(Una luciérnaga contra el oscurantismo)
1-“EL LIBRO AMARILLO” era una especie de “constitución política” en el que los militares más criminales que se habían apoderado de la República de El Salvador, remedy trataban todos los días con un “cuerpo de policías verdugos y torturadores las cuestiones políticas del país”.
2-ESE LIBRO AMARILLO, “de uso especial y de manejo confidencial”, servía a los cuerpos de persecución que había en todos los cuerpos represivos y en los cuarteles. “Para que los agentes de tales ocupaciones, lo usaran, le sacaran fotocopias, lo divulgaran en los boletines con fotografías y listas de ciudadanos, a fin de que los represores conocieran a sus enemigos”. Lo anterior, es lo que dice en su primera página el manual que a diario utilizaban los represores del pueblo salvadoreño, durante 61 años de dictadura militar y policial.
3-A CONTINUACIÓN CLASIFICA a los dirigentes de cada organización revolucionaria y los cargos que cada militante ocupaba. Asimismo colocaba los nombres de los militantes con los datos políticos más destacados; si era jefe, combatiente, miliciano; si había viajado al exterior. etc. En fin, era un instrumento preparado por la CIA de Estados Unidos, y puesto en manos criminales militares y policiacas para reprimir y matar.
4-CITO AQUÍ UNA PAGINA del mencionado libro. Dice así: “Álbum general de Delincuentes y Terroristas (D/T) pertenecientes al FMLN/FDR”. Para los administradores del mencionado libro, no había ciudadanos con derechos humanos, constitucionales, políticos, etc. sino únicamente “Delincuentes” y “Terroristas”. Farid Handal, Rubén Zamora, Guillermo Ungo, Rafael Agüiñada, Dagoberto Gutiérrez, Salvador Sánchez Cerén, Ana Guadalupe Martínez. etc.
5-EL MANUAL DE LA MUERTE, como también llamaban al libro citado, era autorizado a diario por los especializados, o sea los más criminales de los cuerpos policiacos. Tiene muchas fotografías, y funcionaba durante la guerra civil, como “sentencia de muerte perentoria” que había sido “discutido y confirmado” por quienes se habían atribuido “el derecho a ser jueces” ignorando los derechos humanos, políticos, etc. de los salvadoreños y salvadoreñas.
6-EN OTRAS PALABRAS, la persona que figuraba en el “libro amarillo, “Era sacada de las cárceles, si estaba presa, y asesinada “por orden superior” y “parte sin novedad”. En realidad se trata de una verdadera monstruosidad documentada de la dictadura militar-policial; muchos militares que se encargaban de matar andan por las calles de la Capital Salvadoreña, como si nada hubieran hecho”. La diferencia que existía con respecto a los ciudadanos que eran capturados por los cuerpos represivos cerca de los frentes de combate, era de forma, nada más, porque eran asesinados de manera directa y declarados “como muertos en combate” o simplemente asesinados, sin dar ninguna explicación. “Más de la mitad de las 80,000 personas que murieron en la guerra, personas fueron asesinadas”.
7-LO INDIGNANTE DE ESTA SITUACIÓN es que habiendo pruebas que incriminan a los cuerpos represivos, no se haya hecho justicia. Ni siquiera se ha investigado ni un solo caso de salvadoreñas y salvadoreños compatriotas que fueron vistos por última vez en tal o cual cárcel, dirigida por tal o cual militar, muchos de ellos implicados en los crímenes de roba niños. ¿Qué espera el FMLN para investigar? ¿o no son autoridad?¿cuál es el miedo?
8-QUIENES DESPUES DE LOS GOBIERNOS DE ARENA, han llegado al poder político del gobierno y del Estado, han demostrado, no sólo insensibilidad por los enormes sufrimientos que padecieron quienes fueron sacados de las cárceles, hombres y mujeres para ser asesinados por militares y policías verdugos, sino que hasta cierto punto están manchados con la complicidad por omisión.
9-EL DEBER COMO GOBERNANTE DEL FMLN, es investigar. Sobre todo por haber ofrecido en campaña electoral “Prometemos justicia, y castigo para los criminales que se valieron de su condición de autoridades para matar compatriotas indefensos”… ¿Investigaran? En ese libro hay muchas pistas de personas que desaparecieron después de ser mencionados en esas listas policiacas. “El deber de todo revolucionario es no mentir jamás, ni violar principios éticos”. (Fidel Castro)
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