Ciudad del Vaticano / AFP
Catherine Marciano
El papa Francisco pone rumbo el miércoles a tres países de África y el océano Índico –Mozambique y Madagascar, dos naciones muy pobres, y la turística Mauricio– en los que abogará por la paz y la justicia social.
Jorge Bergoglio, que conoció de cerca las villas miseria de Argentina, espera también expresar su proximidad con una de las regiones más desfavorecidas del planeta, víctima de las catástrofes sanitarias, el cambio climático y la inestabilidad.
El «papa de los pobres», quien realizará su segundo viaje pontifical al África subsahariana entre el 4 y el 10 de septiembre, se quedará en las capitales de los tres países.
Una decepción para los mozambiqueños que viven en la precariedad en Beira (centro), segunda ciudad del país y escenario en marzo del paso del ciclón Idai, que dejó 600 muertos y cientos de miles de personas sin hogar.
Seis meses después, muchos de los afectados siguen careciendo de un techo y de comida.
«Esperaba que el papa pisara el suelo de Beira», reconoció a la AFP Maria da Paz, una habitante católica de 45 años de esta ciudad, a la que le consolaba la idea de que algunas víctimas vayan a estar cerca del papa en Maputo, la capital. Desde ahí, «el papa nos abrazará a todos», afirmó.
«Aunque no pueda ir más que a la capital, mi corazón se une a ustedes y los abraza a todos, en especial a quienes viven en la dificultad», dijo el papa en un mensaje de video en portugués dirigido a los mozambiqueños.
– «Nota de esperanza» –
Con motivo de la excepcional visita del papa a este país de mayoría cristiana, el gobierno dedicó, a pesar de la situación, 300.000 euros para los preparativos, según el ministro de Relaciones Exteriores, José Pachecho, incluyendo la reparación de la catedral de Maputo y de calles de la capital.
La visita se produce un mes después de la firma de un histórico tratado de paz entre el gobierno y la Renamo, la antigua rebelión reconvertida en principal partido de la oposición. La mortífera guerra civil que los enfrentó terminó hace 27 años, pero la Renamo nunca se desarmó del todo.
En su mensaje de video, el papa pidió un refuerzo de «la reconciliación fraternal en Mozambique y en África, la única esperanza para una paz sólida y duradera».
«El papa llevará una nota de esperanza a los habitantes, que volverán a levantar la cabeza», deseó en declaraciones a la AFP el obispo de Pemba (norte), Luiz Fernandes.
«Hablará sobre los conflictos, sobre la necesidad de unir a todo el mundo, fuerzas gubernamentales y sociedad civil», predijo. «Seguramente hablará de compartir la riqueza, de justicia social. Porque no hay paz sin justicia social».
Francisco podría erigirse también contra el fanatismo, ya que la provincia de este obispo está golpeada desde hace dos años por ataques yihadistas que dejaron más de 300 muertos.
– Fervor malgache –
Donde más tiempo pasará Francisco será en Madagascar, uno de los países más pobres del planeta, en el que tres cuartas partes de los habitantes viven con menos de dos dólares diarios.
El papa, que hablará entre otros ante los obreros de una cantera, es esperado con impaciencia en la Gran Isla, de mayoría cristiana.
«Prevemos que 800.000 personas asistirán a la gran misa celebrada por el papa», precisó a la AFP el reverendo Gabriel Randrianantenaina, secretario coordinador de la conferencia episcopal local.
Para la ceremonia se acondicionó un terreno de unas 60 hectáreas en la parte norte de la capital, donde las fuerzas de seguridad estarán preparadas para evitar una posible avalancha, algo que ya ocurrió en el pasado con saldo mortal.
El papa concluirá su viaje con una visita relámpago a la isla de Mauricio, una democracia estable situada al este de Madagascar. El obispo espera recibirlo como a un «peregrino ecologista» y empezó a plantar en su honor unos 200.000 árboles.
Esta pequeña república, de mayoría hindú (52%) pero con unas importantes minorías cristiana (30%, principalmente católicos) y musulmana (18%) espera celebrar su diversidad cultural y religiosa.
«No será una visita del papa católico, sino al pueblo mauriciano en toda su diversidad religiosa», destacó el cardenal Maurice Piat, obispo de Port-Louis.
El papa Juan Pablo II visitó estos tres país hace una treintena de años.