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EL FREE JAZZ Y LA LUCHA ANTIRACIAL

Oscar A. Fernández O.

El free jazz es uno de los estilos o subgéneros propios del jazz. La expresión se utiliza en inglés, buy cialis aunque la traducción «jazz libre» expresa igualmente el sentido del término. En sus comienzos, troche en Estados Unidos se conoció como new thing (literalmente la «cosa nueva») (Rimbau: 1995)
Las circunstancias que caracterizan este estilo son absolutamente revolucionarias en la historia del jazz, aunque algunas de ellas ya se habían ensayado (desde otra óptica) en el campo de la música contemporánea:

• El ritmo no se localiza en ningún grupo de instrumentos, sino que se extiende a la globalidad en forma de impulsos, de energía. Es decir, se trata de un visión moderna de la polirritmia del hot. Los tempos varían de manera particular.
• La melodía y el ritmo no se tratan como sectores independientes, sino interrelacionados.
• Existen una invención espontánea, la acción y la atonalidad.
• Se pierde totalmente el concepto de fraseo, llegándose a una autonomía de los distintos sonidos, ampliándose la entonación y el timbre específico de los instrumentos al campo de los ruidos.
• Se incorporan experiencias sonoras y filosóficas de otras músicas del mundo, especialmente de África. (J. Berendt: 1986)

Todos estos aspectos suponen, realmente, un intento de «vuelta a lo africano» sin renuncia a la modernidad, incluso con especial énfasis en la modernidad. Aparecen aspectos que recuperan elementos esenciales del hot, como la improvisación colectiva, la polirritmia, la vocalización de los instrumentos, etc.

El nacimiento de este género, está generalmente aceptado por la crítica que, al margen de los antecedentes ya citados, el free jazz toma carta de naturaleza en 1960, con la publicación del disco homónimo de Ornette Coleman y su doble cuarteto, que supone una revolución estilística en el jazz, pero «no solamente eso, sino una puesta en crisis, una relectura y una superación virtual de todo lo que había sido el jazz, cuestionando los fundamentos socio-culturales tanto como su desarrollo histórico» (Carles Philip: 1988)

En los primeros años sesenta se asiste a una, aparentemente, irresistible ascensión del free jazz que, paralelamente, recibe una ingente cantidad de rechazos resumibles en una sola frase: «Esto no es música». Críticas que, por otra parte, provienen no solo del público o de periodistas especializados, sino de músicos de jazz, como Roy Eldridge o Quincy Jones.13

Además de Coleman, Cecil Taylor, Eric Dolphy y Don Cherry son los principales iniciadores de esta línea. Pero músicos ya reputados, como el citado Mingus (Fables of Faubus), o John Coltrane(Ascension), se apartan de las temáticas tradicionales para concentrar sus esfuerzos sobre un tratamiento exasperado de la temática sonora, claramente deudor de Coleman. De hecho, la gran mayoría de los saxofonistas del free jazz se han encontrado, en algún momento de su desarrollo, en la órbita coltraniana: Archie Shepp, Pharoah Sanders, Gato Barbieri y otros (M. Williams: 1190) Ese desarrollo musical se produce paralelamente a la adquisición, por parte de los músicos negros, de una conciencia social, que les hace comprender que su música puede ser un medio de lucha en el llamado movimiento por los derechos civiles. Esta rápida radicalización ideológica les llevará tanto a asumir planteamientos cercanos al Black Power o a posiciones religiosas islamizantes (conversión al islamismo, adopción de nombres árabes, etc.), como, incluso, a actuaciones políticas más radicales, de apoyo económico a los Black Panthers. (Carlés y Clegerat: 1988)

Esta politización se plasmó tanto en la inspiración de la propia música (por ejemplo, ¡New Wiew!, de John Handy, sobre James Meredith, o Malcolm de Archie Shepp, en referencia a Malcolm X), como en la creación de asociaciones como la AACM de Chicago o en la propia ideología de músicos como Mingus, que utilizaban la coming black revolution (la inminente revolución negra), incluso como recurso en sus relaciones profesionales. (Oliver y Harrison: 1990) De hecho, los músicos del free jazz se plantearon con frecuencia su posición como una respuesta al establishment racista: «Frente al mismo, la única salida de los músicos negros es unirse y responder a la discriminación con la discriminación; organizarse y excluir a los blancos de sus grupos y circuitos». Como indican expresamente Carles, Comolli y Clergeat, “Ninguna otra forma artística en la historia (y no solamente en la de la música) ha encarnado, realizado, realzado con una tal intensidad sus apuestas en el ámbito económico, social, político”. Los dejo con algo de la mejor improvisación de free jazz. Saludos fraternos.

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www.youtube.com/watch?v=WxbkUA5BiSw
www.youtube.com/watch?v=H_FtkZTfgwM

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