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El mestizaje. Visiones

El portal de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

EL MESTIZAJE. VISIONES.

Eduardo Badía Serra,

Director de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

Con mucho placer recibo el tomo correspondiente al “XIV Antología del Premio Orola – ‘Facer Españas’ -”, que en esta oportunidad recurre a cien artículos cortos sobre el mestizaje, escogidos entre los presentados por 116 concursantes, 51 mujeres y 65 hombres, de muchos de los países del mundo, incluyendo entre estos Alemania, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Eslovaquia, Italia, México, Perú, Venezuela, y además, de todas las provincias españolas. Son, todas, vivencias sobre este fenómeno, no único, pero sí, extraordinario, fruto de la mezcla, del intercambio y de la fusión de culturas, que da lugar a una obra mestiza. Sobre esto del mestizaje se habla mucho, y muchas veces suele hacerse con pluma ligera e hirsuta, sostenida por manos muy poco analíticas, y a veces interesadas, tratando de mediatizar, y algunas veces, criticar negativamente y despiadadamente, este fenómeno histórico, colosal y único en América. Poco caso hay que hacer a estas posiciones. Pero hay otras, altamente calificadas, que lo presentan como producto de enjundiosos estudios y deliberaciones críticas pausadas y serias. Hablo por ejemplo de los enfoques que sobre el mismo han hecho inteligencias nuestras tales como los doctores Rafael Menjívar Larín y Alejandro Dagoberto Marroquín, de quienes sólo buenas cosas ha conocido el país. Es un tema discutible ciertamente, aunque no convulso como algunos quieren hacerlo ver, y siempre estará en la realidad de Iberoamérica, pues es parte de su imaginario histórico, y al serlo, de su cultura misma.

Orola, como bien se sabe, busca divulgar y apoyar causas y proyectos altruistas. Los beneficios, por ejemplo, de la presente edición, se destinarán a la Fundación de Esclerosis Múltiple de Madrid. Y ya nos anuncia su XV Premio Orola de las Universidades de las Indias, Santo Domingo, 1538, Lima, 1548, y Córdova, 1613. Es buen suceso cuando publicaciones tan ricas como esta ven la luz, porque si algo necesita el mundo en estos momentos de ligerezas y simbolismos, es luz para que alumbre las mentes y puedan estas saber algo de su realidad. Como hay tanta riqueza en las vivencias que en el tomo se nos presentan, quisiera concretarme a reproducir fragmentos que me parecen ricos y de muy buen contenido, sin comentario alguno que pudiera restarles belleza y conocimiento.

“Sigue siendo candente la situación del mestizaje, – dice en el prólogo – que no existía en Roma, donde había emperadores de piel morena, y sólo la esclavitud extemporánea de los siglos XVII y XVIII creó el problema que nos acucia en Norteamérica. Y esta cultura es la que debe predominar en nuestro tiempo a través de la educación, el arte y la religión”. Ciertamente, y como lo dice el mismo prólogo, “nada es igual en términos históricos, pero sí se parece”, y acude a semejanzas como las de la peste negra que azotó Europa durante años, y que Boccaccio narra en sus cien cuentos del Decamerón.

Francisco Xavier Lama López, uno de los participantes, ganador del primer premio, aunque se declaró desierto pues su extensión superaba la norma del concurso, habla en su vivencia del Inca Mestizo Garcilaso de la Vega cuando estaba ante la muerte. Dice en uno de sus momentos: ”…..pues el mensaje que encomiendo a los que han de venir es el de la esperanza en la unión entre el Viejo y el Nuevo Mundo en un fruto fecundo para el encuentro perenne de generaciones y culturas. No es menester el ocultar en esta hora postrera que fui quién de tildar a la conquista como tragedia, pues me arrebató, para tormento de mi ánimo, a una parte de mi linaje incaico, pero bien supe entender que del brío de los conquistadores, como lo era mi señor padre, nació el fermento de una suerte de gran mestizaje universal. No quisiera olvidarme en este momento postrero de mis antepasados, Túpac Yupanqui y Huayna Cápac, emperadores supremos de las Indias…..”.

