Mauricio Campos Huezo
Los ahorros en estos días es nuestro especial tesoro y es lo único que nos protege, generic aunque sea poco lo que tengamos, sovaldi especialmente en un mercado laboral con rigideces y que no se sabe sobre el destino de las pensiones en el país, sovaldi ¿si se va a aumentar la edad de pensionarse y/o los años de cotización? (que cada vez más suena esta tesis y que independientemente de los resultados de las presidenciables se aprobaría en marzo 2014, para disminuir el costo político al entrante); ¿si se mantiene la obligatoriedad legal que dan los pensionados y trabajadores al déficit fiscal con la tasa subsidiada a los certificados previsionales?; ¿si se mantiene independiente a su gestión de negocios en el Fondo de Pensiones la comisión fija que cobran mensualmente las AFPs?.
«Mientras tanto los pensionados y trabajadores no estén organizados y con un liderazgo de cohesión social y propositivos con visión país, otros decidirán por ellos, obviamente no beneficiaría a los que no estén organizados».
Esta lección histórica, que se abrió con los acuerdos de paz, es uno de los frutos y hándicap para el desarrollo de los pueblos, según me lo dijo Shafick Handal, atendiendo su invitación, en una tarde tropical cuando hablábamos de economía entre otros temas, pues el acostumbraba a hablar con todos los sectores, y ponía mucha atención a los académicos, sin importar a que sector empresarial o laboral pertenecía.
Esta lección la había corroborado con la organización sin precedentes, que realizaron los afectados por Finsepro y empresas afines en julio de 1997, donde areneros, pecenistas, efemelenistas, funcionarios, trabajadores, etc., se unieron en «una sola causa: defender sus ahorros»; de no haberlo hecho, hubiesen perdido sus ahorros, hoy están en vilo los ahorros por pensiones, este ítem cuyo importe quedó al margen de reconocerse como pasivo u obligación por pagar en el 2001, al entrar en vigencia la Ley de Integración Monetaria.
Al final era una decisión, si el déficit previsional del INPEP (incluyendo el de las pensiones de la fuerza armada, bomberos y policías) la fuente de pago era un impuesto inflacionario, impuesto a los ingresos o deuda o una reforma al sistema de pensiones en el contexto de esa nueva realidad que imponía la dolarización.
Lo más sencillo era de reconocerse en sus inicios, como impuesto inflacionario, pero de haberlo hecho, ponía en peligro el apoyo político a la dolarización en esa época, pues era su talón de Aquiles, hoy continúa igual, las pensiones es un tema marginal en la agenda política, que algunos lo quieren minimizar o asociar que es la principal causa del déficit fiscal, cuando cuantifican qué porcentaje es de este o es la mitad del endeudamiento a corto plazo del Ministerio de Hacienda en el año; QUE MENTIRA que sea la causa, cualquier cifra numérica se puede relacionar con otra cifra numérica, pero eso no denota causa-efecto, es un desconocimiento de los principios matemáticos de la econometría. Las pensiones que vienen a constituir el ahorro nacional de un país, está íntimamente vinculado al modelo económico que tenemos, «un mal modelo pone en peligro al ahorro nacional, un buen modelo fortalece el ahorro nacional, las pensiones».
Las pensiones de una sociedad, es el alma de sus habitantes, el esfuerzo de toda una vida, ¿valió la pena esta vida?, ¿valió la pena la guerra de los 80s?, ¿valió la pena la dolarización?, ¿valió la pena los acuerdos de paz?, si protestar es la clave a costa de los que no protestan o sin voz, ¿será esa la manera o el único camino de construir la nueva sociedad del siglo XXI?, las protestas existen, porque el modelo de la división de poder desarrollado por Montesquieu basado en las ideas de John Locke presenta algunas fallas de representatividad popular, o es esa larga transición de buscar el Reino de Dios entre los fariseos, los paganos, los circuncisos, etc., pues la Iglesia ya lleva más de dos mil años, buscando el nuevo amanecer (hoy con el papa Francisco, la esperanza nos acerca más al Reino de Dios).
El juego está en que los adeptos vean a sus líderes como los que guiarán a ese nuevo amanecer en forma pausada, es como un sacerdote fariseo de aquellos del mercado que fueron expulsados del Templo por Jesús en la víspera de la pascua judía (Lc 19:45, Mt 21: 12-17), para eso se auto convencen que son los elegidos y escribo un libro de mi biografía para convencer a los demás, creyentes que cualquier pasito que avalo con mi presencia, es el camino correcto, el cual nadie de la generación presente verá, «convenciéndolos que soy el elegido», pero para mientras sus pensiones hago lo que quiera de ellas, de todas maneras con su voto le delego su vida, sus ahorros, sus pensiones,… un pensamiento errado. Hay que ser parte de las principales decisiones de la sociedad.
