Página de inicio » Opiniones » El ingeniero William Mendoza, un amigo extraordinario de los jóvenes de Las Palmas…

El ingeniero William Mendoza, un amigo extraordinario de los jóvenes de Las Palmas…

German Rosa, s.j.

En la comunidad de Las Palmas de San Salvador, el Ing. William Mendoza siempre será recordado como el gran Amigo y compañero de camino de los jóvenes que no tienen posibilidades para acceder a la educación universitaria. Quienes conocimos al Ing. William Mendoza, lo admiramos por ser un gran amigo fiel que estuvo en las buenas y en las malas, un gran padre de familia, un gran profesor y un excelente colaborador de los jóvenes de Las Palmas…

Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro, y así ocurrió con los jóvenes de las Palmas y otras comunidades marginales que conocieron al Ing. William Mendoza, pero también el vínculo de amistad con estos jóvenes le hizo encontrar al mismo William tanta riqueza humana y tantos talentos que fueron auténticos tesoros para su vida como profesional y como ser humano. Amigos son aquellos con quienes te sientes en casa, con quienes discutes y compartes momentos inolvidables de la vida. Así ocurrió con William Mendoza, quien convirtió la Universidad en la Casa de los Jóvenes de Las Palmas, de Jayaque, de la Chacra, de Arcatao, Chalatenango, etc. Y también, las comunidades marginales de los jóvenes que conoció William Mendoza fueron también su propia casa.

William Mendoza nació en San Salvador, El Salvador, en un día de la madre, el 10 de mayo de 1963, falleció en San Salvador el 5 de julio de 2020. Fue el segundo de tres hijos del matrimonio de Mercedes del Carmen Rodríguez y Jorge Mendoza Santos, ambos salvadoreños.

Estudió en la escuela Walter Thilo Deininger, se graduó como bachiller físico matemático del Colegio Externado de San José, fue el segundo bachiller. Realizó estudios en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), donde obtuvo el grado de Ing. electricista en 1988. Trabajó como profesor de Matemática y Física en el Colegio Externado de San José durante nueve años. En 1991 trabajó como profesor de Matemática y Física y coordinador de tercero de Bachillerato en el Colegio Angloamericano, en San Salvador. Comenzó a trabajar como docente en la UCA en el año 1992. En ese mismo año contrajo matrimonio con Lorena Ivon Rivas, procrearon tres hijos, William, Walter y Werner. Fue un esposo y padre ejemplar.

William obtuvo una beca de Fulbright- LASPAU para realizar sus estudios de Master en Matemática con especialidad en Análisis Numérico en Tufts University (E.U.), en 1997. Desde 1999 fue nombrado jefe del Departamento de Matemática en la UCA, cargo que desempeñó hasta el día de su fallecimiento. En 2005 obtuvo un postgrado en Estadística en la UCA.

Su exquisita trayectoria humana y profesional no lo instaló en su mundo familiar y universitario, más bien lo impulsó a ponerse al servicio de los jóvenes de El Salvador. Su experiencia, sus talentos y capacidades los multiplicó sirviendo a nuestros jóvenes que no podían acceder a la educación universitaria.

El Ing. William Mendoza construyó un camino de esperanza con los jóvenes de escasos recursos de Las Palmas y otras comunidades marginales de El Salvador, y disfrutó ser un amigo de los jóvenes que no tenían acceso a la educación universitaria. Esto lo hizo un salvadoreño muy feliz y también un profesor extraordinario. Las personas felices tienen una vida plena y hacen felices a los demás.

Hace unos once años William se acercó muy motivado para conocer y servir a la comunidad de Las Palmas. Visitó la Iglesia la Sagrada Familia y dialogamos sobre sus inquietudes del reforzamiento escolar para nuestros jóvenes de la comunidad de Las Palmas. Ideamos un proyecto que presentó al Consejo Pastoral de la Iglesia de la Sagrada Familia.

