César Ramírez
@caralvasalvador
El presente es la pobreza en la nación que ha sido desnudada por la pandemia del COVID-19, el grado de improvisación ha sido tan notable que faltan palabras para calificarla, eventos que creímos pertenecían a otras naciones de lejanos continentes las encontramos en las calles de nuestras ciudades, las aglomeraciones de miles de ciudadanos pidiendo un bono de $300, alimentos, fertilizantes etc., la muerte de noventa ancianos en el Asilo Sara, reuniones partidarias progubernamentales cuando eran absolutamente prohibidas, imposición de juntas directivas a sindicatos, falta de equipos médicos, centros de contención ilegales, centros de contagio llamados oficialmente centros de cuarentena, banderas blancas por carreteras: barrios, colonias, incluso alrededores del centro histórico, violación a los derechos humanos, insultos a periodistas, acoso a mujeres que critican a las autoridades por troles progubernamentales, cierre de ECOS etc… Ni en las peores pesadillas políticas vimos tantos errores con tan pocos aciertos, observamos más publicidad gubernamental que llamados a la unidad nacional.
Es conocido el enorme daño económico del sector privado, industria, agricultura etc., conforma un cuadro desolador, mientras la administración gubernamental ha endeudado nuestro futuro en 100 % y en el año 2022 superará al PIB; no obstante, los ciudadanos podemos construir nuestro futuro en el mismo instante que expresemos rechazo a la administración gubernamental. El nuevo Gobierno parece que solo tiene por objetivo enriquecer a sus funcionarios… Nadie parece escuchar las denuncias de la Prensa, IAIP, PDDH, Comunidad Jurídica, Colegio Médico etc.
Nunca en la historia de nuestra nación los dineros del pueblo han sido expoliados cínicamente ante la vista pública, tampoco existió otro Gobierno que efectuase la flagrante invasión a la Asamblea Legislativa como el 9 de febrero y ninguno se atrevió a pronunciar: “los hubiera fusilado a todos” aludiendo a los magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia… Una frase condenada por jueces del continente americano.
El lenguaje de la pandemia nos habla del abandono de la ética gubernamental, mientras el juramento a cumplir la Constitución se ha convertido en una farsa, sus ministros muestran lealtad al presidente traicionando a la República, abandonando los principios democráticos que defendieron las valientes generaciones cuscatlecas durante siglos.
Pensar en el futuro es rechazar las acciones autoritarias del régimen, construir la democracia es pronunciarnos contra estas injusticias… los ciudadanos debemos proteger la educación, salud y ciencia para derrotar al fanatismo.
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