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El fútbol y la política

Deberíamos titular más bien “el deporte y la política”, dado que no solo es el balompié el que en ocasiones es utilizado para fines políticos, pese a que en los estatutos de la Federación Internacional del Fútbol (FIFA) está proscrita la utilización política del mismo, de ahí que se prohíba la “intervención de terceros”, sobre todo si esos terceros son los gobiernos, como es el caso que está viviendo El Salvador.

En el artículo 4, inciso segundo de los estatutos de la FIFA, se expresa textualmente: “La FIFA se declara neutral en materia de política y religión. Se contemplan excepciones en los casos que afecten a los objetivos estatutarios de la FIFA”.

Y en el artículo 19, que se refiere a la independencia de las federaciones señala:

“1. Todas las federaciones miembros administrarán sus asuntos de forma independiente y sin la injerencia de terceros. 2. Los órganos de las federaciones miembro se designarán únicamente mediante elección o nombramiento interno. Los estatutos de la federación estipularán un procedimiento electoral democrático para la elección o los nombramientos. 3. La FIFA no reconocerá a ningún órgano de una federación miembro que no haya sido elegido o nombrado de acuerdo con las disposiciones del apdo. 2. Esta disposición es también válida para los órganos elegidos o nombrados con carácter interino. 4. La FIFA no reconocerá las decisiones adoptadas por órganos que no hayan sido elegidos o nombrados de acuerdo con el apdo. 2 del presente artículo”.

No obstante, esa neutralidad política de la FIFA y del Comité Olímpico Internacional no es tal, aunque debería, cuando los bloques de poder mundial, es decir los países más desarrollados como los de la Unión Europea o la OTAN y Estados Unidos deciden declarar enemiga a otra potencia u a otro país. Y por eso es que, atendiendo a los intereses de la OTAN, que lidera Estados Unidos, la FIFA decidió sacar del mundial de fútbol próximo a Rusia, arguyendo la invasión de este país euroasiático a su vecina Ucrania.

Lo anterior no hay que soslayarlo porque cuando se toca el meollo de un problema, como el caso del fútbol salvadoreño, una de las partes interesadas puede acusarnos de haber ignorado ese detalle, como si fuese adrede.

Lo que le está ocurriendo al fútbol salvadoreño es una clara intromisión política del gobierno, a través del Instituto de los Deportes, esgrimiendo una ley, en este caso la Ley del Deporte, que fue elaborada con claras intenciones de meterle la mano a la Federación Salvadoreña de Fútbol.

Claro, para entrarle a la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) utilizaron una denuncia, y con ello la intervención de la Fiscalía General de la República por supuestos delitos cometidos por el presidente Hugo Carrillo. Hasta podría parecer lógico o normal.

Sin embargo, Una vez la Fiscalía allanó las sedes de la FESFUT, la PNC tomó control de los lugares, a continuación, el Tribunal Disciplinario, Ética y de Apelaciones (TDEA) quita a todo el Consejo Ejecutivo de la FESFUT y paraliza, como medida cautelar, todas las actividades del fútbol en las tres divisiones. Aquí comienza la intervención de terceros, en alusión al artículo 19 del estatuto de la FIFA.

Pero no terminaba ahí la intervención de terceros, pues inmediatamente después, amparado en las medidas de la TDEA, el INDES convoca a su directorio y anuncia el nombramiento de una Comisión Normalizadora que se iba a ser cargo de las actividades de la FESFUT, sobre todo el de compatibilizar los estatutos de la FESFUT con la Ley del Deporte de El Salvador.

Llama la atención que el presidente del INDES, Yamil Bukele, hermano del presidente de la República, negó que el TDEA dependiera del INDES, a pesar de que la Ley del Fútbol dice literalmente que está “adscrito al INDES”.

La FIFA, al tener información de lo ocurrido amenazó que, si no se le daba la potestad a la FESFUT, y por tanto a su comité ejecutivo, y si no elimina la Comisión Normalizadora, castigaría al fútbol salvadoreño. Yamil Bukele dio muestra de flexibilizar su posición intervencionista al responderle a los jugadores y a la primera división buscarle salida a la crisis del fútbol salvadoreño, originado por la intervención estatal en el manejo de la FESFUT.

Más allá de la Ley de los Deportes, que al parecer riñe con los estatutos de la FIFA y por ende al de la FESFUT, con lo que ya empieza la vinculación política, en las redes sociales los aficionados y otros interesados en el deporte, no descartan que este gobierno, así como tiene control de la institucionalidad del país, también quiere tener control del fútbol salvadoreño, pero parece que lo hizo de un zarpazo, al estilo de quienes tiene el poder y quieren demostrarlo a cada instante.

Que bueno que al filo de cumplirse el últimatun de la FIFA, el INDES decidió suspender su Comisión Normalizadora.

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