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…El hombre para el puesto y no el puesto para el hombre

Renán Alcides Orellana

Esta frase la he utilizado varias veces en mis artículos, viagra desde hace algunos años. Y siempre, nurse quizás con mayor énfasis, decease en vísperas como hoy de una renovación del gabinete de gobierno y cargos intermedios. Se trata de motivar a escoger por mérito y no por compadrazgo, a quienes tendrán a su cargo el manejo de la cosa pública.

   Ha sido -es- de sobra conocido, que los compromisos de los jefes o futuros jefes, a veces motivados por presiones, en vez de autorizar el nombramiento de “el hombre -calificado- para el puesto”, autorizan “el puesto para el hombre” no calificado. Es decir, el hombre “no calificado” para ejercer el cargo, por cercanía a quien lo nombra, bien por parentesco, compadrazgo, compromiso político; en fin… Y como trago amargo, los efectos, por cierto numerosos y deplorables, han llevado a la población, y al país como un todo, a soportar administraciones corruptas con su secuela de: malversación, peculado, desvío de fondos, gastos innecesarios, viáticos exagerados de viajes falsos… sin faltar -y cómo no- los acosos de todo tipo, la arrogancia y malos tratos al personal subalterno, como para ratificar el dicho popular “la ignorancia es atrevida”.  También he sostenido, por evidente, que en el país la honestidad y la capacidad han sido -son- un estorbo. Muchos casos confirman esta afirmación. Con las excepciones apreciables de siempre, son notorios los “errores” en los nombramientos, que son “justificados” como algo necesario para evitar represalias del de arriba, que “manda y no suplica”. Y en casos emblemáticos, cuando la elección ha sido de primer grado; o de segundo grado, por el Órgano Legislativo, es para indignación reprimida la frustrante realidad de funcionarios huyendo o cumpliendo condenas por delitos de mal manejo de la cosa pública y, lo peor, como ocurre hoy, un ex presidente de la República, Francisco Flores Pérez, perseguido como “uno de los más buscados”, por la apropiación descarada de millones de dólares donados por Taiwán, que -según se ha confirmado- estaban destinados para servicios a la población desvalida de El Salvador. ¿Son tan inteligentes, que engañan con su curriculum a la hora de mostrar su perfil? ¿O hay componendas previas? A saber. Sin embargo, hay muchas y apreciables excepciones. Una ligera mirada retrospectiva y un efectivo accionar judicial de los entes correspondientes, descarnaría que hay trabajo sin fin y botines también sin fin. “A hechor y consentidor pena igual”, decían en mi pueblo. O cómplices y “destinatarios” del servicio, hay que agregar. A Flores por algo le tocó. Porque, vista hacia atrás, la lista es enorme, aunque o ya prescribieron las acciones causantes del delito o fueron “desvanecidas” por “eficientes” funcionarios contralores. Y ¡flash!, como siguientes paso, el finiquito… Vale para todos los tiempos, para todas las edades, para todos los empleos: a la hora de ver curriculas y otorgar cargos, es preciso -de extrema urgencia para la sanidad administrativa- designar el hombre para el puesto y no el puesto para el hombre. Y, aunque no ha sido del todo satisfactorio llevar a la práctica esta idea, en el último quinquenio mucho se ha logrado, con políticas y acciones hacia la ética y la transparencia. Falta mucho aun. Tarea que -ojalá- vaya mejor durante el mandato que se inicia…  (RAO).

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