En realidad, las sociedades han cambiado, acercándose a ese amanecer de bienestar social, dando un enorme salto cualitativo cuando cambian a sus líderes y revisan sus modelos de representatividad, miremos como ejemplo lo que sucede en la Iglesia católica, un ejemplo de revolución pasiva acelerada, solo que el papa emérito tuvo la fuerza del Espíritu Santo, de apartarse cuando la punta del iceberg rompía los «titanes de la Iglesia», y continuaba la deserción de creyentes, de sacerdotes, de laicos, las iglesias como infraestructuras eran vendidas a los musulmanes, los que se quedaban en la Iglesia eran los creyentes que oraban por una nueva Iglesia salvada de sus miembros corruptos y de alto nivel que no tienen la visión del achicamiento de los católicos y el posible rompimiento y autonomía de los movimientos religiosos a obedecer al papa.
Ya no podían mantener ese amanecer del Reino de Dios que los seres humanos buscamos como mortales ante la incoacada escatología de ser los depositarios de la Fe de Jesús Resucitado, volver a pensar en un Jesús de Nazaret como opción liberadora.
Hoy que estoy concluyendo el doctorado en teología (católica) en mis deseados años sabáticos, como hijo de Dios, hijo de profesor y madre devota cristiana, el espíritu de servicio en las diferentes instituciones de beneficencia en que participo desde hace varios años en el anonimato, autolimitando disfrutes de eventos sociales laborales los fines de semana, la manifestación de ese Jesús nazareno es palpable, se siente la necesidad de expresar, que nos hace falta tener una visión como país, una visión basada en principios y valores cristianos que permita a todos los grupos sociales ser sinérgicos y con cohesión social en lo que creamos y hacia donde vamos, en decir la verdad, a veces «callamos porque no nos gusta la mentira y entrar a debates en escenarios que pueden ser injustos», pero es importante que comencemos a darle una nueva forma de vida a esta sociedad donde nacimos, nos educamos, donde vamos a disfrutar las nuevas generaciones, donde vamos a morir, y que los domingos, después de comernos un tamalito de pollo, un buen puro de tabaco con wisky o chicha, o bien un buen chuco del Barrio Candelaria, digamos con la biblia en la mano, ¿valió la pena todo esto?.
Esta falta de visión y principios basados en valores cristianos, ha permitido a otros grupos de la sociedad a crear una sub cultura basada en el temor y la violencia, a esos inmigrantes repatriados incomprendidos, pero con una sub cultura que desea llenar ese vacío, que algunos usan la violencia y extorsiones como mecanismos de inserción y generación de ingresos, eso no es cristiano, de eso expondremos en otro artículo, como conferencista invitado al reciente libro de seguridad pública que se dio a conocer a todo el sector de justicia y seguridad.
Lo más fácil, para esta clase media que se deteriora en sus ingresos y no poder insertar a sus hijos al mercado laboral habiendo invertido en su educación en los mejores colegios, es propiciar que se incorporen por ellos mismos a mercados laborales foráneos y de primer mundo, facilitándoles educación superior en esos países.
Es una hipotética tarea difícil esa inserción, como «ciudadano de tercer nivel», como me dijo un médico argentino, en España (los de primer nivel son los nativos, segundo nivel los nativos procedentes del primer mundo), que había esperado más de 25 años para ser jefe de departamento de un Hospital de una provincia, aunque si reconocía que su calidad de vida era mejor que su país, pero las expectativas de desarrollo profesional y ascensos al primer nivel era el quid del asunto, eso explica cuando los connacionales en el exterior dicen que desean hacer algo por el país, algunos son traídos por los Gobiernos a ocupar altos puestos, lo cual no lo lograrían en el mercado laboral foráneo.
Es un tema de calidad de vida versus desarrollo profesional, lo cual debe de ser aprovechado en el futuro, para que estos propicien las condiciones de mejorar esa calidad de vida en El Salvador, no solo a satisfacer sus expectativas profesionales, los resultados serían colaterales. Por lo tanto, el «retiro digno» se convierte en un ideal cristiano, el ingreso de una juventud pujante a ocupar los puestos laborales que cada día deberían ir dejando con el «retiro digno» nuestros compatriotas trabajadores es también un ideal cristiano, debe ser el lema de todo nuevo gobierno, de no ser así, esto constituye una fuente de tensión y conflicto social que cada vez va aumentando, que los sociólogos podrían llamar en «choque generacional», en jóvenes mejor formados y con habilidades en el instrumental tecnológico que pueden hacer de una empresa privada o institución pública en ser más eficientes en sus procesos, una mayor productividad.
Hoy entiendo cuando un empleado legislativo, me dijo que la eficiencia no cuenta, pues la ineficiencia justifica el empleo de muchos y se vuelven activistas, como mecanismo de absorción laboral, de pocas oportunidades en el mercado de trabajo para los jóvenes y si ofrece externalidades de injusticia, que hace solo para algunos o muy pocos tengan una pensión digna, pero no estimula el «retiro digno» siendo aún parte del mercado laboral, convirtiéndose en una obstrucción al cambio generacional, eso no es cristiano.
