Katowice / AFP
Amélie Bottollier-Depois
Los países más amenazados por los efectos devastadores del cambio climático llamaron este lunes en Polonia a los más ricos a dar un giro y comprometerse seriamente en la lucha para contener el calentamiento, so pena de «traicionar» a las generaciones futuras.
Pese a las pruebas irrefutables del cambio climático, el «mundo no va en absoluto en la buena dirección», advirtió el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en el segundo día de la 24ª Conferencia de la ONU sobre el Clima celebrada en Katowice.
Para «muchas personas, regiones e incluso países, ya es una cuestión de vida o muerte», por lo que «es difícil entender por qué, nosotros, colectivamente, seguimos avanzando tan lentamente, e incluso en la mala dirección», agregó Guterres durante una cumbre de la Conferencia, marcada por grandes ausencias de jefes de Estado y de gobierno.
Pero para los países en vías de desarrollo ya afectados por las sequías, las inundaciones o el alza del nivel del mar son los países ricos quienes deben hacer más para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar al Sur a prepararse ante las catástrofes.
«Tenemos la sensación de que nos castigan por errores que no cometimos. La comunidad internacional debe actuar para que se haga justicia», declaró la presidenta de Nepal, Bidhya Devi Bhandari, aludiendo en particular al deshielo de los glaciares del Himalaya.
«A quienes arrastran todavía los pies, les digo simplemente ‘háganlo'», dijo por su parte el primer ministro de Fiji, Frank Bainimarama, presidente de la COP23.
«Si ignoramos las pruebas irrefutables, seremos la generación que traicionó la humanidad», advirtió.
El Acuerdo de París busca limitar el calentamiento global a +2 ºC respecto a la era preindustrial, e idealmente a +1,5 ºC.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) muestra no obstante las claras diferencias de la incidencia entre esos dos objetivos y destaca que habría que permanecer por debajo del +1,5 ºC para poder reducir las emisiones de CO2 cerca de un 50% para 2030, respecto a los niveles de 2010.
– 200.000 millones de dólares –
Para ayudar a los países en desarrollo a reducir sus propias emisiones y adaptarse a los impactos del cambio climático, los países del Norte prometieron elevar en 2020 su apoyo financiero a 100.000 millones de dólares anuales. Pero si bien los flujos aumentan, la meta todavía no se ha logrado y además, según la OCDE, esta suma es insuficiente para cubrir las necesidades colosales de estos Estados.
Ninguno de los países más contaminantes del planeta estaba representado al más alto nivel en Katowice. Suiza anunció por su parte una ayuda de 120 millones de dólares.
En un contexto internacional poco propicio a nuevos compromisos, ya sea financieros u de otro tipo, el Banco Mundial anunció el desbloqueo de 200.000 millones de dólares entre 2021 y 2025 para ayudar a la reducción de emisiones y a la adaptación al cambio climático, el «doble» respecto al periodo anterior.
«Cada uno debe hacer lo que pueda contra el cambio climático. De lo contrario, nuestros hijos y nietos no nos lo perdonarán», advirtió la directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, refiriéndose, conmovida, al futuro que se adivina para su nieta de 8 años.
– Las leyes de la física –
«Los líderes políticos deben empezar a cuestionar los intereses que perpetúan la crisis climática», pidió por su parte Baron Divavesi Waqa, presidente de la isla de Nauru, en alusión a las energías fósiles. «Los poderosos siempre jugaron con otras reglas, pero no pueden escapar a las leyes de la física».
Invitado sorpresa de la cumbre, el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger también denunció el uso de las energías fósiles.
«Me gustaría ser Terminator en la vida real para viajar en el tiempo y poner fin a las energías fósiles cuando fueron descubiertas», declaró el otrora actor. «El mal absoluto, son las energías fósiles, el carbón, la gasolina, el gas», insistió ante el presidente polanés de la COP24, Michal Kurtyka, cuyo país sigue defendiendo su industria del carbón.
Polonia quiere promover una «transición justa» hacia una economía baja en carbono, pero algunos temen que solo sea una excusa para ralentizar el paso a una economía de bajo consumo de carbono.
«No podemos permitirnos políticas climáticas contrarias a la voluntad de la sociedad y en detrimento de las condiciones de vida», dijo el presidente polonés, Andrzej Duda, aludiendo a la crisis de los «chalecos amarillos» en Francia, que partió del rechazo popular a una tasa ecológica sobre los carburantes.