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El idioma Tol y la colonización interna (Parte III). Rafael Lara-Martínez

Rafael Lara-Martínez

Professor Emeritus, New Mexico Tech

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Desde Comala siempre…

 

  1. Del Tol
  2. 1.  Alfabeto  

 

Los sonidos del idioma Tol se escriben de la manera siguiente por común acuerdo entre las obras citadas en la bibliografía:

 

Consonantes

p t ts k ‘, tradicionalmente la /ts/ se escribe /tz/.

ph th tsh kh, se trata de consonantes aspiradas.  Algunos trabajos utilizan el alfabeto castellano en el cual la /h/ se escribe /j/.

p’ t’ ts’ k’, se trata de consonantes glotalizadas.  Se recuerda que el cierre glotal suele transcribirse como /’/

m n ng/ñ, la última consonante nasal es alveolar tal cual la /n/ en la palabra «mango» en castellano.

v h (j), la /v/ es el sonido labio-dental que no existe en castellano, pero la lectura puede detectarlo en inglés y en francés.  La /h/ o /j/ refiere a una aspiración semejante a las del inglés /he, él/, es decir, menos intensa que la jota castellana.  En varias lenguas mayas hay una diferencia entre ambos sonidos.

l/r

y w

 

Vocales

i e ü a u o, la /ü/ es una vocal alta intermedia, entre la /i/ y la /u/.

 

 

  1. 2.  Categorías gramaticales

Se explican varias categorías gramaticales que radicalmente difieren del castellano.  Debe recordarse que la gramática es un arte (tekhne) de traducir «el lenguaje mudo de las cosas» en conceptos tan diversos como la variedad de idiomas en el mundo.  En primer lugar, se explica el plural que clasifica los entes en un rango descendente, de lo divino, humano a lo inanimado.  De establecer un diálogo entre la lingüística y la antropología, se declara que una categoría gramatical —el plural en escalafón de lo divino y humano a lo inanimado— anticipa la mito-poética.  En seguida, se sondea el posesivo que —más allá de la oposición habitual, inherente y alienable— le otorga al pronombre independiente «Yo (Self), Naph» un carácter multifuncional.  No se examina una serie de sufijos nominales, ya que las fuentes primarias sobre el idioma Tol aún dudan de su verdadero significado: artículo definido, caso para el objeto verbal, direccional, -m/n, -s/sVs, -kh (V = vocal).  Para concluir, se anticipa la idea conclusiva de un «Yo/Naph» hacelotodo.

 

  1. 2.  1.  Plural

En la búsqueda del plural, existe un consenso por reconocer su amalgama con la clasificación de las entidades naturales y sociales.  Hay una jerarquía que organiza los seres en el Mundo desde la altura divina —casi equivalente a lo humano adulto— a la infancia, animales de cierto tamaño y estrellas, hasta descender a los animales más pequeños y demás seres, sin necesidad de un plural.  Aun así, su empleo parece optativo, ya que el sentido lo recobra el contexto.  El primer plural lo señala el prefijo -pan, que califica a ciertos astros con atribuciones superiores.  No en vano, se dice que «Kokoy/Cocoy significa «Sol», «Trueno», «Abuelo» y «Antepasado».  La cosmología Tol asocia los fenómenos naturales de la Luz, tal cual Sol y Trueno, con Seres divinos: “La Primera Nación vivió con Tomams (vive en el Este; ts(i)quin mo’o pü’ü Toman Pones; mientras Toman Tzhikh vive en el Oeste, T’yaja mo’o pü’ü Toman Tzhikh): Tata Dios, el Abuelo Trueno, Noventa [hermano de Tata Dios], las Estrellas, el Sol, la Luna”» (Este = tsiquin mo’o; Oeste = t’yaja).  Se anota la dualidad de Toman —Este/Oriente vs. Oeste/Poniente— que de calificarla de «mito» olvida que el castellano no refiere el giro de la Tierra, sino su percepción subjetiva habla de «salir y ponerse el Sol», en rotación inverosímil (ídem en inglés y francés).  Lo que debe entenderse por «mito» lo expresa la lengua misma al trasladar los hechos en palabras.

 

El segundo plural se reduce a los términos para hombre y mujer (1b), bastante restringido.  El tercer plural utiliza una palabra independiente «(wi)-tahkh» que a veces se traduce por «muchos» (2).  Por último, los animales de talla reducida y los seres inanimados no utilizan un plural, sino se deduce del contexto (3).  El cuadro siguiente y los ejemplos ilustran esa diferencia jerárquica.

