Francisco Elías Valencia
Laura Bernal
@LauraCoLatino
Ricardo Sol Arriaza es un prominente académico, tadalafil en tanto que es sociólogo, ampoule comunicólogo e investigador salvadoreño, radicado desde finales de la década de los 70 en Costa Rica, por lo que se considera un ciudadano Centroamericano. Su apellido no pasa desapercibido en la morbosidad política de El Salvador, y aunque hay lazos de consanguinidad con el ex presidente salvadoreño, Armando Calderón Sol, su línea política, desde su juventud, lo aleja radicalmente a la de aquel.
En el marco de una visita de cortesía al Director de este rotativo, a quien le entregó su más reciente libro: “El Desafío de la Participación Ciudadana en el Estado Democrático desde Derecho”, Sol Arriaza compartió con Diario Co Latino su visión sobre el panorama actual, sobre todo, en el marco de una segunda vuelta electoral, a realizarse el próximo nueve de marzo.
Aunque Sol Arriaza reconoce los avances del país, en materia democrática, considera que la participación ciudadana ha sido la deuda eterna para el Gobierno. No obstante, asegura que el regreso del partido ARENA al poder, sólo significaría “un retroceso en la continuidad de los cambios ya iniciados”.
– Al hablar de su labor expresa:
Parte del trabajo ha sido apoyar la organización de sectores sociales de base en distintos ámbitos, expresa.
Precisamente el libro que ahora le traigo a regalar recoge el apoyo para que se conviertan en actores relevantes y sujetos sociales como afro descendientes, poblaciones indígenas, jóvenes, mujeres y actores sociales que tengan incidencia en políticas públicas como el Comité Consultivo del SICA.
Hemos estado tratando de apoyar la construcción de ciudadanía desde una perspectiva de rescate del valor fundamental de la democracia, que dice que la soberanía reside en la gente, en el pueblo. Entonces, hacer eso efectivo, más allá de una democracia centrada en solo juegos electorales.
Lo importante de un proceso político es que los ciudadanos las ciudadanas sean dueños de su destino e incidan en las políticas publicas de manera
fundamental.
– ¿Cómo desde los medios o las comunicaciones se puede contribuir a crear más ciudadanía?
Yo creo, en primer lugar, el tema fundamental de la ciudadanía es la participación, la participación ciudadana. Para el medio, que siempre es, por su nombre, mediador, se vuelve un desafío complicado, porque el medio siempre tendrá que jugar ese rol mediador.
Sin embargo, darle la oportunidad a las personas para que se expongan, sobre todo a los grupos organizados, para que puedan tener acceso a los medios de comunicación.
Y colocar los temas en la agenda, de los temas de los ciudadanos. Los temas de interés para los ciudadanos, de interés para las comunidades, sindicatos, actores sociales, llámese mujeres, llámese sectores indígenas, etc.
– ¿En los procesos electorales como el que estamos viviendo en El Salvador, cuál es el papel que deberían tener los medios?
Yo tengo una posición una posición crítica, a una democracia que se ha reducido a un juego mediático, un juego que finalmente las decisiones en la ciudadanía se van a tomar por el que mejor maneje una campaña electoral una campaña electoral, sino una crítica a nadie en particular, sino a un sistema político que finalmente está descansando en una inversión multimillonaria para poder tomar decisiones.
Yo creo que esa situación se está dando y habría que buscar las formas de superarlas, porque está haciendo crisis en muchos países que todo se resuelva dándole al ciudadano nada más la oportunidad de votar en lo que yo llamo el minuto electoral, el que pone la cruz o la huella, y hasta allí llegó la decisión del
ciudadano.
– ¿A quién le corresponde hacer esas reformas o modificaciones?
Creo que al pensamiento más avanzado en el campo de la democracia. Quiero por justicia señalar que este pensamiento tuvo cabida durante este Gobierno de Mauricio Funes y del Frente, cuando fuimos invitados un equipo de expertos a diseñar una política de paticipación ciudadana.
Y esa política de participación ciudadana está orientada a que en las decisiones de políticas públicas siempre haya un espacio para consultar a la ciudadanía, pero no sólo eso, sino después darles un rol importante a los actores sociales organizados poder fiscalizar la efectividad de las políticas públicas, no solo en el gasto, sino si los resultados que fueran en beneficio de la población que se supone debe ser beneficiada.
– ¿Se puede hacer un balance de cuál ha sido el resultado de ese esfuerzo en este Gobierno?
Lamentablemente, por dos cosas, por el esquema metodológico que usamos, que fue un esquema basado precisamente en el respeto a la consulta, y por lo tanto desarrollamos una primera etapa de consulta amplia en trece o catorce sectores sociales, muy diversos en el país de políticas públicas, incluyendo consultas a ministros y actores sociales interesados en la política
pública.
Lo otro, y lamentable, es que se inició tardíamente el proceso en este Gobierno.
Los resultados quedaron para los últimos meses de este Gobierno. Y tengo información clara de que fue avalado con un decreto presidencial que daría el banderillazo para iniciar ese proceso.
Lo ideal de esto es que esa propuesta de política llegue a una legislación y sea aprobada en la Asamblea Legislativa una política nacional o ley nacional de Participación Ciudadana.
– ¿Cómo se ve El Salvador después de 20 años que ya no hay un Gobierno más de derecha ?
