@DiarioCoLatino
Veinticinco años de ininterrumpida labor en el ámbito de la cultura y la memoria histórica cumple el Museo de la Palabra y la Imagen, aniversario que celebrará con nuevas publicaciones, charlas y exposiciones, que incluyen la representación de El Salvador en el Museo Reina Sofía de Madrid.
El MUPI inicia su actividad pública en 1996 con la presentación del libro Luciérnagas en el Mozote, y la campaña Contra el caos de la desmemoria, con la intención de rescatar archivos históricos en peligro de desaparecer.
En septiembre de ese año, inauguró su primera exposición “La Huella de la Memoria”, y hasta el momento ha producido más de cuarenta exposiciones que han recorrido todo El Salvador, y diversos países.
En estos veinticinco años, el Museo de la Palabra y la Imagen ha rescatado un acervo excepcional representado en fotos, audiovisuales, objetos, obras de arte, manuscritos donados a la institución por la entusiasta colaboración de la sociedad, algunos pertenecientes a personajes como Salvador Salazar Arrué (Salarrué), Claudia Lars, monseñor Oscar Arnulfo Romero, Roque Dalton, Prudencia Ayala, María Mendoza de Baratta, Hugo Lindo, Pedro Geoffroy Rivas, Matilde Elena López, Liliam Jiménez, Amparo Casamalhuapa, Alfredo Massi, y Carlos Cañas, entre otros.
En estos años, el Museo de la Palabra y la Imagen ha participado en la producción de los films 1932 Cicatriz de la Memoria, La Palabra en el Bosque, Puerto El Triunfo, y los dibujos animados Cuentos de Cipotes de Salarrué, y Prudencia Ayala presidenta. Una parte de sus digitalizados acervos audiovisuales pueden consultarse en línea, en el repositorio www.archivomesoamericano.org, o en www.museo.com.sv
En este cuarto de siglo, el MUPI ha publicado una treintena de libros y diez ediciones de su Revista Trasmallo, entre las que se destacan: Luciérnagas en El Mozote, La Terquedad del Izote, El Salvador: unicornio de la memoria, Sagatara mío, Salarrué el último señor de los mares, Morazán recuerdos del futuro, Manual de Derechos de los Pueblos Indígenas, Kabrakán: la Furia de los Dioses, 1932, entre otros.
El MUPI formó parte del esfuerzo de la sociedad civil, que erigió el “Monumento a las Víctimas Civiles de Violaciones a los Derechos Humanos”.