Ricardo Olmos
Economista
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La preocupación económica permanente para las economías pequeñas o grandes, ampoule prostate emergentes o no, ed avanzadas o no, buy cialis es el crecimiento económico que desencadene procesos de desarrollo de las capacidades productivas de cada uno de los países generando empleo e ingresos, y por supuesto, bienestar para la población más vulnerable.
Para el logro de esa finalidad existe el consenso que el comercio internacional genera crecimiento en las economías, pero se sabe que no todas participan con las mismas oportunidades, dada su estructura económica pre existente que a lo largo de los años se ha conformado con déficit estructurales que reducen su vocación exportadora como es el caso de la economía salvadoreña.
Por cierto las recomendaciones ofrecidas en el más reciente informe quinquenal sobre comercio del Fondo Monetario Internacional (http://www.imf.org/external/np/pp/eng/2015/020215.pdf) del 27/02/15 fueron prácticamente asumidas por El Salvador desde hace más de quince años sin obtener los resultados previstos. Nuestro país posee una de las economías más abiertas al comercio internacional, sin embargo los resultados han sido contrarios a las expectativas generadas habiéndose tenido oportunidades para la integración a las cadenas globales de valor que se plantea en el referido documento.
A lo largo de los años ha existido la creencia que basta con abrirse al mercado o comercio exterior, reduciendo los aranceles a las importaciones, subsidiando exportaciones o realizando tratados de libre comercio, etc. para dinamizar la economía hacia el mercado externo. Sin embargo, los resultados indican que no es solamente abriéndose al comercio exterior y aprovechando los flujos de inversión extranjera y/o que el aparato económico aproveche las oportunidades económicas externas a través del comercio internacional para que mejore la economía de un país, sino que en principio es más importante rediseñar el aparato productivo a partir de la cadena de productos con vocación exportadora para que esas oportunidades sean plenamente aprovechadas con un modelo económico que genere cambio estructural para beneficio de las mayorías productivas nacionales.
¿Qué es entonces lo que desencadena procesos de crecimiento económico en el mundo? ¿Es solamente el comercio internacional? ¿Cuáles son las condiciones básicas para liberar procesos virtuosos en mayor número de empresas, nuevos sectores económicos con mejora tecnológica, nuevas modalidades de uso de la técnica que eleve la productividad laboral y genere al mismo tiempo niveles de producción y empleo decente en el país? ¿Ese papel le corresponde y puede estar en la inversión extranjera o le corresponde a la inversión salvadoreña inicialmente? ¿Qué es primero?
Muchos afirman que sin inversión extranjera no despegará la economía salvadoreña. ¡Grave error! Siguen creyendo que esa es una de las soluciones al actual marasmo económico que atraviesa la economía salvadoreña. Los argumentos que se escuchan por los medios de comunicación son variados y se centran en que los niveles exiguos de crecimiento económico del país se deben a la pérdida de captación de inversión extranjera versus lo que otros países han venido captando a lo largo de los últimos años. Se afirma, por ejemplo, que la economía de El Salvador no crece porque existe un ingreso de capital e inversión extranjera menor que la observada en Centroamérica.
En el fondo el planteamiento es que no se aprovecha el ahorro y capital externo para el financiamiento de las diferentes actividades económicas, y que El Salvador, no ha realizado su mejor esfuerzo para atraer las inversiones extranjeras.
Creer de manera ciega que el flujo libre de capitales es la solución a los problemas de baja inversión es otro de los mitos económicos no superados por algunos agentes económicos en el país. Sin embargo, existe el consenso que “la movilidad del capital no parece ser el factor que permitió la convergencia entre países, o por lo menos no el factor principal. Ninguno de los países asiáticos como Japón, Corea o Taiwán o más recientemente China, gozó de inversiones extranjeras masivas…” (T. Piketty, 2014,p.87). No se puede considerar como regla que es la inversión extranjera la que superará la escasez de inversión nacional.
Se confirma por los hechos que la libre circulación de capitales no garantiza la mejora sustantiva de los ingresos por habitante, aunque puede mejorar el nivel de producción por habitante. La perfecta movilidad de los capitales a nivel mundial, en dado caso existiera, parece que no reduce las desigualdades, no hay evidencia, además, que haya generado formación y calificación del factor trabajo, de una mayor tecnología y mucho menos de nuevo capital humano cuando se revisa la experiencia de los países recientemente industrializados.
¿Es el capital privado internacional el sector clave en los procesos de crecimiento económico y que son imprescindibles para el desarrollo económico de los países centroamericanos?
Confiar en elementos externos para desencadenar el crecimiento económico y el desarrollo de países como El Salvador es otra de las ilusiones que se han mantenido en algunos, que por cierto, generan opinión ¿Por qué no confiar en las capacidades nacionales? Es recomendable construir ese cambio estructural a través de un nuevo modelo económico que requiere nuestro país, poniendo más énfasis en la articulación del aparato económico desde su oferta y demanda intersectoriales propias. La integración del aparato productivo con la cadena de productos por ramas, sectores y sub sectores productivos sin despreciar las cadenas de productos regionales deberá partir de la demanda nacional del aparato productivo salvadoreño y es la base de la estrategia que debe repensarse para el caso de los países de renta baja como El Salvador. A nivel regional, es más que importante la integración hacia adentro y a hacia afuera, y el contexto más inmediato para países como los nuestros, es la región de Centroamérica, con proyectos binacionales o trinacionales de interés para los capitales de cada uno de los países. Los organismos de planificación tienen un papel singular y estratégico en este momento histórico que se vive. Es la oportunidad para realizar esos proyectos a nivel regional.
El Plan Quinquenal de Desarrollo es la herramienta que puede conducir y entusiasmar proponiendo las tasas internas de retorno en determinados sectores económicos, para que las empresas de todo tamaño se vinculen, se interesen y participen en los proyectos específicos claves, generen la confianza y sean detonantes de producción y empleo local. Solo de esa manera vendrá inversión extranjera, cuando los salvadoreños y centroamericanos mostremos que es posible construir acuerdos con proyectos productivos claves para el desarrollo nacional y regional.