Tomado de Univisión
Johnny Lauder puso a salvo a sus dos hijos, a su nuera y a sus mascotas en el techo y, sin pensarlo, se tiró por una ventana de la casa de su hijo al agua donde antes no la había. En su cabeza solo llevaba a una persona, su madre de 84 años, quien vivía sola a media milla en Naples, Florida, y sabía que no se había ido al refugio antes de la llegada del huracán Ian porque “es terca”.
El hombre de 50 años, ex policía especial de Chicago, se orientó y comenzó a nadar en dirección a casa de Karen Lauder, quien vive a poco más de tres cuadras, media milla, de la casa del hijo de Johnny Lauder, y quien solo cuenta con una pierna enferma a causa de un padecimiento que no han podido determinar.
Al momento de entrar al agua, Lauder portaba en su mano su teléfono impermeable listo para contarles a sus familiares que no viven en Florida lo que ocurría. Estaban preocupados por la situación que se vivía a causa del huracán que golpeó el pasado 28 de septiembre como categoría 4 con vientos de 150 mph.
“Es como media cuadra para la esquina y mi mamá vive tres cuadras al sur”, contó en español Lauder a Univision Noticias vía telefónica desde Naples, uno de los lugares más afectados por el paso del huracán Ian que ha causado decenas de muertos e incuantificables perdidas materiales.
“Comencé a nadar. Carros, vans estaban flotando a mí lado, la corriente estaba moviendo carros. Estaba fuertísimo, pero tú sabes, cuando uno tiene que hacer algo la adrenalina no piensas, nomás vas”.
Lauder continuó por la calle pensando «ay Dios, por qué no me mandas un barco». Curiosamente, y para su fortuna, el huracán había arrastrado uno al interior de la calle, pero tan grande que no era posible conducirlo. Lauder dijo que de esa embarcación únicamente pudo aprovechar un chaleco salvavidas y un colchón inflable.
Con ellos, siguió su recorrido dando patadas y luchando contra la corriente. Mientras aseguró que intentaba tomar alguna foto y enviarla a sus familiares para hacerles saber el lugar donde se encontraba en caso de necesitar ayuda. “Cada vez que me podía agarrar a un árbol, a un poste, yo tomaba una foto para que ellos supieran que estaba bien”, narró.
Finalmente, después de un buen rato de trayecto forzando el nado por la fuerza del agua, el hombre que trabaja ahora como chofer de una empresa comercial logró ver la vivienda de su madre.
Al aproximarse, el agua se calmó y pudo comenzar a grabar en video su llegada hasta una ventana desde donde observó a Karen Lauder flotando con el agua hasta el cuello. “Mandé esa foto a la familia para hacerles saber que estábamos vivos y que ella estaba bien”, contó.
“Brinqué dentro de su apartamento y como ella estaba en el agua, con mis entrenamientos de rescate, sabía que podía sufrir hipotermia. Ella estaba temblando como una chihuahua”, recordó el hombre, quien después de un gran esfuerzo logró apilar dos mesas y subir a su madre para acostarla sobre un colchón.
El hombre contó que estuvieron esperando ahí por ayuda alrededor de tres horas.
Una larga noche
Con el agua descendiendo, ambos pudieron sacar a la mujer de su casa sobre su silla de ruedas aunque el agua aún le llegaba a la altura de su pecho.
Una vez en la calle, la familia se dio cuenta de que una vecina haitiana se encontraba también en su vivienda y la ayudaron a salir de allí.
Casi al caer la noche, los cuatro se encontraron a salvo y fueron a buscar refugio a algún hotel; sin embargo, esa noche, casi todos los que encontraban no tenían electricidad o agua.
La familia decidió volver a casa del hijo de Johnny Lauder, la cual se dieron cuenta de que aún tenía servicio eléctrico en ella. Sus hijos lograron restablecer el aire acondicionado y secar algunas cosas.
Fue hasta las 02:00 horas del jueves cuando la familia Lauder pudo descansar. No obstante, las casas de Karen y Johnny Lauder quedaron inhabitables.
“Uno tiene que seguir. Gracias a Dios estamos vivos”, concluyó.
La familia Lauder abrió una página en GoFundMe para recaudar fondos que ayuden a su recuperación.