Por Daniel Bosque/Barcelona/AFP
Cataluña empieza este viernes la campaña electoral más importante de su historia contemporánea con una gran manifestación en Barcelona del movimiento independentista en busca de una amplia mayoría parlamentaria para lanzar un proceso de secesión del resto de España.
«11 de septiembre de 2015: pongamos la primera piedra de un país nuevo», rezaba uno de los anuncios promocionales de esta manifestación organizada en ocasión del día grande de Cataluña, la Diada, esta vez completamente politizada.
Si cumplen sus expectativas, movilizarán por cuarto año consecutivo a centenares de miles de personas en una avenida en el norte de la capital catalana en favor de la independencia de esta rica región nororiental de 7,5 millones de habitantes.
Su oportunidad puede darse en los comicios regionales del 27 de septiembre, que el presidente catalán, el independentista Artur Mas, y sus aliados presentan como un plebiscito sobre la secesión, a escasos tres meses de las elecciones generales españolas.
«Conseguir la independencia no será fácil pero ganar las elecciones será el primer paso importante», dice a la AFP Eusebi Rius, un jubilado de 65 años, con bigote blanco.
Rius está en Vic donde se han concentrado centenares de moteros, que posteriormente se dirigirán hacia Barcelona para la manifestación.
«No me siento identificada con España y creo que ha llegado el momento de tener un proyecto propio, un país catalán», afirma Laura Alastruey, de 24 años, vestida con una cazadora motera y debajo una camiseta con la ‘estelada’, la bandera independentista catalana.
Tres sondeos publicados esta semana otorgan la victoria a las dos listas independentistas: Junts pel Sí (Juntos por el Sí) de Mas, una heterogénea coalición desde el centroderecha hasta la extrema izquierda, y la izquierda anticapitalista de la CUP.
No obtendrían una mayoría de los votos pero, debido al sistema de reparto electoral, si conseguirían una mayoría parlamentaria (68 sobre 135 diputados) que, según Mas, bastaría para implementar su plan dirigido a declarar la secesión en 18 meses.
«En vuestras manos está la fuerza y la herramienta que marcará el futuro político de esta nación: el voto», dijo Mas en un solemne discurso desde la sede del gobierno regional.
Madrid desembarca en Cataluña
Estas elecciones son, según Mas, su último recurso, tras tres años en los que la región reclamó sin cesar un referéndum como los celebrados en Quebec (1980, 1995) o Escocia (2014), ambos ganados por el «no».
El gobierno conservador español de Mariano Rajoy rechazó repetidamente dicha votación, alegando que corresponde a toda la población española decidir sobre la unidad del país.
Pero, conscientes de la relevancia de estas elecciones, Rajoy y sus ministros, así como los líderes del resto de formaciones estatales, visitan la región para convencer a sus habitantes de permanecer en el barco.
El jueves, el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, abrió la puerta a reformar la Constitución y ceder una mayor autonomía fiscal a las regiones, una de las reivindicaciones históricas del nacionalismo catalán.
«Es absolutamente posible, viable y deseable», dijo, aunque supeditó el diálogo al resultado electoral.
Sin embargo, este viernes, su colega de Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmó que «para reformar la Constitución debe haber un consenso, saber dónde queremos ir (…) Por tanto, si se trata de contentar a los independentistas no procede ninguna reforma de la Constitución».
El líder de la oposición socialista, Pedro Sánchez, consideró que «desde el punto de vista social, el independentismo no parece mayoritario», pero defiende una reforma federalista de la Constitución.
Demostración de fuerza
Hace pocos años, solo una quinta parte de los catalanes se sentía independentista, pero el movimiento ha aumentado desde 2008 con la crisis económica y la creciente escalada de tensión con las instituciones estatales.
En 2010, el Tribunal Constitucional recortó notablemente el autogobierno obtenido en un estatuto aprobado por referéndum cuatro años atrás. En 2012, sus aspiraciones de mejorar su financiación en plena crisis se toparon con la negativa de Rajoy.
La consecuencia fueron masivas manifestaciones del 11 de septiembre. Este viernes, los independentistas esperan llenar los 5 km de la avenida Meridiana, el acceso norte de Barcelona.
Simultáneamente, muchos catalanes no desean la secesión y se quedarán en sus casas, temerosos de que el país pierda esta región, las mas rica de España, responsable de un cuarto de sus exportaciones, 32.000 km2 estratégicos para Europa, entre los Pirineos y el mar Mediterráneo.
Fuera también la preocupación ha crecido, como lo muestra el aumento de la prima de riesgo de España, por encima de la italiana, y declaraciones de advertencia a Cataluña como la del primer ministro británico David Cameron quién asegura que en caso de secesión de la región quedaría fuera de la UE.