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EL MUNDO MÁGICO DEL CIRCO
Por Marlon Chicas El Tecleño Memorioso
En una gélida mañana de navidad, frente a la mágica caja de luz llamado televisor, observo la destreza de acróbatas y contorsionistas del Cirque du Solei, de inmediato me remonto a mis años de infancia, en aquel predio baldío llamado Columbus, hoy Mercado Dueñas de Santa Tecla, ocupado en antaño por las carpas de importantes circos nacionales e internacionales.
Ante mis pequeños y rasgados ojos; boquiabierto, contempló el desfile de gigantes elefantes, fieros leones y tigres de Bengala, ocurrentes monos, bellas contorsionistas, alegres payasos con coloridos trajes y alargadas chalupas (zapatos), el aguerrido Tarzán provocando suspiros en las adolescentes con frases de ¡Papasote te voy a robar!
Fresco en mis recuerdos, grandes carpas alegrando el corazón de chicos y grandes de mi Barrio El Calvario, circos mexicanos: Fuentes Gasca, de Renato, de origen guatemalteco, disfrutando de dos pistas afín de elegir entre uno u otro.
Circos anglosajones: Grand Safari, Flipper y Sisy con el personaje de televisión, Bartok entre otros, sin olvidar a nuestros dignos representantes: Cañonazo de Roberto Funes, Silver Stars, Bototo, Grand Majestic, Atlás de Cirilo Kilo, Yosabeth en honor a la hija de Mauricio Bojórquez (+) y María Teresa Yanes Moreira (+) conocidos como Pánfilo a Puras Cachas y Doña Terésfora, el Circo de los Niños de Arístides Alfaro Samper Chirajito (+), con infantes provenientes de la calle entre otros.
Como olvidar a la cipotada en la rebusca de la entrada rogando a sus padres, amigos o vecinos, trabajando en oficios a cambio de algunas monedas, lo que para un niño del barrió era misión imposible, la ilusión de entrar a galería o luneta, observando a sus artistas preferidos, con la adrenalina a mil, la habilidad del Zorro o Indio Apache lanzando afilados cuchillos al cuerpo de su asistente, las tomadas de pelo de los payasos, o la mortal batalla entre Tarzán y un salvaje león.
Mundo mágico con olor aserrín, papas fritas, palomitas de maíz, manzanas en miel entre otros suculentos manjares, contemplando a través de la raída carpa a una curiosa luna escabulléndose silenciosa con su espléndida luminosidad, convirtiéndose en una espectadora más, mundo de luz, color y diversión, no hubiese sido posible para mi hermano y quien escribe, por el noble corazón del primo Víctor Manuel (+), invitándonos a compartir un momento de solaz esparcimiento.
Sirva de homenaje a su memoria y noble corazón, la vivencia de tan hermosa experiencia en el mundo mágico del circo, legado que hasta el día de hoy realizó con inmenso amor para los niños de El Salvador, ya que “la función debe continuar”.
Aprovecho la ocasión para desear al equipo del Suplemento Cultural 3000, al selecto grupo de columnistas, en especial a ustedes amigos lectores, que sábado a sábado nos honran leyendo cada uno de los artículos publicados, toda clase de bienes y éxitos, que la luz de Belén y el nacimiento del Redentor del Mundo llene de bendiciones sus vidas y la de sus familias.
¡Un feliz año para todos!
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