Buenos Aires/Argentina/AFP
El estadio Monumental, el más grande de Argentina, que albergará mañana la histórica final de la Copa Libertadores de América entre su dueño de casa, River Plate, y el archirrival, Boca Juniors, encierra una historia de glorias y tragedias.
Fue el escenario donde Argentina levantó su primera Copa Mundial en 1978, ante la mirada de los más altos jerarcas de la sangrienta dictadura (1976-1983) en sus tribunas, una herida que siempre permaneció abierta.
También fue allí donde 1968 ocurrió una catástrofe que terminó con la vida de 71 personas y dejó 113 heridos, la mayoría jóvenes.
La tristemente célebre ‘tragedia de la puerta 12’ se produjo al término de un clásico de River frente a Boca, cuando en el desalojo del Monumental cientos de personas cayeron aplastadas mientras pugnaban por salir en una escalera oscura y estrecha. El hecho no tuvo detenidos ni halló culpables y quedó en la historia del fútbol como una tragedia absurda.
Las versiones, nunca comprobadas, dicen que los torniquetes metálicos que controlaban el ingreso en la puerta 12 del estadio no habían sido retirados para el final del partido que terminó 0-0.
Otros afirman que la puerta estaba cerrada y por último hay quienes sostienen que la policía había montado un sorpresivo operativo a la salida para arrestar a quienes habían entonado durante el partido la Marcha Peronista, canto partidario prohibido en plena dictadura del general Juan Carlos Onganía.
El Monumental llegó a tener una capacidad de 76.000 espectadores, aunque a lo largo de su historia la habilitación de público ha variado y es actualmente de unos 63.000.
Herradura y millones
Levantado sobre terrenos ganados al Río de la Plata, desde su inauguración en 1938 el estadio se mantuvo con una tribuna inconclusa debido a falta de presupuesto. De ahí que durante mucho tiempo tuvo la curiosa forma de una herradura, nombre con el que se lo conocía popularmente.
Recién en 1957 con la venta a la Juventus del jugador Enrique Sívori, ídolo de River, el club consiguió construir la última tribuna y ‘cerrar’ el hemiciclo.
Aquella operación, por una cifra exorbitante para la época, le valió también el mote de club ‘millonario’, como todavía se lo conoce.
En sus tribunas la hinchada ‘millonaria’ celebró triunfos memorables, el último de ellos su tercera Copa Libertadores en 2015, y también lloró su peor humillación, cuando descendió por primera vez a la segunda división el 26 de junio de 2011.
Además, sus archirrivales de Boca le achacan la ‘frialdad’ que genera la lejanía del público con los jugadores en la cancha, distancia que contrasta con la cercanía en La Bombonera.