*Marcel Lhermitte
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Las afirmaciones del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, sobre que España y el Vaticano debían admitir su responsabilidad histórica por los delitos cometidos en la conquista de América, generó debate en el país ibérico y se mechó momentáneamente dentro de los temas de campaña electoral.
Por un lado los defensores de la corona, entre los que se encuentran los derechistas del Partido Popular (PP) y Ciudadanos, más los socialdemócratas del PSOE, cerraron filas en defensa del Rey, mientras que desde la izquierda, Podemos entendió que era razonable que el monarca pida perdón.
Más allá de lo que puede considerarse como oportunismo político o movidas exclusivamente electorales, parece difícil de creer que haya quienes ignoren las matanzas de pueblos originarios –al punto de llegar a la extinción de comunidades enteras– o el saqueo de riquezas que sufrió América Latina durante la conquista.
Los comentarios destemplados, ofensivos, despectivos, imperialistas y supremacistas proliferaron en las últimas horas y no solo por parte de españoles, sino también de algunos latinoamericanos radicados en España, como: Mario Vargas Llosa: “López Obrador se equivocó de destinatario; se la debía haber mandado a sí mismo (la carta pidiendo perdón). ¿Por qué tiene México tantos millones de indios pobres, ignorantes y marginados?”. El escritor peruano agregó que “esta pregunta se la pueden hacer casi todos los presidentes latinoamericanos, especialmente en países donde hay grandes comunidades indígenas”.
El líder y candidato a presidente del PP, Pablo Casado, también se puso en guardia y dijo que la iniciativa del mandatario mexicano es “de una ignorancia escandalosa y una auténtica afrenta contra España y contra su historia”.
El presidente de los ultraderechistas de Vox, Santiago Abascal, entendió que López Obrador, estaba “contagiado de socialismo indigenista” y “no entiende que al pedir reparaciones a España en realidad está insultando a México”. Desde filas del PSOE, la vicepresidenta Carmen Calvo afirmó que “el Rey no tiene que pedir perdón a ningún país”.
Quizás el más desafortunado fue el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando: “Los españoles fuimos allí, acabamos con el poder de tribus que asesinaban con crueldad y saña a sus vecinos, y por eso unos pocos ayudados por los que eran perseguidos y esclavizados, se conquistó y civilizó esa tierra”.
También Arturo Pérez Reverte, se sumó a la polémica con un tuit: “que se disculpe él (en alusión a López Obrador), que tiene apellidos españoles y vive allí. Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree es un sinvergüenza”.
Pocos ejemplos conozco de pedidos de perdón de un país imperialista luego de cometer crímenes. Quizás el más conocido sea el del exprimer ministro inglés David Cameron, ante la matanza de civiles irlandeses en manos del ejército británico, en el Bloody Sunday de 1972. Poco después de las disculpas, la hermana de una de las víctimas afirmaba que el perdón no era importante cuando te han matado a alguien tan cercano, sino que lo realmente valioso es la justicia.
¿Alguien puede imaginar a Estados Unidos pidiendo perdón por la invasión a Irak y la inexistencia de las armas de destrucción masiva?, ¿o por la injerencia en distintos países de América Latina que llevaron a sangrientas dictaduras?, ¿nos podemos imaginar a los países imperialistas pidiendo perdón a las naciones africanas por los saqueos –que aún continúan– y por las violaciones a los derechos humanos?
Para pedir perdón y que no se trate de una acción vacía, para que sea honesto, se requiere como condición fundamental estar arrepentido, de lo contrario estaríamos ante una acción hipócrita y de acuerdo al “disparatario”, que emitieron distintos voceros políticos españoles queda explícito que el arrepentimiento no existe. No se puede exigir el perdón, pero será tarea de los pueblos el mantener la memoria y quizás algún día pueda llegar la justicia.
*Marcel Lhermitte es consultor en comunicación política y campañas electorales. Periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y magíster en Comunicación Política y gestión de Campañas Electorales. Ha asesorado decenas de candidatos y colectivos progresistas en Uruguay, Chile, Francia y
España fundamentalmente.