Paris / AFP
Amélie Bottollier-Depois
La ola de calor excepcional que sufre el hemisferio Norte, con varios incendios en Grecia y Escandinavia, es algo que se volverá cada vez más frecuente a causa del calentamiento global, según los expertos.
¿Un calor excepcional?
R: En Grecia, donde los incendios han provocado más de 70 muertos según el último balance, las temperaturas elevadas son habituales en verano.
Pero, la situación es excepcional en el norte de Europa, donde la Organización Meteorológica Mundial (OMM) prevé temperaturas superiores a las normales hasta comienzos de agosto, desde Irlanda hasta los Países Bálticos, pasando por Escandinavia.
Las temperaturas ya alcanzaron picos de 30ºC en el Círculo polar ártico. Suecia, en particular, que tuvo que hacer un llamado a la solidaridad europea para luchar contra el fuego, padece el mes de julio más cálido en al menos dos siglos y medio.
Un fenómeno extraordinario también en Japón, donde las temperaturas han superado los 35ºC la semana pasada, provocando 80 muertos. Siberia también ha sido afectada, así como Estados Unidos, con temperaturas que superaron los 40ºC en Los Angeles a comienzos de julio.
«Generalmente, hay olas de calor en una parte del planeta (…), pero actualmente la totalidad del hemisferio Norte sufre el calor, es asombroso», explica a la AFP Anders Levermann, climatólogo en el Postdam Institute for Climate Impact Research (PIK).
¿El cambio climático es el responsable ?
R: «Cada suceso individual es muy difícil atribuirlo a las actividades humanas», explica a la AFP el climatólogo francés Jean Jouzel.
Pero los recientes episodios «son compatibles con las tendencias a largo plazo causadas por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero», estima la OMM.
«De cualquier manera tendremos un verano caluroso y seco pero, considerando que el planeta es hoy un grado más cálido que hace 100 años, (el calor y la sequía) son peores que lo hubieran sido de otra manera», indicó por su parte Bjørn Samset, del Centro noruego de investigación sobre el clima, CICERO, a la cadena de televisión noruega NRK.
‘A posteriori’, podrán realizarse investigaciones para estimar si un suceso podría no haberse producido sin el cambio climático. Así, en diciembre pasado, por primera vez, un estudio publicado en el «Bulletin of the American Meteorological Society» concluyó que el calentamiento global fue el único responsable del récord de calor planetario en 2016 y de una canícula extrema en Asia.
Pero, dado que los tres últimos años han sido los más cálidos hasta ahora registrados en la Tierra, «la pregunta más importante es: ‘¿veremos (estos episodios extremos) más frecuentemente si no reducimos las emisiones de CO2?'», insiste ante la AFP Anders Levermann. Y la respuesta es «Sí».
¿Cuáles son las previsiones para las próximas décadas?
R: Según el informe del grupo de expertos sobre el clima de la ONU (GIEC) de 2012, los modelos «prevén una intensificación durante las próximas décadas» de episodios extremos.
Inclusive, si el mundo respeta el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global medio a 2°C respecto a la era preindustrial, las sequías, canículas, inundaciones y huracanes podrían multiplicarse, intensificarse y extenderse hacia nuevos territorios.
Según un estudio publicado en 2017 en Nature Climate Change, incluso respetando los compromisos de París, la mitad de la población mundial se vería expuesta a olas de calor mortíferas de aquí a 2100, contra alrededor del 30% hoy.
«Cada año, tendremos récords de temperaturas que serán batidos, una vez en Rusia, otra e Francia o Japón (…)», subraya Jouzel. Las canículas como en 2003 -70.000 muertos en Europa- «podrían convertirse en la norma después de 2050 o 2060», continúa.
Con el aire más cálido y la vegetación más seca, los incendios también están llamados a multiplicarse.
Según la Comisión europea, 2017 ha sido uno de los peores años de incendios en Europa, con 800.000 hectáreas calcinadas en Portugal, España e Italia. Y, un estudio europeo (PESETA II) estima que las superficies susceptibles de quemarse en el sur de Europa podrían aumentar del 50% al 100% durante el siglo XXI, según la intensidad del calentamiento global.