Empecemos esta clase con la amenidad de un cuento que sí he inventado yo, pensando en mis queridísimos amiguitos:
Heriberto era un niño obsevador e inquieto, quizá el germen de un científico y por ello, a temprana edad indagaba ciertos fenómenos y buscaba explicaciones, que como es usual, muchas veces imposibilitaban a los adultos a fin de darles una respuesta satisfactoria (como Uds. lo hacen cotidianamente conmigo).
Cierta vez, en un viaje campestre, Heriberto escuchó a un campesino lugareño de donde había sido la expedición, Maclovio, hablar sobre los “huevos de sombra” que ponen las gallinas y le sorprendió sobremanera el hecho de que no de todos los huevos nacían pollitos, sino que los mencionados huevos son de “gordura”, como los llaman también.
Quedó, pues, cavilando, el juicioso niño por que´ entonces las gallinas ponían esos huevos sólo para la satisfacción de la necesidad del alimento de la humanidad, y así, su tierna mentalidad infantil conmovióse ante el lugar preponderante que ocupan los “hermanos menores”- los animales- respecto al mayor de todos, el hombre, ya que los seres humanos somos heterótrofos (del griego heterós: otro y trophein: alimento), es decir, que nos alimentamos de otros, no somos capaces de producir nuestros propíos alimentos (autótrofos), ni tampoco un alimento perfecto como es el caso de la miel de las abejas, llamadas insectos sociales, -tema que veremos en otra ocasión.
De esa manera, a pesar de ser sólo un niño, Heriberto quedóse reflexionando como los hombres se enfatúan pensando en su grandeza y en su origen divino, pero divorciado de la naturaleza, como si no fueran parte de ella misma, con su “civilización” arrasadora, erosionadora, en fin, autodestructora y de este modo, fue siendo envuelto por el sortilegio de la campiña, pensando en el huevo de sombra que, por otro lado, sería inútil si no lo comieran los hombres, por ello, otras personas llaman al huevo de sombra, huevo vano…Y sintió el entusiasmo de haber sacado de aquella situación fenomenal, la conclusión de lo útil que todo es, aunque aparentemente sea “inútil”, “vano”, de “sombra”, de “gordura” como el huevo infecundo.
Prof. Herbert Edmundo Vaquerano
67 Av. Sur No. 248 Colonia Escalón, S.S.
2508-9639