Por Ursula Hyzy
Sendai/AFP
Los ministros de Finanzas del G7 han decidido reforzar su ofensiva contra la financiación del terrorismo, clinic mediante un plan de acción que será adoptado en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno prevista la semana próxima en Japón.
La eventual salida del Reino Unido de la UE tras el referendo del próximo 23 de junio también ocupó a los ministros, sales reunidos este viernes y sábado en Sendai, en el norte de Japón. Según ellos, esa posibilidad supondría un «shock» que afectaría peligrosamente el crecimiento de la economía mundial.
Por otro lado, los ministros y gobernadores de bancos centrales de los siete países más industrializados llamaron al orden a Japón, que ha amagado con devaluar el yen para recuperar competitividad.
En el documento final, el G7 reafirmó su «compromiso de combatir la financiación del terrorismo, que ofrece a los terroristas los medios de cometer sus ataques, alimentar sus redes y difundir su ideología a través de la propaganda».
«Ahora estamos en una fase operativa. Vamos a presentar herramientas eficaces de lucha contra la financiación del terrorismo, es absolutamente necesario», declaró a la AFP el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin.
La aplicación de dicho plan será «rápida», prometió Sapin, y tendrá lugar tras la cumbre prevista los días 26 y 27 de mayo en Ise-Shima.
Dicho mecanismo incluye «intercambiar información entre los organismos de inteligencia en el ámbito financiero, de forma que lo que pasa en un país se conozca en el país de al lado. Y eso para luchar contra los grandes movimientos de financiación, por ejemplo del grupo Estado Islámico (EI) en Siria o Irak», explicó el ministro francés.
Igualmente, añadió Sapin, «hay que luchar contra el anonimato, de las cartas de prepago pero anónimas, de los movimientos de dinero en efectivo que permiten financiar de forma anónima. Tiene que haber huellas».
Como parte del nuevo dispositivo se prevé colaborar mejor en la aplicación de sanciones financieras, como la congelación de cuentas bancarias, y reforzar el GAFI, el grupo de acción financiera contra el blanqueo de capitales.
Tensión sobre las divisas
Asunto inevitable fue la ralentización de la economía mundial, que tuvo preocupados a los ministros y banqueros centrales.
«Aunque la economía de Estados Unidos continúa reforzándose, la recuperación es desigual en el mundo y los riesgos se han acentuado desde el año pasado», afirmó el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew.
El G7 defendió emplear «todas las herramientas» monetarias, presupuestarias y estructurales a su disposición, y evitar incurrir en una devaluación en cascada de divisas.
Sobre este punto, Lew presionó a Japón, que amenazó recientemente con devaluar el yen para estimular la competitividad de sus exportaciones.
El ministro japonés, Taro Aso, habló de nuevo este sábado sobre los movimientos «abruptos, sesgados y especulativos» de estos últimos tiempos.
Pero según Washington, la reciente subida del yen es efectivamente un golpe para los exportadores nipones, pero no justifica ninguna intervención en el mercado de divisas.
El Brexit: amenaza a la economía mundial
En un comunicado difundido poco antes, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, advirtió por su parte de que sería «sumamente difícil» para el Reino Unido, en caso de Brexit, negociar un nuevo acuerdo comercial con los países de la Unión Europea así como con la decena de países no europeos ligados al bloque por un pacto específico.
«Basta con hablar con los ministros de Finanzas francés, alemán y de otros países europeos para entender que si el Reino Unido abandonara la UE y quisiera acceder al mercado único […] deberíamos contribuir al presupuesto de la UE, aceptar la libertad de circulación de las personas, todo ello sin tener nada que decir sobre estas políticas», había dicho Osborne el viernes en Sendai.
«Los siete [ministros del G7] han sido naturalmente unánimes […] en decir que una salida de la UE no sería nada bueno primero para el Reino Unido», subrayó por su parte el sábado a la prensa el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin.
«Una salida tendría consecuencias importantes, no porque fuéramos a ser malos con el Reino Unido sino porque la lógica económica sería sumamente importante», agregó.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fue en el mismo sentido que Osborne al advertir el viernes a los partidarios del Brexit que la UE le complicaría la vida al Reino Unido si «desertaba» del bloque después del referéndum.
Los británicos decidirán en una consulta convocada para el 23 de junio si su país permanece o no en la UE y, además de Osborne, el primer ministro David Cameron y la oposición laborista hacen campaña por quedarse en el bloque de los 28.
Los últimos sondeos muestran una clara ventaja de la permanencia, pero la proporción de indecisos sigue siendo elevada, lo que augura un desenlace incierto.
Respaldado por las grandes instituciones multilaterales (FMI, OCDE), el bando de los partidarios de la permanencia en la UE multiplica las publicaciones alarmistas sobre el desastroso impacto económico que podría tener una salida de la UE, lo que indigna a los defensores del Brexit (de «British exit» o salida británica), para quienes el Reino Unido sería más próspero fuera del bloque.
El ministro alemán, Wolfgang Schäuble, fue uno de los más enérgicos en este sentido al comentar tras la reunión: «Todos somos de la opinión de que (la salida) sería una decisión equivocada para el Reino Unido».
Apoyados por las grandes instituciones multilaterales como el FMI o la OCDE, los partidarios de seguir en la UE, empezando por el primer ministro conservador David Cameron, no dejan de alarmar sobre el impacto económico que tendría para el país abandonar el bloque.
La estrategia tiene indignados a los partidarios de la salida o Brexit, quienes creen que el Reino Unido sería más próspero si se libra de la maquinaria burocrática de Bruselas.
En la cumbre de la semana próxima es de prever que Japón, Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Canadá renueven su advertencia.