Dice la colombiana Paula Medina Muñoz, periodista, en su vivencia “Ilusión”, que “Soy mestiza y por eso soy historia, mis sueños son anhelos de multitudes. Quero caminar por todos los rumbos en donde mi lengua se escucha distinta, por los senderos en donde mis pasos fueron las huellas de quienes escribieron mi historia y la de mi sangre completa…..Quiero mirar al pasado desde las entrañas, ser testigo de la argamasa…”.

Y una sevillana, Luisa Fernanda Rodríguez Lara, habla de que “Mi precursor, Gonzalo H., preñó Yucatán cuando era edén de agua pura y lecho de jade. Mareante mar, añoró su tierra, pero no volvió. Su ida originó tal merma en su ‘mama’, que esta gravó mil trovas enlutadas….Así fue. En las Américas se aunaron disímiles lirios y copihues: …..’¡Mal doló de barriga te entre, y que si pares, revientes!’, relataba la ‘mama’ ida y, en su desvarío, veía la perfecta mariposa gitano tigre fruto de sus entrañas, su churumbel, padre de un ‘chinorré’ con el guanín de oro taíno”. La belleza de expresión no deja de agradecerse hasta en el agravio, si es que esto fue así, digo yo.

Con el seudónimo Xoxouhtlahtolli, (verde jade en náhuatl), una mexicana doctora en Biotecnología, dice en “Mixtus”: “Soy tolteca. Nací en el Anahuac. Crecí en México. En mi vientre habita la raíz del amor. Las razas todas viven en mí. Desde el principio de los tiempos todo fue mezclado para permanecer puro. De mi madre la tierra surgió la hierba Malinalli, quien habló lenguas como Malintzin y en su patria se sintió extranjera como Malinche. Todas ellas siendo doña Marina han sido mis madres, mis abuelas. Gestaron, con arte, equilibrio y belleza la unión del maíz con el trigo, para tostar el pan con el que combinar la fragancia delicada del Xocolatl con leche”. Y sigue: “Hoy heterogéneos, en un beso unimos los labios del amor para reconocernos sabios e infinitos como el ‘gran espíritu’ que posee todos los colores, todos los elementos de los pueblos, sostenidos por la vida, por los sueños, latiendo en la libertad histórica del alma de nuestra esfinge mestiza”. ¡Y eso es todo! Suficiente, porque aun cuando no se sabe leer, si algo está escrito tan bellamente, se sabe comprender mejor que aquello que faltando a la belleza de la palabra se lee en todos los idiomas del mundo. Y algo sobre la Malinche, tan desprestigiada por los que escriben hipodérmicamente: Ahora la historia la ha sabido reivindicar como realmente lo que fue, una india orgullosa y leal a su tierra y a su sangre.

Sigue así el tomo, con sus largas pero briosas casi trescientas páginas, que se dejan leer sin cansancio, y, al contrario, placenteramente. ¡Cuánto nos hacen falta en esta realidad extraña y dolorosa en que vivimos ahora, más que monstruosas moles de concreto y acero, pirámides de luz contenidas en el arte y la literatura, de la buena, eso sí, como esta que ahora reseño! El mestizaje seguirá siendo debatido. Seguirán las avispas queriendo comer la miel de las abejas, ignorando lo que les dice la historia, que esta es sólo para quienes saben saborear lo dulce y no para los que sólo saben provocar pruritos dolorosos en la piel; pero no hay de qué preocuparse: siempre habrá la palabra pausada, el fino entendimiento y la sabia erudición que hable del mestizaje tal y como este se originó, fue y sigue siéndolo. Baste, pues, para terminar, el poema que le dedica el peruano Carlos Oyague Pásara, literato egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima:

 

Como afluentes de un río de caudal colosal

son las aguas que corren en un mismo sentido

a la cuenca profunda, que el destino ha escogido,

para molde de razas en unión inmortal.

 

Albos puentes de velas transitaron los mares

y tornaron mestizas las doradas arenas,

por las huellas perennes que navegan en venas:

de las razas y dioses a los nuevos hogares.

 

Del crisol de los tiempos han brotado semillas

a vertientes de sangres en los surcos profundos

de morenas estirpes, que ensancharon los mundos,

hermanando fronteras de distantes orillas.

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