Elsa Morales
En la edición de CO-LATINO del 14 de junio se destacan declaraciones del licenciado Félix Ulloa, asegurando “el trato mediático que se ha dado al proceso judicial sobre el denominado ‘Saqueo público’ no informa a la ciudadanía sino que crea morbo mediático”.
Retomo las palabras de madre Sofía: “me duele mucho, lo voy a decir lo que están haciendo con Wanda”. Madre Guadalupe expresó “hago un llamado a la justicia clara y precisa”.
La mujer, la creadora de Ciudad Mujer, un programa social que no puede ser ignorado ni en el plano nacional ni internacional, se encuentra hoy destacada en los medios no por su aporte, es por su vínculo personal a una figura pública, los antivalores y no el valor. El legado de esta mujer son los motivos para desprestigiarla, restándole méritos a su trabajo.
El licenciado César Ramírez, en su artículo de opinión del día 14 de junio en CO-LATINO, nos recuerda que el gran objetivo de ataque es Mauricio Funes “el caso, asegura, es una fiesta mediática y morbosa”, agregando “la justicia debe proceder en todo caso apegada al derecho, otorgando el privilegio de la duda a los imputados; no obstante, en este momento por las formas declarativas mediáticas, redes sociales, etc., todos y todas son culpables, la sombra de la muerte civil se extiende sobre las familias, amigos, exfuncionarios”.
Lo anterior nos recuerda cómo acciones de campañas mediáticas se utilizaron en el pasado para acusaciones que justificaron el asesinato de Monseñor Romero, los sacerdotes jesuitas y otros que posteriormente fueron asesinados.
Muy oportuna esa reflexión sobre la historia nacional, hay dos antivalores que están en el fondo de todo esto, EL ODIO Y LA VENGANZA, características propias de la derecha hegemónica, los que controlan el poder económico y político, la que posee y controla los medios de comunicación y a través de ellos imponen su pensamiento hegemónico que forma y deforma la realidad a conveniencia de sus intereses.
El odio y la venganza es contra el expresidente Funes y esto no tiene nada que ver con simpatías o antipatías de tipo personal, recordemos el presidente Funes durante su gestión fue el primer mandatario en pedir perdón públicamente a nombre del Estado salvadoreño a las víctimas de las masacres perpetradas por la Fuerza Armada del periodo de la guerra, reconoció el terrorismo del Estado contra la población civil. Él destapó la corrupción en el caso del robo del dinero destinado a las víctimas del terremoto del año 2001, quitó el control de una compañía extranjera en el caso de la energía geotérmica, fue bajo su mandato que se iniciaron los programas sociales, se destapó la escandalosa corrupción en el MOP y bajo la conducción eficiente y transparente del exministro Gerson Martínez se inicia la construcción del bulevar Monseñor Romero, y tantas otras decisiones que han sido continuadas y mejoradas por el gobierno del profesor Salvador Sánchez Cerén.
Volvamos al odio y la venganza; recordemos cómo en ocasión del fallecimiento de la madre del expresidente Funes, un grupo de personas con odio fueron a realizar un acto de celebración por el duelo que embargaba a Mauricio Funes. Hoy toda la campaña es igualmente de odio y venganza, dañando lo más sensible de una persona: SU FAMILIA, sus seres queridos, sus tres hijos, dos como supuestos cómplices y un menor que sufre la afrenta contra su padre y su madre.
Ya el papa Francisco ha reconocido el martirio de Monseñor Romero como un odio a la fe.
La historia salvadoreña está llena de acciones por odio y venganza, quien desafía el orden establecido está condenado a sufrir el odio y la venganza, sobre estos dos antivalores está montada una campaña.
Ayer fue contra los pueblos originarios, luego fue contra los comunistas y ateos y después contra los sacerdotes no ateos, pero sí guerrilleros, hoy contra los civiles que por medio del voto directo se convirtieron en funcionarios, en servidores públicos, conduciendo a la sociedad salvadoreña bajo valores y principios del bien común.