Tomado de www.abc.es
Perdió el Madrid, recipe tras 22 victorias consecutivas, viagra aunque la derrota no será computada, order pese a lo sonora de la misma (2-4). Lo de Dubái fue un entrenamiento con 50.000 personas en las gradas y muchos petrodólares pululando por el Palco de Honor del «The Seven» abarrotado de lo más granado. De hecho, el mismísimo Sheikh Mohammed, primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos y mandatario del emirato de Dubái, presidió el partido acompañado de Florentino Pérez.
El encuentro fue lo que se esperaba: un amistoso para el Madrid y un partido de Champions para los italianos. Es lo que tiene enfrentarse al mejor equipo del mundo: sales con las garras afiladas aunque juegues una pachanga en Dubái un 30 de diciembre, con las uvas camino de la mesa. Los de Inzaghi, con su once gala, manejaron el partido bajo el mando de un gran Montolivo, quizás el futbolista con más talento de los rojinegros. Eso sí, fue un error impropio de Nacho el que abrió el marcador. El canterano, regular como pocos suplentes en el fútbol, cedió el balón a Keylor desde 40 metros sin avistar la presencia de Ménez. El galo agradeció el regalo anticipado de Reyes sentando al costarricense antes de empujar el balón a la red (minuto 23). Siete minutos después, Arbeloa defendió con la mirada un mano a mano contra el Shaarawy y el italiano tampoco desperdició el presente: disparo seco, pegado al palo derecho de Navas, imposible para el guardameta.
El 0-2 del Milán sacó el orgullo de Cristiano, que despidió 2014 haciendo lo que mejor sabe: perforando porterías contrarias. Una buena arrancada de Jesé con asistencia al luso la finalizó Ronaldo al primer toque para batir a un Diego López mal colocado. Los de Ancelotti acortaban distancias al filo del descanso.
Doblete de El Shaarawy
En la segunda mitad, solo Nacho, Isco y Jesé dieron continuidad al once inicial de Carleto. Aún así, la indolencia merengue siguió latente. En los cinco primeros minutos de la reanudación, Casillas se lució con dos paradones y tuvo que recoger un balón del fondo de su portería tras anotar El Shaarawy el tercero, el segundo de su cuenta. El delantero del Milán, a cuatro metros del mostoleño y con tiempo de sobra para brindar por el año nuevo, fusiló a un Íker vendido. Reaccionó el Madrid con un palo de Jesé y un buen cabezazo de Bale. Un simple espejismo. Casillas tuvo más trabajo en 45 minutos ante el Milán que en los 180 del Mundialito. La falta de tensión de los blancos propiciaban muchas y buenas llegadas de los italianos que, a pesar del 1-3, querían más. Y así fue. Pazzini remató un buen centro de Niang (minuto 74) para hacer el cuarto ante un Pepe aún masticando el último trocito de turrón. Jugar ante los campeones del mundo, aunque sea un simple amistoso, como en su momento ocurrió con la selección española, es el partido del año para el rival. Más para un Milán que vive uno de los peores momentos de su brillante historia.
Benzema, de penalti, cerca del noventa, maquilló algo el resultado, lo menos relevante de estas 48 horas del Madrid en Dubái en las que el lobby superó al fútbol. Lo gordo regresa el domingo, en Mestalla, donde los de Ancelotti, ya con cuatro millones de euros más en la caja, pondrán su liderato en juego.