 

Prominencia/animación

 

+ (1)                                        +/- (2)                                                  – (3)

divinidades/                            niños/animales grandes/                     animalitos

humanos adultos                     estrellas                                               resto de seres

 

-pan, ne- /no-                          (wi)-tahkh, posesivo-muchos                         –

prosigue al sustantivo que califica (RD y MRD, DH, SHL).

Se recuerda que también la Divinidades se escalonan en rangos desde la escala celeste superior hasta la más accesible como «Namaywaï, la Tierra Madre de los Muertos», de cuyas entrañas «nacen» las plantas, «Jo’pojil, Dueño del Venado», «Saíno Jemayan, Dueño del Jabalí/Saíno», , «Tsencley Jamayan, Dueño del Pecarí, Pizote, Mico, Olingo, etc.», etc.

 

(1)

tol-pan, tolpanes; ángel-pan, ángeles; na-tham-pan, mis-hermanos; hepey-pan, mis cuñados, napanen-pan, demonios/espíritus malignos.  Este sufijo también pluraliza un adjetivo predicativo: chac’/tzotz’ noy-pan, seno son-grandes.

 

(1bis)

pero ni-yom, hombres; ne-keph, mujeres.  En otra variante, ne- solo antecede a ne-képh/yóm, mujeres/hombres, es decir, a humanos adultos.

 

(2)

phul witahkah, estrellas; woway his-thakh, niña su-plural

 

(3)

quina te-kyawaha sínatzha tzhin-akh, ahora acabó sembrar frijol-?

 

tshin kelel hisin naph, frijol quiere/o siembro yo = quiero sembrar frijoles (se recuerda que el verbo «quiere/o» es impersonal», ya que expresa un modo desiderativo).

 

No puede presuponerse que una categoría tan obvia como el plural se exprese de manera directa en otros idiomas.  Además de su índole facultativa, el idioma Tol nos enseña cómo se establecen jerarquías que clasifican los seres naturales y sociales de acuerdo con su escalafón cultural.  Gracias al análisis de la mitología la antropología destaca la dualidad divina —Trueno/Cocoy-T’i’ila y Luna—Mümüy— que le otorga el género a los recién nacidos, la cual se desdobla en la escala Amo-Subordinado/a.  La complejidad divina se gradúa así: Ser-Supremo/Tomam-Padre – Tomam-Mayor al Oriente- Tomam-Menor al Occidente – Nompawinapü’ü-Hijo del mayor – Hijo del Menor sin vínculo humano – Amo de los animales.  La pareja Trueno-Luna/Abuelo-Abuela también ofrece esa jerarquía que solicita la reciprocidad, a menudo en disputa.  No en vano, la oposición «kokoy/cocoy-mümüy» también glosa el par «macho-hembra».

 

Para completar esta escala mítica, la lingüística solicita también su inclusión en el debate de las ciencias humanas y sociales.  En efecto, el escalafón académico diseña una jerarquía semejante a la del plural.  Desciende de las alturas celestes luminosas al ser humano adulto —a su infancia luego— hasta hundirse en lo inanimado.  La enseñanza conclusiva del Tol es simple.  El Logos es un mito, el cual traslada el Mundo natural a la Palabra viva de una cultura singular.  Sólo la política expansionista la propaga más allá del ecosistema original para imponer sus categorías como universales, es decir, para confundir el Mundo con «mi» Palabra.

 

  1. 2.  2.  Posesivo

 

Para el posesivo, el examen se focaliza en la primera persona singular en su variación constante.  La consonante nasal cambia la vocal que le sigue, a veces por mantener una harmonía con el sustantivo e incluso se asimila a la consonante siguiente.  Además, aun si para la primera persona singular, el posesivo es un prefijo, para la segunda y tercera lo marca un infijo: n-la, mi nombre vs. l-y-a, tu nombre, lo, su nombre; n(a)-has, mi corazón vs. h-y-as, tu corazón vs. hos/h-w-as, su corazón

(4)

Primera persona singular: m-, n-, na-, ne-, ni-, no, nu-, nü- = n-Vocal-, mi

 

(a)

Alienable

na-/ne-/m-pé, mi roca vs. p-w-e, su roca

m/na-wa, mi casa + na(ja)-micá wo, mi-amigo su-casa

 

(b)

Inherente

Parentesco

ng-kokoy, mi-abuelo vs. c-y-ocoy, tu abuelo

n-t’laph, mi-hermana

m-papay lal pü’üs naph, mi-padre con vivir-yo yo = yo vivo con mi padre

 

(c)

Partes del cuerpo

na-más, mi mano vs. m-y-as, tu mano

na-wála, mi cara

na-has, mi corazón; malala na-has, mal(o) mi-corazón = estoy enfermo; ‘ükh na-has, bueno mi-corazón = estoy bueno-bien/alegre; napj na-has, yo es-mi-corazón = quiero (imperfecto, -tzha)

 

(d)

Pronombre

na-saph, mi-solo = yo solo vs. hi-saph, Ud. solo

na/hi- tz’a’á, mi/tu-? = mío/tuyo

 

(e)

Otros

n-tin way velé…, mi-idioma (es) hablar-yo = hablo mi idioma (RD y MRD, DH, SHL).

