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El G77, histórico grupo negociador, muestra sus divisiones en la COP21

Internet g77Por Toni Cerdà/Le Bourget/AFP

El G77 es el mayor grupo negociador en la conferencia sobre el clima, con 134 países, pero en París su histórica influencia se ve desgastada por sus diferencias internas y el acercamiento de sus miembros más vulnerables hacia los países más ricos.

«Su fuerza reside en su número» de miembros y en que cuenta con pesos pesados de la diplomacia como China e India, explica el politólogo especializado en negociaciones climáticas Stefan Aykuc.

China e India se han convertido en potencias emergentes y lideran al grupo cuando reclama flexibilidad a los países en desarrollo para continuar con su desarrollo económico.

Pero, al mismo tiempo, las diferencias pueden crear fuertes tensiones en su seno, tal y como se entrevé en la actual conferencia del clima de París.

Uno de los principales escollos en la COP21 es el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas», recogido en la Convención de Río de 1992, según el cual los países desarrollados deben realizar más esfuerzos para ayudar económica y tecnológicamente a los países en vías de desarrollo.

No obstante, los países desarrollados presionan en París para que los países emergentes también arrimen el hombro para ayudar a los más vulnerables al cambio climático.

«Hay una estrategia de los países desarrollados, de Estados Unidos y la Unión Europea, de introducir nuevas formas de diferenciación», señala Aykuc.

Esta pasaría por diferenciar entre países vulnerables y no vulnerables, en lugar de naciones responsables históricamente del cambio climático y no responsables.

Esta reinterpretación del principio de «diferenciación» representa un sismo en el seno del G77, ya que, como explica el politólogo, ancla sus cimientos en el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas».

Algunos países del G77 no dudaron en mostrarse el miércoles, antes de una larga noche de negociaciones, junto a Estados Unidos y la Unión Europea para presentar un grupo no negociador de 100 países ricos y pobres comprometidos con alcanzar «un acuerdo ambicioso» y favorables al límite de 1,5º C.

Ni China e India, grandes emisores de CO2 y partidarios de limitar el calentamiento global a 2ºC respecto a sus niveles de la era preindustrial, estaban presentes.

‘Una coalición contradictoria’

«El G77 siempre ha sido una coalición contradictoria», subraya Aykuc. En su interior, los países más vulnerables al cambio climático van de la mano de países que históricamente frenan el acuerdo, como los países petroleros liderados por Arabia Saudita.

Además, sus miembros también pertenecen a otros grupos de negociación como el formado por los pequeños Estados insulares (AOSIS), los países menos desarrollados (PMD) o el conocido como Pensamiento Afín (Like-Minded), los más belicosos respecto a los países ricos.

Sus diferencias internas son patentes en la COP21 como se pudo comprobar durante la sesión del Comité de París, celebrada el miércoles por la noche.

Diferencias, en pleno

La intervención más dura corrió a cargo de Malasia, en nombre de los países de Pensamiento Afín, que advirtió a los países desarrollados contra cualquier intento de reinterpretar el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas».

«Si lo intentan directa o indirectamente, no tendremos más remedio que resistir», subrayó el representante malasio, Gurdial Singh Nijar.

Maldivas, en nombre de los Estados insulares, y Angola, como portavoz de los países menos desarrollados, reivindicaron el objetivo de limitar el calentamiento climático a los 1,5º C, en lugar de los 2º C acordados en Doha en 2012.

«Pero lograr ese objetivo [de 1,5º] implicaría que los países desarrollados reduzcan masivamente sus emisiones y que aumenten también masivamente su apoyo financiero a los países en desarrollo, y eso no va a suceder», replicó poco después India, economía emergente.

Egipto, por su lado, pidió en nombre del grupo de países africanos, reconocer explícitamente la vulnerabilidad de África en el texto. Una petición que también reiteraron los negociadores de Centroamérica.

Como indica una negociadora latinoamericana a la AFP, los países africanos y centroamericanos se oponen dentro del G77 por intentar alcanzar este reconocimiento explícito que, por su parte, no quieren compartir las islas y los PMD, porque «de eso dependerá el financiamiento».

¿El fin del G77? Stefan Aykuc asegura que no y anticipa un modelo en el que el G77 defienda un consenso de mínimos y el resto de alianzas en su seno empiecen a adoptar «más posiciones».

«El G77 sigue siendo el grupo de negociación más fuerte y, por eso llevamos el cuidado de no resquebrajar la unidad del grupo», reconoce un negociador centroamericano.

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