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EL JAZZ Y LA MÚSICA ÁRABE

Oscar A. Fernández O.

Hemos comentado multitud de veces, que si algo define el jazz es su capacidad de fusión con cualquier tipo de música. De hecho su origen es ese: la hibridación en un primer momento de la música europea y africana. Muy conocidos son los ejemplos de la fusión latina y brasileña, pero aunque casi nada conocida, también existe la conexión árabe.

Al jazz no le importa la lejanía o cercanía de la fusión; se busca siempre el enriquecimiento con nuevas sonoridades, texturas o matices. En este caso, la lejanía entre ambos mundos es especialmente grande. Hasta ahora no nos hemos salido del sistema temperado occidental, los doce sonidos de los que ya hemos hablado en alguna otra ocasión. Entramos en el mundo de la música árabe y sus cuartos de tono, algo totalmente ajeno a nuestros oídos; de hecho nos suena como “desafinado”. La música occidental tiene su división más pequeña en el semitono, pero la tradición árabe es capaz de llegar a dividir este semitono una vez más y trabajan por tanto con 24 notas.

Evidentemente su sistema modal es totalmente diferente al nuestro: las escalas “maqam” (existen más de setenta escalas heptatónicas). El maqam también es una herramienta de improvisación y aquí encontramos el gran punto de encuentro con el jazz y sus escalas.

Todo esto me lo encontré casualmente por medio de un trompetista libanés afincado en Francia, Ibrahim Maalouf, hijo del también trompetista Nassim Maalouf, inventor de la trompeta a cuartos de tono (tiene un cuarto pistón que permite bajar un cuarto de tono) y a su vez alumno del gran Maurice André, el gran maestro de la trompeta piccolo barroca. Así como su padre, se centró más en el desarrollo de la trompeta siendo muy fiel a la tradición árabe, Ibrahim ha mezclado esta tradición con todas las corrientes musicales occidentales, el jazz incluido (Harbona, A.: 2011) El resultado es muy peculiar; la verdad es que jamás he escuchado algo parecido. En youtube podéis escuchar mucho de él. He elegido un tema especialmente “hibridado”, se trata de un directo en París, titulado “Harlem” (2009). El tema lo presenta Ibrahim con el grupo al completo; se trata de un tema en dos partes, la primera de ellas basado en escalas “maqam” (no me digáis cuáles, porque no tengo ni idea; es un mundo desconocido para mí) y una segunda, más occidental. La primera variación también la ataca él mismo, esta vez con escalas árabes “a machete” y sin concesiones. Segunda variación a cargo del piano, esta vez con escalas bebop clásicas. Una tercera sección para lucimiento del batería y vuelta al tema principal todos juntos. Desde tiempos inmemoriales la evolución de las expresiones musicales en el mundo han estado sujetas al proceso de globalización, el cual desde luego no es nada reciente. No me es difícil imaginar por ejemplo que la banda de guerra de las tropas romanas fuera replicada con exactitud rigurosa en cada una de las comarcas dominadas por el imperio, desde las Galias al antiguo Egipto, así mismo los ritmos que heredaran las culturas “hispanizadas” del continente latinoamericano están provistos de aportaciones europeas de la más ignota tradición a la par de una extensiva influencia árabe (o más bien morisca) bastante fuerte en el sur de España de donde provino la gran masa de nuestros conquistadores. España es parte del micro mundo Mediterráneo y por tanto no es de extrañar aquel vínculo cultural/musical, de igual manera que laTarantela en el sur de Italia o la música folclórica de Grecia y los Balcanes reflejan bastante semejanza a ritmos como el Chabi del Norte de África o el Dabke de Medio Oriente. (Lidgren, G.: 2011) Hoy no es un misterio para nadie que la Cueca y también la Samba carioca, están provistos de una extravagante mezcla de influencias hispano-árabe (el flamenco), indígena americana y africana. De lo que no muchos estábamos al tanto, sin embargo, es de una posible conexión árabe en las raíces de la música afro-norteamericana; teoría que sin duda revoluciona completamente el actual estadio de conocimiento, dado que la música popular afroamericana (jazz y blues) es la base de toda la música contemporánea, el Blues por ejemplo fue padre de todas las vertientes del Rock, los improves del Jazz evolucionaron hacia estilos tan diversos como el Funk, el Reggae o el Ska y la constante generación o búsqueda de nuevos sonidos en muchos casos consiste en revisitar las bases del jazz y el blues. De dar crédito a este bien detallado argumento del músico y musicólogo sueco Gunnar Lidgren, nada menos que un siglo completo de música occidental tendría su razón de ser (como otras muchas materias ligadas a la cultura y a la ciencia) en los avanzados aportes del Mundo Árabe Medieval, una realidad que desde luego el actual historicismo y determinismo occidental pretende hacernos olvidar. (Lidgren: O. Cit.)

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