Efectivamente, yo he estado afuera, viviendo ya un buen periodo de mi vida y es obvio que hay una admiración al hecho de que en El Salvador el proceso de construcción de la democracia haya permitido un juego político como el que se está viviendo en El Salvador y que las fuerzas en contienda, a pesar de que uno puede ver demasiados elementos inmaduros en un proceso democrático, realmente se estén respetando en este proceso, particularmente en el tema de la alternancia que preocupa tanto.
El otro tema importante, todavía, como salvadoreño yo diría con muchas debilidades, es la construcción de la institucionalidad, pero es un proceso que desde afuera se ve como mucho avance para lo que El Salvador tuvo en los años históricos de los Gobiernos anteriores, de mucha injerencia del poder ejecutivo sobre los demás poderes. Creo que hay un proceso de construcción que se observa con mucha atención.
En la actualidad el proceso electoral se ve con mucha atención, yo estoy observando esto desde afuera, también los distintos países en Centroamérica están atentos de lo que está pasando en El Salvador.
– Como académico ¿Qué cree que llevó al FMLN al Gobierno en 2009?
Estaba reflexionado en estos días aquí en San Salvador sobre este proceso electoral y yo diría que hay un síndrome que se está rompiendo, el del “llamado al lobo”, cuando aquel famoso cuento de los pastorcitos que gritaba !viene el lobo! . Pero, el FMLN con su juego político a nivel de las alcaldía, con su juego político en la Asamblea Legislativa, fue demostrando que el lobo no era tan feroz como lo pintaban, sino un actor político más en la contienda.
Y el hecho de que en la actualidad, el Gobierno que está por terminar haya demostrado una entereza y respeto al juego democrático en el país hace que, en mi criterio, pues también que se siga diluyendo esa visión anticomunista, donde el comunismo se veía como algo horroroso. Desde el punto de vista ya más concreto creo que
está claro que hay un avance en programas sociales que son claves en este momento del proceso político.
Todos sabemos, quien conoce un poco la historia de El Salvador, que precisamente la ceguera de los gobiernos tradicionales del sector oligárquico ha sido el que ha impedido reformas sociales en el país.
Y si se abre una posibilidad de reformas sociales la población va a estar agradecida y va a estar apoyando es proceso de reformas sociales. Cuando la derecha no tiene sensibilidad para hacer un proceso de reforma social, incluso desde sus intereses, inclusive, creo que no tiene muchas
alternativas.
– ¿Cual sería el principal reto para el próximo Gobierno del FMLN?
Si quiero ser consecuente con mi pensamiento yo diría que fortalecer la ciudadanía, darle mas fuerza al ciudadano en la toma de decisiones y en la participación de la política pública. El Salvador
tiene un reto más estructural, es un país pequeño, con recursos limitados, necesita manejar con mucha prudencia la economía del país. Este país está montado, y su capacidad de desarrollo está montado en la existencia de grandes capitales. Y casi que esa es su riqueza, entre comillas. Cómo manejar esa estructura, a que sea una estructura económica más democrática, más diversificada y por tanto con actores en el campo económico que vayan más allá de esos grandes
actores tradicionales del país, sin romper la columna vertebral de la economía, creo que es un desafío enorme. Y voy a decir una cosa que he oído poco en este país. Una de las grandes debilidades de los gobiernos de ARENA, y de la propuesta de ARENA es no haberse dado cuenta que hay un sector económico y empresarial que ya no soporta la
hegemonía del gran capital tradicional del país y que están pujando por tener un espacio en la gestión de la economía del país, que no lo han tenido, y que ahora quiere aparecer en ese proceso.
– ¿Qué consejo le daría a la ciudadanía para el próximo nueve de marzo?
Qué difícil, Eufemísticamente hay que seguir por la ruta del cambio, un retorno al pasado es una cosa terrible para el país. Una derecha que no tiene capacidad de adaptar para si, más que sólo por un momento desesperado electoral, un discurso reformista a una práctica reformista, le está haciendo daño al país.
Hay juego democrático, y el sector de derecha debería ser más progresista, más amplia y abierta en su discurso y en su forma de actuar.
– Lo que se está viviendo en este periodo en El Salvador ¿Es lo que personas como Usted hubieran deseado hace 30 años para el país?
Me toca un punto muy difícil. Yo creo que una generación como la nuestra empezó queriendo abrir un espacio democrático en el país, y fue cerrado permanentemente, bloqueado. Tenemos muchas anécdotas de ese periodo de tiempo. No sé si esto es lo que esperábamos. La gran ilusión de mi generación era llegar a un país de equidad social, donde realmente imperara la justicia y el bien común, y si había que caminar por caminos tortuosas para llegar a eso tendríamos que hacerlo, y esa fue la opción. Si yo tengo que dar un balance diría que estamos a medio camino de todo. Desde el punto de vista de la justicia y equidad, aún le falta mucho por caminar. Todavía hay demasiada pobreza en el país, demasiados sectores excluidos y eso requerirá mucho trabajo, y la democracia todavía le falta aún mucho que consolidar, aprender a deliberar.
Me voy hastiado cuando paso algunos días en el país de cómo se desarrolla la política, particularmente en la campaña electoral, aspectos como el desprestigio del adversario ya deberían haberse superado, y ahí estamos todavía