Ciudad del Vaticano / AFP
En su primera misa del año 2020, el papa Francisco tachó de «profanación» el miércoles la violencia contra las mujeres y la explotación de sus cuerpos a través del «consumismo» y «la pornografía».
«Las mujeres son fuente de vida. Sin embargo, son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre», consideró el sumo pontífice en su homilía, pronunciada en la basílica de San Pedro.
Subrayando que «el renacer de la humanidad comenzó con la mujer», el papa argentino consideró que «toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer».
«De cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad», agregó, lamentando que ese cuerpo «se sacrifique en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía, explotado como un terreno para utilizar».
«Debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado», continuó el pontífice, en el cargo desde 2013.
Según la tradición católica, Jesucristo fue concebido y nació aunque su madre, María, fuera virgen.
Para el papa, la maternidad es a menudo «humillada, porque el único crecimiento que interesa es el económico».
Francisco, comprometido con la situación de los migrantes, recordó que muchas madres «se arriesgan a emprender viajes penosos para tratar desesperadamente de dar un futuro mejor al fruto de sus entrañas».
A su llegada, esas mujeres y sus niños suelen ser «consideradas como números que sobrexceden el cupo por personas que tienen el estómago lleno, pero de cosas, y el corazón vacío de amor».
En su primera liturgia del año, tradicionalmente dedicada a María, el papa también puso de relieve la importancia del papel de las mujeres en la sociedad y en la resolución de los conflictos.
«La mujer manifiesta que el significado de la vida no es continuar a producir cosas, sino tomar en serio las que ya están», dijo el papa argentino. Las mujeres «saben ‘ver en profundidad’ a la persona más allá de sus errores, al hermano más allá de sus fragilidades», prosiguió.
«Si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de toda mujer», aseveró el papa, señalando que «la mujer es donante y mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de decisiones».
Francisco también hizo un llamado a los católicos y a toda la Iglesia a acercarse a María para encontrar la «unidad», denunciando la tentación de «dividirla, poniendo en primer plano las diferencias, las ideologías, los pensamientos partidistas y los bandos».
Para el papa, a menudo criticado por los círculos conservadores, la Iglesia católica no tiene que ser analizada «a partir de sus estructuras, programas y tendencias», sino a través de «su corazón».