Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
Una tarde de cielos color sepia, adorna a la Ciudad de las Colinas, anunciando el crepúsculo en el horizonte, una suave brisa juguetea entre los árboles del Parque San Martín de Santa Tecla, en la que mi amigo Ángel Ramiro Calderón, conversa amenamente sobre la vida y obra del padre José Otmaro Alvarenga S.D (+), “El Padre Cuete”, quien fue el primer párroco de la Iglesia de San Antonio de esta localidad en 1949.
El mote de “Padre Cuete”, se debió a su habilidad para manipular cuetes de vara; lo que en teoría se ve fácil, más no en la práctica, ya que, quien se encarga de ello debe conocer la orientación del viento, así como el tiempo exacto para soltarlo, evitando con esto una desgracia no deseada, tal fue su fama que, algunos lugareños de Antiguo Cuscatlán lo recuerdan por su costumbre de anunciar su llegada a dicho municipio detonando un petardo.
El padre Otmaro Alvarenga se caracterizó en vida por su infaltable sotana negra y clásico sombrero, dedicando buena parte de su ministerio a la construcción del templo en mención, por lo que siempre se apoyó de corazones altruistas de la época, así como de la caridad de los negocios de la ciudad, transportando personalmente en una carreta jalada por bueyes, dichas ayudas, a fin de llevar a cabo su objetivo.
Del padre Alvarenga, se conocen varias anécdotas, como una del baúl del recuerdo de mi progenitora; para el caso, cuando adquirió un televisor, el que instaló en la casa cural, a fin de entretener a los niños de escasos recursos del lugar; en cierta ocasión reunió a un grupo de infantes, entre ellos uno de escasa edad, quien portaba un madero en su mano, el cual se sentó frente al aparato, en el momento en que se proyectó una estampida de reses en dirección al chiquillo, provocando que este se asustará y diera un garrotazo a la pantalla, terminando con la vida útil de este.
Otro hecho relevante en su vida, fue el milagroso descubrimiento de una pequeña imagen de San Antonio, durante las obras de construcción del antiguo templo, en el lugar donde estuvo el presbiterio, siendo testigos de este acontecimiento don Fidel Flores, quien era mozo de la obra, un 17 de febrero de 1949, mientras este retiraba la escobilla (utensilio de cerdas atadas para dar lechadas de cal o yeso), así mismo fueron declarantes del hecho don Antonio Javier, Isabel Arias, Delia Meléndez, Ester Alfaro y las hermanas Dominga, Graciela y Luz Carías.
Imposible no recordar el gran apoyo que el padre Otmaro Alvarenga tuvo de parte de muchos colaboradores como el presbítero Juan Vicente Quintanilla, quien en 1949 donó ciento cincuenta y ocho colones con sesenta y cinco centavos a la construcción del templo, así como la donación de un ternerito, gracias a las señoras Luisa de Dubón y Juana de Recinos, el cual fue rifado para tal efecto.
La iglesia de San Antonio fue elevada al rango de parroquia el 22 de enero de 1949, bajo el gobierno eclesiástico de su Ilustrísima reverendísima monseñor Luís Chávez y González (+) sexto arzobispo metropolitano de San Salvador. A lo largo de sus 73 años la parroquia ha sido pastoreada por los presbíteros: José Otmaro Alvarenga (1949 a 1980); Felipe Carlos Gavidia (1980 a 1986); en conjunto con el padre Luís Alonso Coto Flores (+); quien fungió como vicario, Leopoldo Antonio Deras Guillen (1986 a 1987); José Gonzalo López (1987 a 2007); Héctor Figueroa Pacheco (2007 a 2010); Neftalí Isaac Rogel (2010 a 2014); y Juan José Hernández Rogel (2014 a la fecha).
Gracias, padre Otmaro Alvarenga, por su obra en pro de la feligresía tecleña ¡Eso merece un cuete!