Damasco/AFP
El gobierno sirio y su aliado ruso acusaron a Estados Unidos de atizar la violencia en Siria al apoyar a los rebeldes de este país en guerra, no rx en vísperas del voto de un proyecto de resolución humanitaria en la ONU que podría poner frente a frente a las dos grandes potencias.
La disputa entre Moscú y Washington resurgió tras el fracaso la semana pasada de una nueva ronda de negociaciones entre el gobierno y la oposición siria en Ginebra, doctor en la que se esperaba encontrar una solución al devastador conflicto sirio.
Asimismo, el gobierno de Bashar al Asad acusó a la vecina Jordania de promover a la rebelión en el sur de Siria, con apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudita.
«El rol de Jordania, en coordinación con los servicios de inteligencia estadounidenses, sauditas e israelíes ya no es un secreto», afirma el diario oficial As Saura, que acusa a Washington de favorecer la «escalada» de la violencia.
Los rebeldes en el sur de Siria anunciaron el martes que preparan una gran ofensiva en Damasco. Miles de ellos, entrenados en Jordania desde hace más de un año por Estados Unidos y otros países occidentales, participarán en la operación, según fuentes del gobierno sirio y de la rebelión.
«Nuestros socios dicen que no derrotaremos al terrorismo en Siria mientras que el presidente Asad permanezca en el poder», pero esta posición estadounidense «sólo alentará los extremismos que financian el terrorismo y suministran armas a los grupos terroristas», dijo por su parte el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov, de visita en Bagdad.
«Y a final de cuentas, esto no desembocará en nada más que una escalada del conflicto», añadió Lavrov que, al igual que el gobierno sirio, califica a los rebeldes de «terroristas».
Estos desacuerdos que han impedido hasta ahora que se encuentre una solución al conflicto, podrían manifestarse nuevamente el sábado en la ONU, en donde países occidentales decidieron someter al voto del Consejo de Seguridad un proyecto de resolución sobre el acceso a la ayuda humanitaria en Siria, iniciativa que Moscú no respalda por el momento.
El proyecto, apoyado por Londres, Washington y París, pide a las partes en conflicto «levantar el asedio de las zonas pobladas» y «cesar inmediatamente los ataques contra los civiles, incluyendo los bombardeos aéreos con barriles de explosivos», una táctica utilizada por el ejército.
Esta resolución no prevé sanciones automáticas en caso de que no se respete estas disposiciones pero deja la puerta abierta a la posibilidad de «tomar medidas adicionales».
Según diplomáticos, Moscú multiplicó los esfuerzos por suavizar las críticas contra Damasco.
La resolución cita también el levantamiento del asedio del ejército del campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en Damasco, en donde la ONU pudo el miércoles distribuir ayuda – alimentos y medicamentos – a los civiles sitiados.
Esta ayuda había sido interrumpida el pasado 8 de febrero, tras combates en el campo en ruinas.
Más de un centenar de personas han muerto por la escasez desde octubre, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres.
Al norte de Damasco, las tropas, apoyadas por el Hezbolá libanés, luchaban contra los rebeldes por el control de Yabrud, la última ciudad controlada por los rebeldes en la región de Qalamun, cerca de la frontera con Líbano, dijo esta ONG, que informó de «muchas bajas en ambos bandos».
Según el diario pro-gubernamental al Watan, «el ejército ha avanzado en los alrededores de la ciudad y se prepara para tomar el control».
Más al norte, en Alepo, ocho soldados murieron en un triple atentado suicida perpetrado por rebeldes del Frente al Nosra.
Un atentado con coche bomba dejó al menos seis muertos y 45 heridos el jueves en un paso fronterizo entre Siria y Turquía, indicó a la AFP una fuente oficial turca.
En Líbano, que sigue sufriendo las consecuencias del conflicto sirio, un responsable militar alauita, la comunidad de Asad, fue asesinado en Trípoli (norte), levantando choques mortíferos entre alauitas y sunitas.