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El Nobel de la Paz premia a los artífices del diálogo nacional en Túnez

Por Pierre-Henry Deshayes/Oslo/AFP

El Cuarteto del Diálogo Nacional tunecino recibió este viernes el premio Nobel de la Paz «por su contribución decisiva a la construcción de una democracia pluralista» en Túnez, cuna y única esperanza de la llamada Primavera Árabe de 2011.

«El Cuarteto se formó a mediados de 2013, en un momento en el que el proceso de democratización peligraba por los asesinatos políticos y los importantes disturbios sociales», destacó en Oslo la presidenta del comité Nobel noruego, Kaci Kullmann Five.

«El premio pretende, ante todo, alentar al pueblo tunecino que, a pesar de los grandes retos, estableció las bases de una fraternidad nacional que, según espera el comité, servirá de ejemplo para otros países», añadió.

El grupo, compuesto por la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), sindicato histórico de Túnez y símbolo de la independencia, la patronal Utica, la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH) y la orden de los abogados, lanzó «un proceso político alternativo, pacífico, en un momento en el que el país estaba al borde de la guerra civil», según el comité.

Su papel fue «crucial» para permitir que Túnez «estableciera un sistema constitucional de gobierno que garantizara los derechos fundamentales para el conjunto de la población, sin distinciones de sexo, convicciones políticas ni creencias religiosas», explicó.

El Cuarteto organizó un largo y complicado «diálogo nacional» entre los islamistas y sus opositores, obligándolos a sacar el país de la parálisis institucional en la que estaba sumido tras la caída del régimen autoritario de Zine El Abidin Ben Alí, en 2011.

Una nueva Constitución fue adoptada a primeros de 2014, y un ejecutivo de tecnócratas sucedió al gobierno dirigido por los islamistas de Ennahda, vencedores de los primeros comicios democráticos del país, para buscar una salida a la crisis política.

El ejemplo tunecino «muestra que movimientos políticos islamistas y laicos pueden trabajar juntos para lograr resultados significativos», dijo Kullmann Five.

Túnez logró su transición política mientras que, a su alrededor, la Primavera Árabe se transformó en caos en Libia, Yemen y Siria, y la represión regresaba a Egipto.

En diciembre, las primeras elecciones presidenciales democráticas de Túnez dieron la victoria a Beji Caid Essebsi, un antiguo responsable de los regímenes de Habib Bourguiba y de Zine El Abidin Ben Alí, que prometió pasar la «página» del autoritarismo.

El premio consagra «el camino de consenso» elegido por su país, declaró Essebsi este viernes.

‘Faro de la esperanza’

El premio Nobel de la Paz es «un homenaje a los mártires del Túnez democrático», declaró este viernes el secretario general del sindicato UGTT, Houcine Abassi.

«Este esfuerzo de nuestra juventud permitió al país pasar la página de la dictadura», añadió.

Ouided Bouchamaoui, líder de Utica, expresó por su parte el «orgullo» de las organizaciones recompensadas que «tuvieron éxito ahí donde los demás habían fracasado».

El primer ministro británico, David Cameron, opinó en Twitter que el premio contribuye a convertir Túnez en «un faro de la esperanza» en la región.

«Debe permitir a Túnez ir aún más lejos en el éxito de su transición», afirmó, por su parte, el presidente francés, François Hollande.

A pesar de sus logros, el país sigue debilitado por los atentados islamistas.

Un atentado en el museo del Bardo, el pasado marzo en la capital, dejó 22 muertos, y tres meses después, en junio, un ataque causó 38 fallecidos en un hotel frecuentado por turistas extranjeros en Susa (este). Ambos actos fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Un diputado de Nidaa Tounès, la primera fuerza política del país, sobrevivió el jueves a un intento de asesinato en Susa.

El Cuarteto sucede a la adolescente paquistaní Malala y al indio Kailash Satyarthi, que recibieron el Nobel de la Paz de 2014 por su labor a favor de la infancia.

Los ganadores recibirán sus premios en una ceremonia que se llevará a cabo en Oslo el 10 de diciembre, fecha del aniversario de la muerte en 1896 del creador del premio, Alfred Nobel, científico y filántropo sueco.

Recibirán una medalla de oro, un diploma y un cheque de ocho millones de coronas suecas (unos 860.000 euros, 973.000 dólares).

La temporada de los premios acabará el lunes con el Nobel de Economía.

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