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El mundo celebra acercamiento entre EEUU y Cuba, pero el Congreso puede aguar la fiesta

Washington/AFP

El compromiso de Washington y Cuba de normalizar sus relaciones fue celebrado en el mundo entero, sovaldi pero ahora es el Congreso estadounidense el que debe decidir si pone fin a medio siglo de embargo contra la isla.
Los anuncios sorprendentes no cesan desde que el miércoles el presidente Barack Obama y su par cubano, Raúl Castro, anunciaran una nueva era en sus relaciones bilaterales, dejando atrás al último resabio de la Guerra Fría en América Latina.

Este jueves, la Casa Blanca incluso aseguró que no descarta una visita del presidente cubano Raúl Castro a Estados Unidos. En la víspera, la misma Casa Blanca tampoco había descartado un viaje de Barack Obama a La Habana. La ONU se puso inmediatamente a disposición para ayudar en la normalización de relaciones bilaterales, al tiempo que la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) aplaudieron el “gesto valiente” de Estados Unidos y Cuba.

Prácticamente todos los presidentes de la región celebraron el fin de una política exterior hostil que se había convertido en un escollo diplomático para la comunidad regional.    Pero ahora resta la parte más difícil: desmontar el enmarañado legal que desde 1962 reguló las relaciones comerciales con Cuba, que incluye severas sanciones a las empresas estadounidenses o extranjeras que tuviesen trato con la isla.

En su forma más completa, la normativa está plasmada en la Ley de Solidaridad con la Libertad y Democracia de Cuba, aprobada en marzo de 1996 y ratificada por el presidente Bill Clinton, y desde entonces simplemente conocida como la Ley Helms-Burton.

En manos del Congreso

Los férreos opositores a cualquier tipo de acercamiento con Cuba mientras continúe el régimen castrista creen que el Congreso nunca dará el brazo a torcer.

Para el senador conservador Marco Rubio (de origen cubano), no quedan dudas: “El Congreso no va a levantar el embargo”.  Rubio, considerado un eventual candidato del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 2016, adelantó que tanto él como su partido usarán “todas las herramientas a nuestra disposición para revertir tantos cambios como sea posible”.

Las declaraciones de Rubio no pueden ser tomadas a la ligera: el Partido Republicano recuperó en noviembre la mayoría del Senado y amplió la mayoría en la Cámara de Representantes.

Pero inclusive entre las filas del Partido Demócrata no faltaron críticas a la normalización de relaciones con Cuba. El senador demócrata Robert Menéndez (también de origen cubano) dijo que la decisión de Obama era “equivocada” porque “no entiende la naturaleza del régimen en Cuba”. Otro senador demócrata, Eliot Rangel, dijo que prefería ver “más apertura en Cuba antes de levantar el embargo”.

Otra legisladora de origen cubano, la Representante Ileana Ross, sugirió incluso que es “posible” que las medidas anunciadas por Obama sean contrarias a la Ley Helms-Burton “y a la Ley sobre Comercio con el Enemigo”.

Salva de aplausos

Pero más allá de la batalla política que Obama tendrá que desplegar en el Congreso para poner punto final a medio siglo de sanciones contra Cuba, líderes de países y organizaciones de todos los continentes se sumaron a la salva de aplausos a la decisión de los dos países, adversarios históricos, de iniciar una nueva era en sus relaciones.

El gobierno de China señaló este jueves que “celebra y apoya la normalización de las relaciones bilaterales” y pidió el fin del embargo económico “lo antes posible”.

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, calificó como “esperanzador” y de “trascendencia histórica” el acercamiento, en momentos en que la UE está trabajando desde febrero para normalizar sus relaciones con La Habana.

Entre los latinoamericanos, la brasileña Dilma Rousseff dijo que se trataba de “un hito en las relaciones” interamericanas, al tiempo que el uruguayo José Mujica comparó esta noticia con la caída del muro de Berlín. Para la argentina Cristina Kirchner Obama pasará a la historia por dar “este importante paso”, el más importante de sus dos mandatos, dijo.

El primer paso, en enero
Este jueves, la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson, adelantó que la primera reunión bilateral de alto nivel para poner en marcha el proceso de normalización de relaciones diplomáticas deberá ocurrir a fines de enero en La Habana, aprovechando un encuentro que había sido marcado con anticipación. Las dos delegaciones decidieron elevar sustancialmente el nivel de diálogo de una reunión que ya estaba prevista para enero y que se debía concentrar en discutir temas migratorios, expresó.

“Hemos pensado que podríamos elevar el nivel y usar esas conversaciones migratorias como una oportunidad para comenzar a hablar sobre las otras cosas que están en la agenda, en vista de los anuncios de la víspera”, dijo Jacobson en la sede del Departamento de Estado.

La propia Jacobson encabezará la delegación estadounidense que asistirá a esas conversaciones. “El proceso es relativamente simple, realmente, desde una perspectiva legal”, dijo.

Pero esto “requiere que los dos países alcancen un acuerdo sobre el proceso”, así como “poner punto final a un acuerdo de 53 años con el gobierno de Suiza como poder protector” de las recíprocas secciones de Interés en Washington y en La Habana.

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