Esta nueva forma de vida y de laborar, no es exclusivo del sector público, también en el sector privado, claro que son otras matices, pero al final es la productividad y transparencia la afecta.
Este «choque generacional», no es solo una categoría de estudio social, es «un fenómeno social como el iceberg que golpeo al Titanic», tiene efectos sin precedentes en la sociedad, y hace cualquier daño que podamos imaginar, es como si tuviéramos en un mismo momento librando varias guerras a la vez, vale la pena un estudio sobre este tema y un escenario social de este impacto.
En los primeros meses de 1997, al gabinete económico de ese entonces, se le hizo una presentación de como reactivar el agro en el país, fortaleciendo al BFA y Banco Hipotecario, como medidas urgentes, por la movilización de personas y familias enteras hacías las ciudades por las condiciones favorables y expectativas que había creado los acuerdos de paz, siendo importante crear polos de desarrollo agrícolas en las zonas rurales (las cooperativas del sector reformado eran unos importantes aliados, pero vistos como el recuerdo de la reforma agraria que elimino aquellas unidades productivas que nos convertían en graneros de Centroamérica y con el mejor ganado) y optaron por no hacer nada, apostándoles a la migración y remesas. Ya que las ciudades no estaban preparados para asistir y ofrecer trabajos a tanta gente, y que lo más probable es que iban a entrar a una fase de descapitalización familiar, vendiendo sus terrenitos y animales, porque iban a emigrar a buscar el «sueño americano» en su mayoría, y que el resultado iba a ser que iban a retornar a el país, sin capital, desorientados, sin expectativas, frustrados, maltratados, etc., esa multitud vino a rebasar la política migratoria del Norte, que en forma silenciosa comenzó a retórnalos a su país de origen, y que entre ellos repatriaba a delincuentes que habían estado prisioneros por actos de narcotráfico, coyotes, trata de blancas, pandillas, etc., siguiendo el ejemplo de Cuba en 1980 (más de 125 mil cubanos, éxodo de Mariel, aunque los cubanos avisaron al Gobierno de Jimy Carter que iban delincuentes) y Colombia en 1999 (con los prisioneros extranjeros a su país de origen).
Hoy el problema que tenemos que afrontar, es más grande de lo que podíamos hacer allá por 1997, en aquella oportunidad fue un «gobierno de derecha», hoy le corresponde a un «gobierno dícese de izquierda». Así será más drástico el «choque generacional», si no logramos enfrentarlo a tiempo, por un problema de mal cálculo en las pensiones, intencionado o negligencia, que no se consideró como obligación en el momento de entrar en vigencia la Ley de Integración Monetaria, con unas grandes rigideces en el mercado laboral y falta de política pública laboral para los jóvenes.
El «choque generacional» se avecina, como el descongelamiento de los icebergs, entre la generación adulta (por encima de los 40 años) y la joven (hasta 30 años); los primeros tienen a su favor que son parte de una red de poder público y privado en las organizaciones donde laboran, y más aún si tienen mañas, también controlan los sindicatos y a las organizaciones no gubernamentales, que cada vez se van generalizando como conejos, pues son estructuras que han demostrado que en mercados laborales rígidos, es la mejor herramienta de estabilidad laboral, y el mejor mecanismo de inserción laboral para sus hijos y parientes, eso adicionado a las leyes que protegen su movilidad, hacen de todas ellas una gran rigidez para el ingreso de los jóvenes; sin embargo los jóvenes solo tienen el voto, el sufragio de sus destinos, su capacidad de movilizarse en las calles, el enorme número que representan, las asociaciones estudiantiles infiltradas y mal dirigidas por miembros de la generación adulta, tienen a las pandillas como una forma de organización que aparentemente les proporciona protección e ingresos destruyendo su familia biológica (a menos que los acompañen), y que a la larga vendría a cuestionar todo nuestro modus vivendis, a cambiar las relaciones sociales de producción. Un episodio de nuestras generaciones, de mucha preocupación, que invita a que flexibilicemos aquellos mecanismos de absorción laboral, con un buen sistema de pensiones y retiro digno, que no se vean esos recursos como parte del erario público y mucho menos para cubrir déficit fiscales.
Aumentar la edad de pensiones, además de aliviar levemente el flujo de tesorería fiscal, no es la solución, significa mantener las estructuras de poder que cada vez no gozan de representatividad popular, aumentar los indecisos y votos nulos en el sufragio, gobiernos menos representativos, mas déficit fiscal, aumentar las migraciones de jóvenes altamente calificados, aumentar los costos operativos empresariales que mantienen generaciones con menos habilidades y destrezas, empresas menos eficientes, menos crecimiento económico, al final es darle alicientes a la existencia de pandillas con sus efectos de violencia y extorsiones, y destrucción de la familia, como núcleo de nuestra sociedad.