Después de ser aceptado el proyecto, el Ing. William Mendoza visitó una noche junto con la ingeniera Marta Lidia Merlos, la Iglesia la Sagrada Familia de la comunidad de Las Palmas para encontrar los jóvenes interesados en la propuesta educativa. La idea era capacitar nuestros jóvenes para participar en el concurso de becas “Mártires de la UCA” y prepararlos para los estudios universitarios. La amistad mutua entre el Ing. William Mendoza y los jóvenes fue tejiendo poco a poco el sueño de un proyecto de educación superior, los retos y dificultades fueron alicientes para hacerlo realidad. La amistad verdadera se realiza con simpatía, gozo, benevolencia, beneficencia, confidencialidad con los demás y se funda en el compromiso mutuo. Esto es lo que ocurrió en este camino de esperanza que construyeron juntos: el Ing. William Mendoza, los jóvenes de Las Palmas y las comunidades marginales para tener acceso a la educación superior.

El P. Ignacio Ellacuría decía que no bastaba con formar buenos profesionales en la universidad de nuestro tiempo, hay que responder a los grandes desafíos de la realidad nacional y ponerse a resolver los grandes problemas del país. Y que el epicentro de la educación universitaria debería ser la realidad nacional.

El Ing. William Mendoza sin pretenderlo y con mucha humildad y discreción hizo realidad estas palabras del P. Ignacio Ellacuría. El Ing. William organizó con la ingeniera Marta Lidia Merlos un grupo de profesores y jóvenes asistentes para la formación y el reforzamiento escolar en distintas disciplinas al servicio de nuestros jóvenes de escasos recursos. Hacer de las comunidades marginales de la sociedad salvadoreña el epicentro de la educación universitaria fue uno de los grandes deseos y sueños del Ing. William Mendoza. De esta manera él hizo realidad uno de sus grandes sueños inspirado en la gran utopía educativa del P. Ignacio Ellacuría a quién tanto admiró y quien tanto le impactó en su vida, junto con los otros Mártires de la UCA.

El primer año no tuvo éxito el reforzamiento escolar por la falta de perseverancia de nuestros jóvenes. Pero en los años sucesivos asistían a la UCA los días sábados un buen grupo de jóvenes de Las Palmas para el reforzamiento escolar en distintas disciplinas. También se convocaron jóvenes de la comunidad de Jayaque y de otras comunidades populares. En poco tiempo se reunían al menos 120 jóvenes que asistían los sábados al reforzamiento escolar.

Algunos de nuestros jóvenes de Las Palmas lograron obtener la beca y otros por sus propios medios y con ayudas de la Iglesia la Sagrada Familia pudieron estudiar en la UCA. Otros jóvenes continuaron sus estudios superiores en la Universidad Nacional de El Salvador, en la Universidad Francisco Gavidia y otras instituciones.

Hoy hay un grupo de jóvenes de Las Palmas que son graduados por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” y otros centros de educación superior del país. Jacqueline Duke de Martínez, una de las lideresas de la comunidad de Las Palmas, expresa el siguiente testimonio: “Para mí es un placer platicar sobre la vida del Ing. William, conocido cariñosamente como profesor William. Lo conocí cuando trabajé como secretaria en el consejo parroquial de nuestra comunidad Las Palmas, de San Salvador. Aproximadamente hace siete años. Mi primera impresión de él fue que yo lo miraba muy serio, pero luego de tratarlo, fue súper alegre y muy amable. El profesor William ha sido de las pocas personas que creyeron y apostaron por nuestros jóvenes. Él ayudó a muchos niños y jóvenes con un proyecto de refuerzo escolar en la UCA. Muy querido para muchas personas de nuestra comunidad de Las Palmas. Haciendo memoria, recuerdo un evento que se llamaba ‘El número uno de la canción cristiana’, en el cual el profesor William fue uno de los jurados. Muy sonriente y una amabilidad que lo caracterizaba, así es como recuerdo al profe William. Siempre muy colaborador en todos los eventos, las rifas navideñas, festival del maíz, fiestas patronales”.

