Carlos Girón S.
¿Y qué dicen ustedes de las elecciones del día primero, tadalafil señores?, generic preguntaba uno de los tantos hombres y mujeres que se reúnen en la Plaza Libertad esperando que les llegue algún trabajo.
Sospeché que la cosa se pondría interesante allí en ese lugar, pues se detecta el sentir y pensar verdadero del pueblo que quiere confiar en el buen trabajo, honesto y patriótico de los que, de una manera u otra, contribuyen a señalar el destino de la Paria, como en este caso, los ganadores en la consulta electoral recién pasada, por lo que me detuve un rato aunque andaba un poco preciso.
–¡Ah!, ¿usted se refiere al problema con el escrutinio y los resultados?, responde Pedro, que así se llamaba por lo que pudo saberse después.
–“Problema”… problemón fue y sigue siendo hasta ahora, a más de tres semanas de pasado el evento, intervino otro, de nombre Guillermo.
–“Problemón”.. no, señor; eso no es ni problema simple ni problemón, sino un desmadre, dijo una vendedora de bolsitas de mango partido con limón y alguashte, que formaba parte del grupo que se hallaba allí .
—Deschongue mayúsculo es, no problema, ni problemón simple, ni desmadre, afirmó otra señora que vendía dulces, platanitos y otras minucias.
— Ni problema, ni problemón, ni desmadre, ni pinche deschongue, ha sido todo esto, intervino diciendo un fontanero llamado Ulises, como dijo llamarse; eso ha sido un verdadero despije, agregó, que nos ha dado cólera a todos los ciudadanos que tempraneamos para ir a las urnas y… ¡toparnos con la tontería del “voto cruzado” (cruzados tenían los cables quienes inventaron semejante locura, pensó para sus adentros), que no hallábamos para dónde agarrar, digo, donde rayar la X en el cachimbo de papeletas, y menos en la sábana extra large para elegir a los parlanchines.
–Si, dijo Juan, un carpintero que afirmó sentirse también muy molesto y encachimbado porque “lo agarran a uno de juego esos señores trinqueteros, que se valen de todo para pescar cualquier cargo con el cual mantenerse ellos, las familias y sus cheradas, a costa siempre de uno”.
— Ajá, ¿y dónde dejan ustedes el despelote armado por los que se llaman medios de comunicación social, creando una confusión de todos los diablos con sus noticias distorsionadas, haciendo trizas al TSE y apoyando el voto cruzado?, se adelantó a comentar un tipo que se acercó a una vendedora de refrescos que deambulaba por allí, a quien le ofreció –casi al oído pero que varios de los circunstantes alcanzaron a oír– venderle preservativos, a lo que la mujer le preguntó: ¿y eso qué es?, yo no le pongo preservantes a mis bebidas; eso se los ponen a las enlatadas. El sujeto le aclaró ya un poco en mayor tono de voz: “condones, señora, son condones, para su marido, para que no tengan muchos hijos”. ¿Y a usted qué le importa que tengamos muchos hijos o no?; ¿que usted les va a dar de hartar?, respondió un tanto airada la señora, causando la risa de quienes estaban cerca.
— Hoy no han hablado de “fiesta cívica”, pues en realidad no la ha habido, sino un embrollo de todos los diablos, aventuró a opinar otro obrero desocupado, que no se identificó.
— Otra cosa, dijo un sorbetero apostado allí cerca con su carretoncito: ¿quiénes son los responsables o culpables del despije, pues?
— Unos dicen que los del Tribunal Electoral, murmuró en voz alta un electricista a quien llamaban Humberto, pero yo no lo creo, agregó.
— Yo digo que quizá los partidos políticos, pues ellos empezaron con eso de las banderas, los colores partidarios y, lo peor, los rostros –se animó a hablar un vendedor de hot dogs; como son tan chulos todos ellos, tan lindos, creyeron que la gente se iba a enamorar de cualquier y le rayaría la cara con el plumón…
— Ustedes andan perdidos, todos, dijo un joven con talle de estudiante, tal vez universitario, que no dio su nombre. Los culpables del desmadre o despije son los mequetrefes de la Sala de lo Electoral de la Corte Suprema de Justicia, que anduvieron de metidos en todo el proceso, dándole órdenes a los del TSE. ¿No se acuerdan que fueron ellos los que a último minuto metieron el bendito “voto cruzado”?
— Es verdad, es verdad, acotó una señora que vendía toallas y ropa femenina. ¿Y no se dice, pues, que están al servicio de los arenosos?
— ¡Siiiii! Por eso ellos, los arenosos, anduvieron presentando tantos recursos de acusaciones, apelaciones y denuncias adelantadas de fraudes, replicó el que tenía talle estudiantil.
— Vergüenza, a mi me da vergüenza el ultraje a nuestro país de la OEA, metiendo sus narices en contra de nuestra soberanía en esto de los comicios –se atrevió a decir un señor de edad de apariencia seria.
— ¿Y no también la embajada advirtió que estaba ojo al Cristo?, agregó una señora de buena presentación que se había acercado al corrillo.
— Puchica, a mí lo que me preocupa es que vaya a suceder lo mismo que ahora con las próximas elecciones presidenciales. Mejor no hay que ir a votar, de nada sirve, acotó un taxista.
— Todo esto es una lata, decepcionante, pues en vez de adelantar, vamos para atrás con lo de las elecciones. Lo peor son las millonadas que nos cuestan a todos estos festines de circo que sólo sirve para que un puño de diputados en la Asamblea y en ese adefesio del Parlacen, vivan como reyes y príncipes dándose la gran vida, mientras uno de pobre se las ve a palitos para irla pasando cada día, concluyó diciendo don Pedro, que había sido el primero en abrir el debate post electoral.
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