 

El genitivo también puede expresarse por la simple aposición de dos sustantivos, tal cual en el ejemplo siguiente:

 

(5)

tz’olol wolás (mpes trompo li hi), roble fruta/bellota (con trompo hace) = hace un trompo con la fruta del roble/bellota

Hok’ Tz’utus mo’o, montaña flor en = la Montaña de la Flor

‘ütshü pis ‘ükh sya’ma, ardilla carne buen tiene-sabor = la carne de ardilla tiene buen sabor.

 

La característica más sobresaliente del posesivo no la describe la acostumbrada diferencia entre sustantivos.  Hay entes naturales sin posesión alguna —excepto, se dijo, la sinonimia Sol/Abuelo y Luna/Madre— las partes del cuerpo y los término de parentesco con posesión inherente, al igual que los demás objetos alienables.  Tal contraste resulta habitual en muchos idiomas mesoamericanos.  En cambio, el pronombre independiente —naph, «yo, moi en francés inexistente en castellano»— se antepone al posesivo como si se tratase de una oración copulativa completa —»yo es-mi-pescado» en (6).  Se recuerda que hay dos teorías sobre la «cópula, ser»; la una cree en su ausencia y la otra plantea que toda palabra es un predicado implícito al incluirla, esto es, la traducción en este ensayo (véase (8), más abajo).

 

(6)

naph na-tz’a’á way molan-as, yo mío/mi-? es cerdo = el chancho es mío (no se comenta el sufijo -as, pero se anota que no funciona como objeto directo)

 

naph n-khul, yo (es-)mi-pescado = (es-)mi pescado vs. hiph kh-y-ul, tú (es-)tu pescado

naph na-mümüy/ñ-kokoy, yo (es-)mi-abuela/mi-abuelo = (es-)mi abuela vs. hiph m-y-ümüy, tú tu abuela

igual sucede con una sustantivo que anticipa al posesivo hutzh m-wikh campa, tacuazín su-naríz es-larga.

 

chan wa lya hiph?, ¿qué también es-tu-nombre tú? = ¿cómo te llamas?, donde na-la, mi nombre

 

pahal tz’yuskha naph m-p’üy, mucho pica yo mi-piel = me pica mucho la piel vs. nin tz’yüskha way juph, me pica es/hay él.

 

Pero, en seguida se verifica que ese mismo Yo (Self) asume la función posesiva ante la ausencia del prefijo, según lo muestra el contraste en (7).  Esta cualidad multifuncional anuncia el rasgo esencial de un Yo (Self) hacelotodo, según se describirá en ejemplos siguientes: posesivo, sujeto y objeto.  Los últimos ejemplos (7c) muestran el claro contraste entre el uso del pronombre independiente en la tercera persona y el del pronombre posesivo.

 

(7)

a)

naph m-wa nt’a nin the-pyala, yo mi-casa en así pasado-él/ella-suceder = yo, en mi casa así sucedió

vs.

mpes naph wa nt’a yawá, porque yo casa en él/ella-viene = porque/por-eso viene a mi casa

 

b)

naph (n-)tin velé, yo (mi-)lengua hablo = hablo (mi) lengua, donde la inclusión optativa del prefijo posesivo, para un sustantivo inherente, revierte la función gramatical hacia el pronombre independiente (SHL)

 

c)

huph vis / huwís vs. m-vis = él/ella diente/su diente vs. mi-diente

huph vin vs. m-vin = él/ella sapo/su sapo vs. mi-sapo (RD-MRD-IF).

 

Ese «bricoleur (handyman)» realiza todas las actividades artesanales —gramaticales— posibles (C. Levi-Strauss, 1961).  Pero, al imaginar que este calificativo de la antropología socio-cultural se aplique a la estructura de un idioma, suele juzgarse un sinsentido, debido a que no existe comunicación entre disciplinas aledañas: la una social y la otra formal.  No obstante, tal es el cometido de este ensayo que —por el periodismo cultural— se permite el diálogo entre dos ramas inconexas de la antropología general.  Rompe fronteras para ilustrar la posible glosa disonante del Mundo que ofrece el Tol, con respecto al castellano.

 

A continuar…

Leer partes anteriores:

El idioma Tol y la colonización interna. Por Rafael Lara-Martínez (Parte I)

El idioma Tol y la colonización interna. Por Rafael Lara-Martínez (II Parte)

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