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China disputará el próximo verano (boreal) en Francia su séptimo Mundial femenino de fútbol. Foto Diario Co Latino/AFP

El fútbol femenino en China no despega

Shanghái/China/AFP

China disputará el próximo verano (boreal) en Francia su séptimo Mundial femenino de fútbol (en ocho ediciones disputadas), un éxito que sólo puede provocar envidia a su par masculino, pero pese a ser el país más poblado del mundo, el fútbol femenino no acaba de despegar en el gigante asiático.

«China tiene mucha gente, pero no muchos juegan al fútbol», lamenta Qian Hui, considerada como la gran promotora de este deporte entre las chicas en Shangái.

«La gente que seleccionamos para el equipo no es necesariamente la mejor, porque las mejores muchas veces no quieren ser seleccionadas. Eso nos crea problemas», asegura Qian mientras supervisa el entrenamiento en la Jinshajiang Road Elementary School, centro especializado en el fútbol femenino.

Entre el centenar de chicas que se entrenan allá, con edades entre los 7 y los 18 años, se encuentra Liu Chang, una habilidosa extremo izquierda de 11 años y a quien lleva su padre a escondidas cuando su abuela, que desaprueba que la niña juegue al fútbol, se despista.

Se entrenan cinco veces por semana y los partidos se disputan los sábados.

Señalándole con el dedo, Hui explica que la joven Liu comenzó a jugar por deseo de su padre, un fanático del fútbol, y que pudiese conseguir el sueño de ser futbolista, algo que él nunca logró.

Sin hijo varón, la responsabilidad cayó en Liu.

«Al principio no quería jugar, pero mi padre me envió aquí», dice ella. «Mi abuela suele decir que las niñas no deben jugar al fútbol, sino hacer danza o tocar el piano», añade.

– Actividad maltratada –

El presidente del país Xi Jinping ha depositado muchas esperanzas en el fútbol chino e incluso ambiciona ganar la Copa del Mundo.

Actual 16º clasificado en el ránking FIFA, la selección femenina tiene más posibilidades de conquistar el trofeo mundialista que su par masculina, que sólo ocupa el puesto 74 de la clasificación y que sólo ha jugado en una ocasión el Mundial, en 2002, eliminada en la primera fase después de no lograr ninguna victoria y ni siquiera anotar un solo gol.

Sin embargo, el fútbol femenino recibe poca atención en el gigante asiático.

En contraste con las grandes multitudes y los fanáticos que siguen a los clubes de la Super Liga China, el campeonato de mujeres recibe escasa publicada y poca gente acude a los estadios para ver los partidos.

Qian pinta un panorama sombrío en referencia al desarrollo del fútbol femenino, asegurando que muchas veces los padres temen que la actividad deportiva perjudique los estudios de sus hijas.

Muchas otras personas, como la abuela de Liu, consideran simplemente que el fútbol no es un deporte para niñas o peor aún, que el juego al aire libre pueda oscurecer la piel de las niñas, algo que normalmente esta relacionado con actividades poco consideradas, como la agricultura y los trabajos manuales.

«El maltrato contrasta con los buenos resultados del fútbol femenino», defiende Qian, de 50 años y una segunda madre para las futbolistas.

Pese a sus mejores resultados, que incluyen ocho Copas de Asia (un torneo que nunca ha ganado el equipo masculino), el dinero que mueve el fútbol femenino no tiene nada que ver con el de los hombres.

«Ellas han dormido en el suelo y han tomado trenes nocturnos para ir a jugar», denuncia Qian, quien entre sus ‘alumnas’ están las internacionales Zhao Lina y Yang Lina.

«Es impensable que el equipo masculino tenga semejante tratamiento», añade Qian.

«Quizá si ganamos el Mundial femenino se nos preste mayor atención», desea.

– Goles en redes agujereadas –

La joven Liu y sus compañeras disparan a puerta y marcan goles en redes agujereadas, con lo que las futbolistas tienen que ir con frecuencia a buscar los balones a unos arbustos.

Pero todo es mucho mejor que en 1999, el año en el que China perdió el primer Mundial en los penales en la final disputada con Estados Unidos, cuando las actuales canchas de hierba sintética no eran más que terrenos de tierra.

Qian lo intenta todo para que las niñas y sus padres se muestren más interesadas por el fútbol, como permitir a las niñas que duerman en el colegio para poder estudiar en su tiempo libre.

La responsable considera que exigir a las niñas la perfección, como se demanda habitualmente en el deporte chino, no tiene sentido si las pequeñas no disfrutan y pueden tomar decisiones por sí mismas en el terreno de juego.

Cuartas en el Mundial de 1995 y subcampeonas en 1999, las chinas han perdido terreno en los últimos años con respecto a otros países como Estados Unidos, Alemania, Inglaterra o Francia, organizadora del Mundial-2019.

No obstante, Qian considera que la nueva norma que obliga a los equipos profesionales masculinos a tener una sección femenina «puede ayudar mucho».

Pero advierte: «Tenemos que aprender» de los países punteros. «No estamos sólo un año o dos por detrás de ellos, por lo que no podremos alcanzarles en uno o dos años».

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