Abusando del discurso religioso y de la fe que profesa la mayoría del pueblo salvadoreño, el presidente inconstitucional Nayib Bukele dijo la semana pasada que “Dios ha puesto un gigantesco tesoro bajo nuestros pies”, refiriéndose a los inmensos yacimientos de oro que -según él- existen en el subsuelo nacional.
El gobernante ilegal escribió en sus redes sociales que si el país aprovecha estos recursos minerales podría transformarse, generando empleos de calidad, financiando obras de infraestructura y dinamizando las economías locales.
El sorpresivo anuncio presidencial es la confirmación de lo que Santa Marta, ADES y las organizaciones sociales venían advirtiendo desde que inició el cuestionado proceso penal contra los ambientalistas de Cabañas: las intenciones gubernamentales de reactivar la minería metálica.
ADES Santa Marta siempre denunció que la criminalización y persecución judicial contra sus líderes comunitarios tenía como trasfondo la posible reversión de la prohibición de la minería, ya que las detenciones se dieron precisamente después de que ellos denunciaran los graves peligros que significan los proyectos mineros para el agua, los ecosistemas, la salud y la vida de las generaciones presentes y futuras.
El anuncio, además, es un desenmascaramiento de la hipocresía y las incoherencias de Nayib Bukele, quien antes de llegar a la cima del poder estatal se mostraba contrario a la minería metálica y ahora la presenta como la panasea para resolver los problemas económicos del país. En marzo de 2017 aplaudió la aprobación de Ley de Prohibición de la Minería Metálica y un año después en su propuesta de gobierno “Plan Cuscatlán” incluyó, entre las medidas de protección del medioambiente, la aplicación plena de la referida normativa.
No es extraño que el señor Bukele cambie de posición, pues ése es su comportamiento camaleonico. Asi, por ejemplo, primero se comprometió a respetar la prohibición constitucional de la reelección presidencial continua y despúes violó dicha prohibición reeligiéndose.
Sin embargo, el problema con el cambio de postura sobre la minería es que esto tiene consecuencias fatales para la vida de la población. Como bien han advertido Santa Marta y ADES, aquí el dilema ya no es de democracia o autoritarismo, derechos humanos o abuso de poder; sino de VIDA O MUERTE.
Por eso el anunciado interés de Bukele y su clan familiar en la extracción del oro es una amenaza directa para la existencia misma del país, pues dicha industria extractiva no es viable en El Salvador debido a la estrechez territorial, la alta densidad poblacional, el deterioro ecológico y el creciente estrés hídrico.
Los daños de la explotación minera serían de proporciones catastróficas, sobre todo porque los proyectos mineros se ubican sobre la cuenca del Río Lempa, el cual -además- está seriamente amenazado por proyectos mineros en Guatemala.
La minería metálica es la más perjudicial de las industrias extractivas, principalmente debido al uso intensivo de agua, la lixiviación con químicos tóxicos como cianuro, la destrucción de ecosistemas y la generación de drenaje ácido.
Las organizaciones ambientales afirman que donde se desarrollan proyectos mineros, las comunidades se quedan sin agua o les queda contaminada con metales pesados como arsénico, plomo, cadmio y otros que causan insuficiencia renal, diversos tipos de cáncer y otras enfermedades mortales.
ADES Santa Marta señala que, en vez de generar empleos suficientes y de calidad, la extracción minera afecta la agricultura, la pesca, el turismo y demás actividades de sobrevivencia de la población. En cualquier caso, dice la ONG, los costos son siempre mayores que los posibles beneficios. Advierte que también la minería genera conflictividad social, corrupción y otros males sociales.
Respondiendo al relato religioso con el que Bukele y sus inescrupulosos propagandistas intentan manipular a la población, podría decirse que Dios también nos ha dado otros tesoros, siendo el agua el más valioso de todos. Además, Dios nos ha dado la inteligencia y el disernimiento para entender que la explotación del oro se terminaría el agua y, con eso, se acabarían también las posibilidades de seguir viviendo.
Por esa razón, los obispos centroamericanos, que se encontraban reunidos en San Salvador al momento de la proclama minera de Bukele, se alarmaron y respondieron inmediamente reiterando su llamado a “cuidar la Casa Común” y “proteger la creación de Dios” no permitiendo la minería metálica.
Diario Co Latino rechaza las pretenciones mineras del presidente inconstitucional, saluda la postura de la Iglesia Católica centroamericana y respalda la propuesta de Santa Marta y ADES de cerrar filas todos los sectores del país ante la nueva amenaza de la explotación minera.
Porque el agua es el mejor tesoro.