Por Stuart Williams
Estambul/AFP
El papa Francisco y el patriarca ortodoxo Bartolomeo I dieron el domingo en Estambul un nuevo impulso al acercamiento entre sus dos Iglesias, separadas desde hace más de un milenio, para defender a los cristianos de Occidente, amenazados por los yihadistas en Irak y en Siria.
En el tercer y último día de la primera visita papal a Turquía, los dos dignatarios defendieron vehemente sus comunidades y aseguraron, en una declaración común, que no pueden resignarse «a un Medio Oriente sin cristianos».
«Muchos de nuestros hermanos y hermanas están siendo perseguidos y se han visto forzados con violencia a dejar sus hogares», lamentaron en el texto difundido este domingo. «Y, por desgracia, todo esto acaece por la indiferencia de muchos».
La ofensiva que lanzaron en junio los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria dejó a centenares de miles de desplazados, entre ellos decenas de miles de cristianos víctimas de exacciones.
«La terrible situación de los cristianos y de todos los que están sufriendo en el Medio Oriente, no sólo requiere nuestra oración constante, sino también una respuesta adecuada por parte de la comunidad internacional», insistieron Francisco y Bartolomeo I en el documento firmado tras una «divina liturgia» de más de dos horas.
La ceremonia celebrada en la Iglesia Patriarcal de San Jorge, a orillas del Cuerno de Oro de Estambul, puso el broche final a un viaje que también tenía por objetivo estrechar las relaciones entre la Iglesia Católica Romana y las iglesias ortodoxas.
«Lo único que desea la Iglesia Católica y que yo busco como obispo de Roma es la comunión con las iglesias ortodoxas», aseguró Francisco tras la liturgia.
La presencia del papa en Estambul – anteriormente conocida como Constantinopla, antigua capital del mundo cristiano bizantino – ha tenido una carga fuertemente simbólica.
El papa y el líder ecuménico han trabajado mucho en los últimos meses para crear un acercamiento entre las iglesias cristianas occidentales y orientales, divididas desde el cisma de 1054.
«La Iglesia católica no busca imponer una exigencia cualquiera, sino la de la profesión de la fe común», aseguró Francisco.
‘Cordial y sereno’
Para ilustrar sus palabras, los dos dignatarios, que se consideran amigos, aparecieron cogidos de la mano y se abrazaron en el balcón del Fanar, la sede del patriarcado, ante los aplausos de una pequeña reunión de fieles.
La perspectiva de una reunificación parece, sin embargo, complicada, dada la rivalidad existente entre las distintas Iglesias ortodoxas, en particular las de Rusia y Constantinopla.
En su declaración, el papa y Bartolomeo I destacaron «un ecumenismo del sufrimiento» como factor de acercamiento.
La comunidad cristiana de Turquía es minúscula (apenas 80.000 creyentes entre 75 millones de musulmanes), pero también extremadamente heterogénea. En ella se encuentran armenios, griegos ortodoxos, franco-levantinos, sirio ortodoxos y caldeos.
De estos, solo las comunidades franco-levantinas y caldeas consideran al papa su líder espiritual.
Antes de dejar Estambul esta tarde, el papa se reunirá con jóvenes cristianos que tuvieron que abandonar Irak y Siria por los conflictos para refugiarse en la mayor ciudad de Turquía.
El pontífice aprovechó sus discursos para condenar con firmeza el atentado perpetrado el viernes contra la mezquita de Kano en Nigeria, atribuido al grupo islamista Boko Haram, que calificó de «pecado extremadamente grave contra Dios».
Francisco y Bartolomeo también dedicaron palabras al conflicto que enfrenta al ejército ucraniano y a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
«Oramos por la paz en Ucrania, un país con una antigua tradición cristiana, y hacemos un llamamiento a todas las partes implicadas a que continúen el camino del diálogo y del respeto al derecho internacional», reza su declaración conjunta.