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El miedo crece por el ébola, España reconoce un momento «complejo y difícil»

Por Anna Cuenca
Madrid/AFP

El temor crecía en el mundo por la propagación del virus del ébola, mientras España, donde se registró la primera infección fuera de África, anunciaba este viernes la creación de un «comité especial» para gestionar un momento «complejo y difícil».

Ante una fuerte expectación mediática, el jefe del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, visitaba el hospital madrileño La Paz-Carlos III donde está ingresada Teresa Romero.

Esta auxiliar de enfermería de 44 años, que el lunes se convirtió en la primera contaminada conocida fuera del continente africano tras tratar a dos misioneros españoles repatriados en agosto y septiembre, se encontraba «estable dentro de la gravedad», informó una portavoz del hospital.

«Hay mucha gente que está trabajando aquí en un momento que como todos sabemos es complejo y difícil», afirmó Rajoy a las puertas del centro, declarándose «absolutamente convencido» que se hará «todo aquello que sea necesario» para superar la crisis.

Al mismo tiempo, su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciaba «la creación de un comité especial» con representantes de numerosos ministerios para gestionar en España una enfermedad que ya mató a casi 3.900 personas en el mundo, la inmensa mayoría en África.

Desde principios de año la epidemia ha hecho estragos en el oeste de ese continente, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry.

En este último país el principal centro de tratamiento de Médicos Sin Fronteras está cerca de la «saturación», en Liberia el personal de salud emprendió el viernes un paro para reclamar primas de riesgo, e incluso en la selva congolesa los habitantes cambiaban dieta y costumbres por miedo a la epidemia.

«Cualquier persona que haya estado en contacto con un enfermo de ébola está inquieta porque no puedes saber si algo ha ido mal», decía a la AFP en Madrid una enfermera que trabajó con el primer misionero repatriado.

Según Elvira González, del sindicato madrileño de técnicos de enfermería, «ha habido muchas renuncias» entre el personal de La Paz-Carlos III por considerar que disponen de un material y una formación insuficientes. Ni el hospital ni el ministerio de Sanidad quisieron confirmar esta información.

El miedo se propaga

Pero el miedo se extendía más allá de los efectivos médicos.

«La gente dice: ‘el problema no es que yo me proteja, es que si un compañero se contamina nos va a contaminar a todos'», explicaba Roberto Tornamira, representante de los servicios de limpieza en el sindicato FeS UGT de Madrid.

Esta psicosis parecía propagarse por el mundo.

Así, en un suburbio de París un edificio público fue totalmente cerrado durante una hora y media el jueves por una falsa alarma después que un joven africano, llegado de Guinea el 1 de octubre, se sintiese mal.

Y Londres decidió reforzar las pruebas de ébola en sus dos aeropuertos y el terminal del tren de alta velocidad procedente del continente europeo.

En Nueva York, unos 200 empleados de la limpieza en los aviones se declararon brevemente en huelga en el aeropuerto de La Guardia el miércoles, preocupados por los riesgos que pudiesen correr.

La ciudad lanzó una campaña masiva de formación de todo el personal que pueda entrar en contacto con los enfermos. Y los telefonistas del 911, el número de emergencias, aprendieron a hacer las preguntas pertinentes para reconocer eventuales contaminados.

En Brasil, un guineano de 47 años con fiebre, que llegó el 19 de septiembre procedente de Conakry, era evaluado el viernes en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Rio de Janeiro, tras haber sido trasladado desde una localidad del Estado de Paraná, en el sur.

Al igual que en México, que decidió vigilar los puntos de tránsito de emigrantes en su frontera con Estados Unidos, la migración clandestina preocupaba también en Nicaragua. Así, su gobierno decidió aplicar medidas de protección tanto en puertos y aeropuertos como en puntos de tránsito de indocumentados.

Mientras tanto en España, la ministra de Sanidad, Ana Mato, debía reunirse con miembros de las 17 regiones del país, responsables de gestionar los servicios de salud pública, tras anunciar que se revisarán los protocolos para evitar que se repitan casos como el de Teresa Romero.

Por su parte, la policía española advertía contra las falsedades sobre el contagio de ébola cada vez más frecuentes en las redes sociales.

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