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El Gobierno Bukele: Hacia un Estado-Pandilla Fallido

“Nos encontramos ante un gobierno-pandilla que ha gobernizado el crimen. Este gobierno-pandilla puede y debe ser derrotado políticamente antes de que El Salvador se convierta en un Estado-pandilla fallido.”

 

Carlos E. Vela

Ingeniero Científico

Desde Washington

El Salvador es un país que se aproxima aceleradamente a convertirse en un Estado fallido: Tenemos un gobierno que tiene un pacto de gobernanza con las pandillas; un Estado que se aproxima hacia una insuficiencia y bancarrota fiscal, endeudado y catalogado como el segundo de mayor riesgo en Latinoamérica, sin posibilidades de préstamos y sin ningún plan como superar la crisis que se aproxima; un gobierno aislado internacionalmente; un país en Estado de Excepción donde los derechos constitucionales son diariamente atropellados; una administración sin un plan de Estado, sin un plan de gobierno e incluso sin un plan de administración gubernamental.

Tenemos, en fin, un Estado a la deriva, con el capricho por norma, con un presidente que no tiene sentido de la realidad y que se rige por la fantasía; un Estado cuyo gobierno no funge en todo el territorio ni en beneficio de toda la población. Un país secuestrado por las pandillas y un gobierno pandilleril.

El crimen más grande cometido por Bukele (alias Batman, su seudónimo entre las pandillas) ha sido: 1-entregar parte del territorio nacional a las pandillas. 2-inmiscluir al Ejército Nacional, la Policía Nacional Civil y a la fiscalía en la guerra entre pandillas por el control territorial y el concomitante botín del crimen organizado. Ahora se sabe de la existencia de policías y soldados que extorsionan a las familias para evitar la captura arbitraria de familiares, principalmente jóvenes.

Como lo demuestran los audios publicados por El Faro, los pandilleros tienen además acceso a automóviles y choferes asignados por el Ministerio de Justicia y Seguridad Publica. Los audios demuestran, además, que el brote de violencia fue provocado por el gobierno Bukele al arrestar a capos de la MS 13 quienes se transportaban bajo salvo conducto y protección del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública.

Qué significa este salvo conducto y protección: Que los pandilleros no pueden 1- ser detenidos por ningún órgano del estado, sea la Policía Nacional Civil, El Ejército Nacional o la Fiscalía General de la República, es decir, se movilizan por el territorio nacional con plena impunidad. 2-No pueden ser atacados por otros pandilleros u otros miembros del crimen organizado. Es decir, su vida y libertad está garantizada y asegurada por el gobierno Bukele, donde el presidente Bukele propio funge como un intermediario “neutral” para la acción pandilleril.

Además, el gobierno propio funge como instrumento de prófuga y evacuación de pandilleros de las cárceles, aun aquellos que están en procesos legales y han sido solicitados para extradición por gobiernos extranjeros, como fue el caso del “Crook de Hollywood”, quien fue extraído de la cárcel y trasladado en vehículo oficial, bajo salvo conducto y la custodia de un miembro del gabinete Bukele, a Guatemala para evitar una pendiente petición de extradición de los EEUU.

¿A qué se debió el arresto de capos de la MS 13?

Provocar a la MS 13 a una reacción criminal, como fueron los asesinatos del 25 al 27 de marzo, que le permitiera al gobierno Bukele declarar el Estado de Excepción y desatar una persecución contra la MS 13.

¿Cuáles eran los objetivos del gobierno Bukele al provocar un brote de violencia?

  • Arrebatar el poder, cada vez más creciente de la MS 13, a excepción de la fracción “programa San Cocos Locos Salvatruchos” que opera fundamentalmente en Sonsonate y que aparentemente está vinculada con el ministro de Justicia y Seguridad Pública.
  • Inmiscuir y enredar al Ejército, la Policía Nacional Civil y a Fiscalía en la lucha entre pandillas por el control territorial a favor de la pandilla Barrio 18 Revolucionarios y la fracción antes mencionada de la MS-13.
  • Garantizar su tajada del botín de las rentas, el tráfico de drogas, el robo de furgones y otras formas del crimen gobernizado.
  • Distraer a la población del cúmulo de desaciertos del gobierno Bukele y la crisis financiera que se avecina, hacer creer a la población que se es está combatiendo a las pandillas, cuando lo que en realidad existe es un pacto de gobernanza entre el gobierno Bukele y la dirección pandilleril.
  • Infundir miedo en la prensa, la oposición y sociedad civil y la población en general.

Se trata de una lucha de poderes por el control territorial y el botín concomitante de las rentas, el tráfico de drogas y otros actos ilícitos como el robo de furgones. Es decir, Bukele ha repartido al país en cinco pedazos: Fracciones de la MS 13, Barrio 18 Sureños, Barrio 18 Revolucionarios, gobierno local bajo Nuevas Ideas y otros partidos allegados al gobierno Bukele, y el gobierno de Bukele propio. Cada cual manda y controla su territorio asignado.

Este gobierno-pandilla puede y debe ser derrotado políticamente antes de que El Salvador se convierta en un Estado fallido, en un Estado-pandilla.

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