores externos por falta de confianza o inadecuado análisis y valoración de la coyuntura.
El FMLN no está muerto, ni mucho menos, porque tiene a cerca de 380 mil salvadoreños que le confían su voto, que creen en el proyecto.
Electoralmente hablando ese número puede ser insignificante, pero en términos de organización, es una buena base para pensar que el FMLN puede resurgir fuerte de entre su pueblo.
Pero puede morir electoralmente hablando, sino logra atraer a más pueblo que confíe en su programa y proyecto político, en sus nuevos dirigentes, en sus futuros candidatos.
Los diputados del FMLN, los alcaldes y sus concejos municipales, deben modificar no solo el comportamiento con sus ciudadanos, sus formas de vivir y que su militancia lo conozca, lo palpe, y así deben hacer los nuevos dirigentes, nacionales y locales y mostrarlo ante el pueblo, pues solo con consignas y documentos no basta.