William Mendoza fue una persona excepcional. Su cercanía y su trato directo en la vida ordinaria hizo que todos los que le conocimos lo apreciáramos por su autenticidad y veracidad. Así cultivo su amistad, y cuando hay una verdadera amistad se expresa lo mejor del ser humano y es imposible olvidar.

La amistad de la comunidad de Las Palmas y el Ing. William Mendoza nació y creció como una experiencia extraordinaria que hizo tanto bien a los jóvenes y también al mismo Ing. William que se mostró en una búsqueda del bien común para la misma comunidad. Cuando hay una auténtica amistad los frutos son evidentes: se conoce la realidad de los amigos, se practica el diálogo, se comparte y convive, se compadece y consuela, se acompañan mutuamente y se disfruta de la amistad. Esto causa bienestar emocional y una profunda satisfacción en la vida. Se crece en gratuidad, en fidelidad y el vínculo de la amistad trasciende el tiempo y las fronteras, incluso aquella de la muerte.

Los verdaderos amigos son aquellos que desean el bien para sus amigos y esto hace crecer en la dirección de la vida plena. La amistad constituye un tejido de relaciones vinculantes, familiares y sociales. La amistad auténtica es un gran regalo que causa mucha alegría, pero también preocupación cuando los amigos viven situaciones difíciles de dolor y de tristeza. Y esto ocurre recíprocamente entre los amigos. La amistad, entonces, es un gran tesoro y una riqueza para quien la posee, es la patria de quien está en el exilio, la medicina de quien está enfermo, la vida de quien está muerto, la gracia de quien es sano, la fuerza de quien es débil…

Hoy somos conscientes que el don de la amistad del Ing. William Mendoza con los jóvenes de los sectores populares y de escasos recursos económicos les llevó a colaborar mutuamente, y lograr así, sus sueños profesionales. Jairo Castellanos hace el siguiente comentario: “Era un gran ser humano, irradiaba alegría y trasmitía esperanza de superación personal a la juventud de mi comunidad. El Programa de Refuerzo Escolar Las Palmas, lo comenzamos los seis acólitos de la Iglesia La Sagrada Familia en el gran edificio de la Biblioteca de la UCA. Él nos animaba para que estudiáramos y nos pusiéramos las ‘pilas’ para poder acceder a una beca universitaria, recuerdo que a pesar de que éramos rudos para aprender las matemáticas él no se rendía y con dedicación nos volvía a explicar los ejercicios que no entendíamos. A decir verdad, ese hombre tenía una paciencia admirable para enseñar, era un gran maestro y no cualquiera se puede ganar ese título. No me queda más que decir gracias Ing. William, me enseñaste a luchar por mis sueños, a que en la vida uno no se tiene que rendir cuando no has dado todo lo que puedes dar, me enseñaste que con paciencia y dedicación puedes enseñar y aprender. Tu vocación la compartiste con los demás, y eso se admira.

Tu legado en los jóvenes que apoyaste durante estos once años en el Refuerzo Escolar Las Palmas, no morirá, sino que se multiplicará para las nuevas generaciones. Este programa estudiantil lo quisiste compartir también con aquellos alumnos de escasos recursos de otras comunidades para que se pudieran superar y poder optar por una carrera universitaria, te apuesto que están infinitamente agradecidos por la oportunidad que les brindaste y por la confianza que depositaste en cada uno de ellos”.

Seguiremos compartiendo otras experiencias de este gran educador que ha dejado una huella imborrable en la inteligencia y los corazones de los jóvenes del país.

Ver también

El turno de la Iglesia Católica

Por Leonel Herrera* La Iglesia Católica se ha pronunciado tres veces contra la derogación de …